Capítulo 56

2.4K 209 11
                                    

           

Recorremos las bellas calles de Londres. Todo es bellísimo, trato tomar fotos mentales, Guardar todo lo bello que es este lugar.  Nos espera un día grandioso.

Tomamos un taxi, Esteban va de copiloto. comienza a charlar con el conductor en un inglés Perfecto, Yo me pongo a observar todo Londres. En el radio comienza a sonar They don't know about us de One Direction.

They don't know about the things we do
They don't know about the "I love yous"
But I bet you if they only knew
They will just be jealous of us
They don't know about the up all nights
They don't know i've waited all my life
Just to find a love that feels this right
Baby they don't know about
They don't know about us/Ellos no saben los cosas. que hacemos, ellos no saben que te amo. Pero apuesto a que si lo supieran, estarían celoso de nosotros. Ellos no saben de todas esas noches despierto, ellos no saben que esto lo había esperado toda mi vida, solo para encontrar un amor que se sienta genial cariño ellos no saben...

Ellos no saben nada sobre nosotros.

Suspiro al escuchar esta canción, que contiene un mensaje de amor sumamente cierto y hermoso.

A pesar de encontrarse cerca de donde nos hospedamos Esteban pide que nos lleven al London eye, que es una "rueda de la fortuna" que tiene como función ser un mirador de toda la ciudad. Esta es una de las atracciones más conocidas en Londres. La rueda se encuentra entre los puentes de Westminster y Hungerford.  Cuando llegamos, él baja primero y abre la puerta del taxi para que pueda hacerlo yo.

Mi novio es la persona más precavida del mundo, compró los boletos para acceder al mirador con un mes de anticipación (se nota que ya tenia más que planeado este viaje). Así que no tardamos mucho en acceder a las cápsulas para observar todo Londres desde lo alto. Otras dos personas entran con nosotros a la cápsula, me pongo frente al cristal, estoy anonadado. Este mirador me parece de alguna u otra forma un tanto futurista.

La rueda comienza a moverse, quedo con la boca abierta ante la vista, puedo ver los imponentes edificios y palacios desde aquí.

Los días en Londres se van increíblemente rápido, visitamos todos los lugares en los que alguna vez soñé estar, como Elizabeth Tower mejor conocido como Big Ben el cuál es uno de los  relojes de cuatro caras más grande del mundo y también es una de las edificaciones más antiguas de dicho lugar. Su estilo gótico junto a su color arena y su piedra caliza lo vuelven uno de los más asombrosos que haya visto jamás. Por dentro es igual de asombroso, las escaleras, los candelabros, me hace retroceder el tiempo y sentirme parte del siglo XIX. Esteban me platica la historia del lugar,  Desde quien lo construyó hasta que año fue abierto al público.

Salgo del lugar repleto de información, tanta que estoy aturdido.

—Sabes muchísimo sobre Londres, ¿verdad?.

—Menos de lo que me gustaría. Este lugar me encanta, me siento muy identificado, suena loco ¿no?

En ese momento recuerdo la  primera vez que fui a tomar un café con Esteban. Ahí me contó todas sus aficiones por los palacios y por sentirse más identificado con la cultura Europea, específicamente de Londres.

—Muy loco.

—Vayamos a comer algo, me estoy muriendo de hambre.

-Igual yo.

—Tú siempre estás muriéndote por falta de alimentos.

—Discúlpame.

Me toma de la mano y caminamos juntos por las bellas calles londinenses.

Estamos a punto de entrar a un restaurante, cuando una voz femenina llama a Esteban. «puta madre, se esta volviendo costumbre encontrarnos conocidos de Esteban» él se gira, respondiendo a la voz.

—Madre—Habla con voz dura.

«Lo que faltaba» Me giro con él. Quedo sorprendido ante la mujer madura que se encuentra enfrente de mi; tiene el pelo plateado, a pesar de la edad y gracias a las cirugías plásticas (estoy casi seguro) la mujer se encuentra en perfecto estado, es bastante guapa, y tiene un cuerpo que muchas chicas quisieran. Su cara refleja todo lo que Esteban me contó sobre su personalidad, fría y con aspecto duro. Sus ojos grises me miran con recelo. Su mirada fría me hace recordar todo lo que Esteban me contó, sobre cómo no creyó en él, cómo no pudo escucharlo, prefirió silenciar la verdad en lugar de ayudarlo.

—¿Qué haces aquí?—Su voz es extraña, como si le fuera difícil hablar en español. Su acento inglés y coloquial es digno de una diva.

—Estoy de vacaciones con mi pareja, madre—lo dice tranquilo, sin ocultar la verdad.

—¿Tú pareja?—Su tono al igual que su cara reflejan asco.

—Sí, ¿algún problema?.

Lo mira atónita. No aparta sus fríos ojos de él. Luego pasa su mirada a mi, barriéndome con ella.

—Es demasiado pequeño y diferente a ti.

—No. no lo es.

—Claro que lo es Esteban. Dios, aceptar que eres gay es una cosa, ¡pero esto!.

—Discúlpame madre. Pero tú ya no tienes voz ni voto en mi vida, hace bastante tiempo dejó de importar tu opinión respecto a lo que hago o dejo de hacer.

—¿Por él volviste a México la última vez que estuviste aquí? ¿Por este—clava su mirada en mi,  la cual resulta ser un puñal—chico estabas berreando?

—¿Algún problema?—Esteban habla a la defensiva con un tono que me deja helado.

Su madre cierra los ojos. Se lleva una mano a la frente. Suspira.

—Tienes razón. Es tu vida, tengo que irme. Espero verte pronto Esteban, si tienes tiempo y te apetece, pueden visitarme.

Da media vuelta y se va. Yo me quedo confundido por ese cambio tan radical que tiene su madre. Estoy mudo, no se que decir.

—Disculpa esta escena, por lo que veo, se vuelve costumbre tener que encontrarnos  a los demonios de mi pasado—Suspira irritado—Esto es frustrante.

Me acerco más a él, me pongo de puntitas, enredo mis brazos en su cuello y lo beso tiernamente en los labios.

—No te preocupes Esteban, todo está bien.

—Te adoro.

Editado por DiegoKarel

Placer Entre Lineas: Bajo Tú piel. #3Where stories live. Discover now