Capítulo 37 √

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.*Adam*.

Desde el primer momento en que vi a la mate de Adolfo supe que era muy distinta a Sophie, y en el rato que comparti con ella pude establecer las claras diferencias entre ambas:

√ Anna es un ser cuya alma destila bondad, humildad, sensibilidad, amabilidad, paz y armonía. En cambio a Sophie la rodea un aura turbia, llena de soberbia, envidia y malos deseos.

√ Al lado de Anna puedes relajarte y respirar libremente. Cerca de Sophie te asfixias como si estuvieses inhalando mercurio en vez de oxígeno.

√ Anna trata a todos con respeto y cortesía, como si fuesen sus iguales. Sophie cree estar por encima de todos, como si fuese una deidad, por lo que los trata como basura.

√ Hablé más con Anna en esas dos horas que con Sophie en todos los años que tengo conociéndola, y eso que siempre nos veíamos ya que era uno de los mejores amigos de Adolfo.

√ Todas las cualidades de Anna la hacen brillar como una estrella, con luz propia. Muy diferente de Sophie que debe robarle la luz a los demás para poder resaltar.

Honestamente no sé qué le vio Adolfo a Sophie, sí tiene buen físico, no lo voy a negar, pero eso no basta para soportarla por tantos años; el carácter y los sentimientos de ella eran muy diferentes a los de mi amigo, por lo que concluí que ellos dos sencillamente no pegan ni con cola.

—Es una lastima que Adolfo por culpa de Sophie vaya a perder a una gran mujer como Anna —meditó en voz alta mientras observo el techo de mi recámara por milésima noche. —Una gran mujer al igual que…

Sin pensarlo demasiado sacó el celular de abajo de mi almohada y me pongo a ver las fotos de ella.

Aunque no me gusta admitirlo cada noche antes de dormir, al menos cada vez que el cargo de conciencia no me deja conciliar el sueño, me pongo ver las fotos de mi amor prohibido.

—¿Por qué tuve que poner mis ojos en ti? —le pregunto a la foto y antes de poder seguir contemplando la belleza de esa chica de ojos oscuros oí unos pasos apresurados en el pasillo.

Inmediatamente las alarmas en mi cuerpo se activaron y esperé pacientemente, parado frente a la puerta, al lobo que entró colérico a mi habitación.

—¿Qué suc… —No pude terminar de formular la pregunta porque un puño golpeó mi cara.

—¡ERES UN MALDITO TRAIDOR! —exclama antes de comenzar a golpearme, sin ningún motivo aparente.

Sin embargo, para mí estaban más que justificados sus golpes; así que sólo me coloque en posición de defensa y deje que se desquitara conmigo.

—¡BRAD, BASTA! —la voz de Iván se cuela en mi cavidad auditiva. —¡DETENTE! ¡VAS A MATARLO!

Eso era lo que merecía, morir en sus manos, porque nunca debí traicionar la confianza que había depositado en mí. Nunca debí fijarme en la mate de mi mejor amigo. Nunca debí robarle algo tan importante, como lo es el amor de su mate.

No sé cómo se las ingenió Iván para quitarme a Brad de encima, ya que en un momento de distracción caí al suelo y él comenzó a arremeter más contra mí

—¡YA CALMATE, HOMBRE! —Gritó pero Brad seguía luchando para liberarse de su agarre y terminar lo que empezó.

—Lo siento, no fue mi intención. Jamás quise que esto pasara —logro articular luego de escupir la sangre que tenía en la boca.

—¿De qué estás hablando? —cuestionó Iván.

El único de mis amigos que estaba al tanto de mis sentimientos por Josefina era Adolfo.

Soy La Mate Del Alfa (Libro 1 de la saga: Secretos De Luna) {Editando}Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα