Las Maldiciones Imperdonables

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Disclaimer: Nada de Harry Potter es de mi propiedad, los personajes y todo lo relacionado a la historia canon que pueda aparecer, a excepción de lo creado y modificado por mi persona, pertenecen a J.K. Rowling.

Summary: Harry Potter, un muchacho consciente de la magia, con una gran inteligencia, pero roto por culpa del maltrato de sus parientes. Hasta que por azar del destino, su vida va a cambiar completamente y ya nada va a volver a ser igual.

El Orden Natural de Las Cosas.

Año IV

Capítulo XXXIX

"Las Maldiciones Imperdonables"

~0~0~

—DIALOGO NORMAL—

—(PENSAMIENTO)—

—"PARSEL"—

~0~0~

A pesar de que la tormenta se había terminado, el techo del Gran Comedor seguía teniendo un aspecto muy lúgubre. Durante el desayuno, las nubes grises rondaban por todos lados dando una imagen funesta a todo el lugar, mientras Harry, Daphne miraban sus nuevos horarios. Unos asientos más allá, Fred, George y Lee Jordán discutían muy concienzudamente la forma de envejecer mágicamente y de esta manera poder engañar al juez para poder participar en el Torneo de Los Tres Magos.

—Hoy tengo toda la mañana afuera —dijo Harry, Daphne se pegó al hombro de Harry y comparo puso su horario al lado del de su novio.

—mmm, lo único que no compartimos es Herbología e Historia de La Magia. Herbología vos lo tenes los lunes por la mañana yo los martes a la mañana e Historia de La Magia, vos los martes y yo los lunes —comentó Daphne —. Pero el resto de las materias las tenemos juntos. —agregó sonriendo.

Harry caminó en silencio y pensativo hacia el invernadero 3; pero una vez dentro, la Profesora Sprout lo distrajo de estos al mostrar a la clase las plantas más feas que Harry había visto desde las mandrágoras. Desde luego, no parecían tanto plantas, sino más bien como gruesas y negras babosas gigantes que salían verticalmente de la tierra. Todas estaban algo retorcidas, y tenían una serie de bultos grandes y brillantes que parecían llenos de líquido.

—Son bubotubérculos —les dijo con énfasis la Profesora Sprout —. Hay que exprimirlas, para poder obtener el pus...

—¿El qué? —preguntó Seamus Finnigan, con asco.

—El pus, Finnigan, el pus —dijo la Profesora Sprout —. Es extremadamente útil, así que espero que no se pierda nada. Como decía, van a obtener el pus en estas botellas. Tienen que ponerse los guantes de piel de dragón, porque el pus de un bubotubérculo puede tener efectos bastante molestos en la piel cuando no está diluido.

Exprimir los bubotubérculos resultaba extrañamente satisfactorio para Harry. Aunque resultaba algo desagradable cada vez que salía el líquido amarillo verdoso que olía intensamente a petróleo era como si cada estrés del cuerpo desapareciera. Lo fueron introduciendo lentamente en las botellas, tal como les había indicado la Profesora Sprout, y al final de la clase habían juntado varios litros.

—La Señora Pomfrey se va a poner muy contenta —comentó la Profesora Sprout, tapando con un corcho la última botella —. El pus de bubotubérculo es un remedio excelente para formas más persistentes de acné. Va a hacer que los estudiantes eviten recurrir a ciertas medidas desesperadas para quitarse los granos.

—Como la pobre Eloise Midgen —dijo Hannah Abbott, en voz baja —. Intentó quitárselos mediante una maldición.

—Una muchachita bastante tonta —afirmó la Profesora Sprout, negando con la cabeza —. Pero al final la Señora Pomfrey consiguió ponerle la nariz donde la tenía.

Obsoleto - El Orden Natural De Las Cosas - ObsoletoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora