San Valentín

12.3K 1.1K 714
                                    


- Natasha, entrégame el informe que te pedí por favor. - Loki comunicó a través del intercomunicador que lo unía con su secretaria. 

- Está sobre su escritorio, señor. -

- Cierto. - Lo tenía delante de su propia nariz y no lo había visto, pensó con fastidio. - ¿Y puedes pasarme el total de ventas del último trimestre? - Agregó con impaciencia. Quería dedicarse de lleno a eso.

- Señor... son las siete y es San Valentín... tengo una reserva con mi esposo en menos de una hora  y media. - La muchacha repuso molesta y Loki resopló con cansancio. ¿A quién demonios se le ocurría celebrar algo tan tonto? Pensar en festejar el "amor" sólo le producía náuseas. Sensible perra llorona. ¿Quién la necesita?

- Vete. Pero mañana te quiero aquí a primera hora sin excusas. - Ordenó sin un ápice de simpatía en su voz. Si tenía que dejarla ir, al menos la obligaría a volver a horario.

- Sí, señor. Hasta mañana. Feliz San Valentín... - 

- Como sea. - Respondió cortante y volvió a hundir su nariz en los papeles.

Natasha guardó sus cosas, se puso su abrigo, y tras desear que a su desagradable jefe se lo montase un oso gigante de San Valentín, salió corriendo para llegar a tiempo a su cita.

*       *      *        *

Loki salió de la oficina cuando el cielo ya había oscurecido por completo. Miró su reloj que marcaba las 20:00, y tras cubrirse con su amplia bufanda, salió a la fría noche caminando con ligereza.

Meditando sobre la perspectiva de cenar afuera o en su propia casa, continuó con su recorrido hasta que algo le llamó completamente la atención. Un conejo gigante que parecía más de pascuas que otra cosa, se esforzaba por llamar la atención de los transeúntes con rosas rojas.

Perdedor.

Pero al menos ese inútil lo mantendría entretenido un buen rato hasta que le diesen ganas de volver a su departamento a cenar. Después de todo era divertido observar como las personas destacaban su hipocresía en fechas comerciales como esas, fingiendo un perfecto amor, cuando el resto de los días del año se engañaban, lastimaban, etcétera. Y un conejo deforme como ese no se veía todos los días.

Tomó asiento en una de las mesas que estaban afuera del café que eligió para tener una mejor panorámica. Decidió dejarse su saco de paño negro dado que la temperatura iba descendiendo rápidamente, y tras pedirse una humeante taza de café negro, se dispuso a disfrutar del espectáculo.

Dio un sorbo y sonrió maliciosamente al ver que una pareja de jóvenes le pedía  una fotografía al conejo de pascuas. No podía ver el rostro de la persona que portaba el traje, pero si de algo estaba seguro es que no debía estar pasándola nada bien. Una leve punzada de lástima lo aguijoneó muy desde el fondo, pero decidió ignorarla. Él no era una persona compasiva. Todos tienen lo que se merecen.

- ¿Loki? - Una familiar voz llegó hasta sus oídos y maldiciendo por dentro, levantó los ojos hacia la figura que tenía en frente. El destino debía estar burlándose de él.

- Fandral. - Respondió cortante tratando de mantenerse imperturbable. Hacía al menos cinco años que no sabía de él, y hubiera preferido continuar así.

- ¿Cómo has estado? - Inquirió el hombre con una sonrisa que tiempo atrás hubiera derretido su corazón. Ahora le resultaba vacía y falsa. Como el amor que habían compartido.

- Bien. ¿Tú? - El karma probablemente lo estaba castigando por burlarse del ridículo conejo mutante.

- Bien. Esperando a mi pareja, se quedó atrás haciendo unas compras. - Respondió con simpatía y el ego de Loki cayó estrepitosamente de donde fuese que estuviera. El muy condenado infiel tenía un prometido, y él estaba más solo que un perro.  - ... ¿Y tú? ¿Esperas a alguien? - Agregó el idiota y tras observar al conejo que al parecer vendía su segunda flor en lo que llevaba ahí, se le ocurrió una idea.

THORKI - Colección de One-ShotsOnde histórias criam vida. Descubra agora