Soy La Mate Del Alfa (Libro 1 de la saga: Secretos De Luna) {Editando}

*Especial Iván*

Meses después...

Logre escuchar que Anna y Josefina saldrían a comprar unos adornos para el baby shower. Ya que a mi cuñada le falta solo un mes para dar a luz.

Y  gracias a mis habilidades de persuasión, convencí a mi hermano de realizar un recorrido con Adam que seguramente terminara en el centro comercial.

Así que ahora me encuentro esperando a Daniela en nuestro lugar de siempre.

Ya ha pasado 4 meses desde que nos convertimos en amantes y nunca me he sentido tan feliz, como cuándo estoy con ella. Quizás esta euforia que siento es lo más parecido a tener una mate, que conoceré.

Después de todo aquella rubia de ojos azules, que ame con todo mi corazón, no fue para mí.

*Flashback:

Hoy es mi cumpleaños y mi cosito 2 decidió que viniéramos de viaje a Londres, ¿Por qué? No tengo idea, solo sé que Vladimir me aseguró que éste cumpleaños iba a ser inovildable. 

Londres es una ciudad muy bonita, pero no es de mis preferidas. Pero como quería pasar mi cumple lejos del amargado de mi hermano, tome el primer vuelo que encontré y ahora estoy caminando sin rumbo por sus calles.

- ¿Sientes ese olor? -le pregunto a Vladimir al sentir un aroma a frambuesas con menta-. Es delicioso.

- El único olor delicioso que siento es el de aquella chica A+ -dice refiriéndose al tipo de sangre-.

- Me das asco -lo miro feo-. No sé cómo soy amigo de un vampiro tan despreciable como tú. -Él se ríe-.

- Quizás porque en el fondo me amas -comenta pestañeado excesivamente. Me quedo pensativo unos minutos-.

- Es cierto, cosi -salto a sus brazos como la propia chica y el me atrapa en el aire-.

Nos privamos de la risa al ver como las transeúntes nos miran como dos bichos raros.

- ¿Quizás sea el olor de tu compañera? -menciona al deshacer el abrazo-.

- ¿Tu crees? -pregunto incrédulo-.

- Supongo, porque eres el único que siente el olor -miro mis zapatos-. ¿No piensas ir a buscarla?.

- Tengo miedo.

- ¿De qué? Ni que tu compañera te fuera a comer. Al menos no de ese modo -ríe con malicia. Lo golpeó levemente en la espalda-.

-  Tengo miedo de no ser suficiente para ella -confieso cabizbajo-.

- No seas tonto -me golpea el hombro-. Tu mate será muy afortunada de tenerte como pareja. Eres el hombre más genial que he conocido.

- Si continuas voy a creer que estás enamorado de mi -bromeo-.

- Quizás un poquis -me sigue el juego. Ambos nos reímos-.

- Espero que el día que encuentres a tu alma gemela yo este presente, para burlarme en tu cara.

- Faltan muchos años para que nazca -dice con pesar-.

- Ya verás que la espera valdrá la pena -lo animo-.

- Vamos por tu mate -me empuja cambiando de tema-. No seas cobarde.

Asiento y nos encaminamos  hasta llegar cerca del río y allí la logre divisar: una rubia preciosa de ojos azules, alta y con la piel blanca como la nieve.

'Sencillamente perfecta' -habló mi lobo-.

- Suerte, campeón -dice mi amigo dándome una nalgada-.