Capítulo 16

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Estímulo su miembro sobre el pantalón. Esteban abre más los ojos. Pasó mis manos por su cuello. Me lleno de amor al verlo. Es Perfecto en todos los aspectos.

—Te quiero, Esteban.

—Igual Te quiero, Pequeño.

Toma mi cara entre sus manos, lleva sus labios contra los míos, probándome. Me dejo llevar por el.

—¿Estás seguro que quieres hacerlo en la escuela?—Pregunta Lleno de Morbo.

—Muy seguro—Sonrió de forma perversa.

—Bien.

Se aleja de mi. Va al fondo de su salón, donde hay un armario, saca unas llaves de su bolsillo, las coloca en la cerradura y abre la puerta. Dentro de este hay varios artefactos escolares; Plumas, hojas de papel, reglas, gomas de borrar, Plumones, Y un Metro. Toma este último en sus manos, lo choca contra la palma de su mano, Me mira sediento.

—Joven Vega, se a portado muy mal—Sonríe al decirlo. Trago saliva. Lo miro, sentado sobre el escritorio—No me dejo trabajar, sus calificaciones están por el suelo y casi pierdo mi empleo por su culpa—Vuelve a chocar la gran regla en la palma de su mano—Usted necesita un poco de la vieja escuela—Me regala una media sonrisa—Unos azotes no estarían nada mal, ¿No lo cree?.

Estoy ardiendo. Esteban es jodidamente sexy.

—¿Sabe algo, Profesor?—Trago saliva—Estoy totalmente de acuerdo...

—Recuéstate sobre el escritorio.

Me bajo del escritorio. Mis piernas flaquean, es tanta la excitación qué hay en mi, no se si mis piernas puedan resistirlo. Pongo mi pecho sobre la fría madera del escritorio, Estaban camina lento, con el metro en sus manos. Se pone detrás de mi, una de sus grandes manos se posa al rededor de mi nalga derecha, la estruja. Reprimo un gemido, me muerdo el labio inferior, esto es increíble, Toda esta adrenalina es fascinante. Desabrocha mi pantalón, lo baja por la parte de mi trasero, desliza lentamente mi bóxer, dejando al descubierto mi trasero. Mi corazón bombea como si estuviera corriendo un maratón. Pasa la punta del metro por mis nalgas, la madera fría me provoca un escalofrío, traza círculos al rededor de ellas. Da un azote, lo hace de despacio, su golpe hace que mi entrepierna comience a bombear sangre. Necesito de su contacto, el es tan increíblemente Perfecto, cauteloso, en todo lo que hace. Simplemente me encanta. Vuelve a azotarlo en mi nalga izquierda. Esta vez es más fuerte, Gimo.

Ahh... Esteban.

Tienes un culo terriblemente delicioso, Pequeño.

Sus palabras me hacen vibrar. No puedo concentrarme en donde lo hacemos. Todo lo que dice u hace me hace olvidar nuestro entorno. No paro de lanzar Gemidos. Azota nuevamente el metro en mis nalgas, estás toman un color rojo a causa de los azotes. Con otra mano acaricia mis nalgas. Son tantas las sensaciones que me provoca. Azota una vez más, la sensación es ardiente, duele pero a la misma vez es completamente placentera, mucho más que placentera. Jamás me puse a pensar alguna vez, que el dolor me sería placentero. Esteban se pone de cuclillas frente mi trasero, con sus manos lo abre para el, lleva su dedo índice a su boca, lo lubrica, después lo lleva a la apertura de mi ano, lo mueve en círculos, lo introduce lentamente.

Ohhh...

Cuando tu dedo entra en mi interior, comienza a moverlo, lo gira, para después bombearlo una y otra vez, llenándome, pongo mis manos en los bordes del escritorio. Se acerca y pone su lengua al rededor de este, me lubrica, me prueba. Gira su lengua a la vez que mete su dedo índice, Yo cierro los ojos, mis piernas tiemblan por todo el placer que me proporciona.

—Eres terriblemente delicioso.

Vuelve a probarme, lo ultimo me vuelve loco, Cada vez es como la primera. Sale de mi interior. Puedo oír el cierre de su pantalón bajar y el sonido de un preservativo. Coloca el preservativo en su pene, «Esteban siempre muy precavido» Acerca su miembro erecto a mi trasero deseoso, pone la cabeza de su miembro en la hendidura de mi ano, juega con ello, la introduce para luego sacarla, así una y otra vez. Cada que lo hace, cierro los puños en el borde del escritorio. Lo introduce, todo arde en mi interior, es tan Grande, duele.

—Ahhh...Ahhh...Esteban...

Es lento y sigiloso al momento de penetrarme. Eso no evita el dolor que siento cuando me penetra. Comienzo a gemir con más fuerza. Cuando está completamente en mi interior, Lanzo un gemido más fuerte.

Guarda Silencio, Pequeño.

Pone una de sus grandes manos en mi boca, reprimiendo los sonidos que puedan salir de esta. Esteban comienza a bombear lentamente, siento sensible la parte de mi cintura, bombea una y otra vez, mis ojos se nublan a causa del placer que me brinda. Comienza a bombear más rápido, se muerde el labio inferior, reprimiendo su placer, Yo quiero gritar de lujuria, su mano me lo impide. Acerca sus labios a mi oído.

—¿Te gusta, Pequeño?

Mmmju...—No quita su mano de mis labios.

—Tenemos que ser silenciosos, Pequeño, si alguien nos descubre...—Llena mi interior con su Gran miembro—Nos iría tan mal a los dos. Peor que mal.

La adrenalina vuelve a mi. Caigo en la cuenta de que lo estamos haciendo en su salón. Dios, ¿Qué pasa si alguien nos descubre? No lo se...
me penetra aún más fuerte. Aprieto los labios, el dolor se desvanece convirtiéndose en una sensación Gutural, extrasensorial.

—Me tienes embrujado, Pequeño, Te quiero y deseo tanto,  dejaría todo por ti—Besa mi nuca.

Sale de mi interior. Me vuelve hacia el, acerca sus labios contra los míos, me envuelve en el. Su lengua se enreda con la mía. Pasa sus brazos por debajo de mi cintura, me alza, acostándome en su escritorio. Me arranca los pantalones de mis piernas, las pone sobre sus hombros, introduce lentamente su pene en mi interior, lentamente, Me besa, reprimiendo cualquier sonido de mi boca que pueda delatarnos. Es una experiencia excelente hacerlo con mi profesor en su salón.

Placer Entre Lineas: Bajo Tú piel. #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora