THORKI - Colección de One-Shots

El elixir del olvido.

Advertencia: Sad.

Loki miró el líquido color ámbar perdido entre sus pensamientos. Finalmente lo había logrado. Tras una exhaustiva búsqueda por todos los libros de pociones y hechizos que había encontrado, él tenía lo que deseaba.

La poción para olvidar a Thor.

Había estado muy decidido a prepararla, pero ahora que la tenía entre sus manos, brillando dentro del pequeño frasco, ya no estaba tan seguro. ¿Realmente quería hacerlo?

Era extraña la idea de imaginar que pudiera ver a Thor, pero sin verlo realmente. Como miraría a un desconocido al pasar, sin un gramo de importancia.

Thor era la persona más importante de su vida, y lo amaba como a nadie. ¿Pero podría realmente reducir todo ese amor a una tonelada de indiferencia?

Su mente le pedía a gritos que lo hiciera, aferrándose a cada motivo lógico que encontraba para convencerlo. ¿Su corazón? Bueno, él contaba otra historia. Ningún corazón quiere arrojar a la basura todo el amor y las ilusiones que tiene.

¿Pero a dónde lo había conducido su corazón hasta ahora? Al fondo de un profundo pozo lleno de dolor. El dolor de saberse enamorado de una persona que estaba comprometida con alguien más, y que jamás lo miraría a él con los ojos de un enamorado.

Con los ojos con que Loki miraba a Thor cada vez que nadie lo veía.

¿Y cómo no mirarlo así?

Su cabello dorado le recordaba al más cálido día de verano, tan brillante que Loki moría por enterrar sus dedos en esas finas hebras. ¿Sus ojos azules? Había viajado cientos de veces y ninguna piedra preciosa que había encontrado en sus destinos se había asemejado al color de sus preciosos ojos. Pero lo que en realidad más amaba Loki, era la nobleza de su amado.

Thor tenía el doble de benevolencia que el resto de los asgardianos que él conocía. Si alguien necesitaba ayuda, él la brindaba sin dudar. Era sumamente protector. Y su valentía equiparaba a la perfección con su dulzura.

En pocas palabras, Loki amaba todo de Thor. Era imposible no hacerlo.

Pero ya no más. No tenía caso vivir a la espera de un milagro. Loki nunca había creído en los milagros después de todo. Y aunque había sido tentado incontables veces con la idea de encantar a Thor para que lo amara, jamás se había sentido correcto. ¿Cómo podría vivir sabiendo que su amor era sólo producto de un hechizo?
Él quería ser amado mereciéndose ese amor, ganándoselo. No por medio de un engaño.

Pero ya había perdido. Había perdido desde el día en que Thor había posado sus hermosos ojos en Lady Sif. Y nadie podía culparlo. Ella era atractiva, valiente, determinada, honesta. Algo con lo que Loki jamás había podido competir. Y aunque odiaba admitir la derrota, siempre había sido así. Nunca había existido ni una mínima chance de ganar el corazón de Thor.

Era hora de aceptarlo.

Volvió a concentrarse en el líquido ámbar, mientras lo removía dentro de la botella transparente. ¿Por qué si la solución a su problema estaba en su mano, era tan difícil tomarla?

Dos golpes en la puerta lo sacaron de su ensimismamiento. Dejó la botella sobre el buró, escondida detrás de un grueso libro, y abrió la puerta con su usual máscara de indiferencia. Una máscara que casi cae cuando la presencia de su hermanastro llenó el umbral. Su ancha sonrisa iluminando todo como un rayo de sol.

¿Realmente podría dejar de sentir cientos de mariposas aleteando en su vientre al verlo?

- Thor. ¿Qué haces aquí? - Inquirió con falsa frialdad, y el joven ingresó a sus aposentos sin pedir permiso. Así como le había robado su corazón años antes.