Capítulo 14

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El viernes llega demasiado rápido. Me siento aliviado, necesito un descanso del ambiente escolar (Como la mayoría de las veces).

—Emma necesito una malditas vacaciones.

—Espérate unos días, Estamos en marzo, en cuestión de días, serán las vacaciones de Semana Santa.

—Las necesito Ya, la escuela me está consumiendo.

—Y eso que solo estamos a mitad del segundo año.

—Está siendo pesado.

—Tranquilo, Ya es viernes, Mañana podrás pasarte todo el día acostado, sin hacer nada.

—Lo malo de esto, es que cuando uno planea pasarse todo el día acostado o haciendo algo de provecho, terminas haciendo totalmente todo lo contrario.

—Lo se. Vamos a la cafetería por donitas.

—Vamos.

Llegamos a la cafetería. En una charola hay pequeñas donas de varios sabores, chocolate, fresa, vainilla, coco, Cubiertas de azúcar Glass. Mis papilas gustativas se activan, comienzo a salivar.

—Son tan pequeñitas—Emma habla con una voz Tan infantil y linda. Mi corazón se encoge. Sus mejillas son rojas, sus ojos son brillantes. La escena Me llena de ternura.

—Si que lo son—Miro a la señora que atiende la cafetería—Puede darme diez Donas de todos los sabores y dos capuchinos, Por Favor.

—¡Claro! En un momento te atiendo—Me mira sonriente.

—Lo peor es que te sigues preguntando porque estamos gordos—Habla Emma sonriente,

—Basta, no hay que pensar en cuanto vamos a subir, si no en lo deliciosas que son las donas junto al café.

—Me gusta tu idea.

Me giro hacia la señora que atiende la cafetería. Pago y me entrega una bolsa de papel con las donas dentro. Con una mano toma la bolsa y junto a un café.

—Emma, Puedes sostenerlo por favor.

—Si.

Tomo el otro café, recibo mi cambio y lo guardo en la bolsa trasera de mi pantalón. Observó sonriente a Emma.

—Comamos esas Donas.

Nos sentamos en una mesa para dos. Comenzamos con una dona cubierta de caramelo con palomitas de maíz, rellena de mermelada de fresa.
Emma tiene los ojos lloroso.

—Esto es lo más rico que he probado en mi vida—Se termina la dona de un mordisco. Da un sorbo a su café, cierra los ojos y disfruta del delicioso sabor de los alimentos.

Tomo una y la pruebo. Está en los cierto, la amargura del caramelo, lo salado del maíz, el dulzor por la mermelada de fresa, la fina capa de hojaldre. Comienzo a salivar. Doy un sorbo a mi café, la experiencia se vuelve el doble de buena. Terminamos con todas las donas, la sensaciones que nos provocaron fueron divinas.

La mejor noticia que he recibido en día llego después del descanso; las clases restantes serán libres, podemos quedarnos en la escuela o irnos a nuestras casas. Emma decide irse con Sara, Yo decido buscar a Esteban. Primero, intento buscarlo en su oficina.
Antes de subir al segundo piso donde está el despacho de Esteban, la secretaria de la dirección me detiene.

—¿A donde va joven?

—Vengo a buscar al profesor Torrez.

—El Profesor Esteban—Suspira al pronunciar su nombre—Sigue en su salón de clases, tiene exámenes por revisar y calificaciones que dar. Si gustas irlo a buscar.

—Si, Gracias.

Salgo corriendo directo al edificio donde está el aula de Esteban. Tengo mil ideas en mente, mis hormonas se alborotan, Se me contrae el estómago, la perversion no puede salir aquí en la escuela «Aunque ya salió una vez, En su oficina» entro sin avisar, Esteban está absorto de trabajo, tres montañas de hojas lo acompañan, Tiene la mirada centrada en su MacBook. Arruga la frente, lee concentrado, sus dedos están en su mentón. Me acerco a él lento y silencioso, cuando estoy a un lado de él, le planto un beso en la mejilla, eso lo saca de su ensueño.

Pequeño...

—Hola, Profesor...—Habló suave, despacio.

—¿Qué lo trae por aquí joven Vega?

—Tengo libre las últimas Horas, pasaba por aquí, pensé en Visitarte.

—¿Visitarme?—Me contesta sonriendo perverso.

—Si, visitándote.

—Tengo trabajo pequeño, más de 400 exámenes que revisar.

—Puedes hacerlo mañana, Cariño.

Regreso a la puerta del aula, cierro la puerta, pongo el seguro, cierro las cortinas. Regreso frente a Esteban. Le sonrió de oreja a oreja.

—¿Mañana?

—Si.

-¿Vendrás a ayudarme en pleno sábado a mi casa?

—Si me complaces hoy, Si.

—¿A que quieres jugar conmigo, Abraham? Si te complazco...

—Quiero jugar a muchas cosas, Profesor.

En este momento de me están ocurriendo un millón de cosas para poseerte.

Mis mejillas así quieren un ligero tinte rojo. Mi respiración cambia, vuelvo a sentir la química entre nosotros.

—¿Ah si, Profesor?

—No me tientes a hacerlo.

Sin pensarlo, me pongo detrás de él, pongo mis manos en sus hombros, las bajo lentamente, respiro sobre su cuello, se agita, comienza a excitarse, detengo mi mano por encima de su miembro erecto.

—¿Qué es lo qué haces Abraham?

—Jugar contigo...

—Pero Abraham, si nos descubren...

—Pero Nada.

Lo callo con un beso. Siento como crece su Pene por debajo de mi mano. Cierra los ojos, comienza a respirar por la boca. Sus bocanadas son lentas.
Me pongo frente a él, me siento entre sus piernas, siento su miembro cubrir mi trasero. Pongo mi cabeza junto a su cuello.

—¿Le gusta Jugar así, Profesor?

—Me encanta, es una idea fuera de lugar pero me encanta.

Me levanto para después ponerme de cuclillas ante el, mi cabeza queda a unos centímetros de chocar contra el escritorio.

—Oh Abraham, ¿Aquí?

—Alguna vez lo hicimos en tu oficina.

—¿Pero en el salón de clases?

—¿No te da morbo?

—Muchísimo, hay tantas cosas que haría contigo en un salón de clases.

—Hazlas.

—He creado un monstruo sexual.

—Un monstruo sexual a tu completa disposición.

Mi comentario lo pone aún más duro. Acerco mi boca a su miembro, comienzo a suspirar en el, puedo sentir su calor sobre el pantalón. Traga saliva. Comienzo a lamerlo sobre el pantalón, lo tomo desprevenido, está demasiado excitado, lo miro cerrando los ojos, es increíblemente bellísimo, eso me prende mucho mas, su belleza junto a su excitación.

Placer Entre Lineas: Bajo Tú piel. #3Where stories live. Discover now