Capítulo 51

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La pasión no acaba. Al final del día, ahora sin juguetes o accesorios, llega la parte íntima, la que está llena de pasión, donde nuestras almas se conectan, nuestros cuerpos se vuelven uno solo. Jadeamos, él pronuncia mi nombre como si se tratase de algo sagrado, eso me ilumina, la pasión que desborda contra mi, esa conexión cósmica que nos une como un sólo ser.
Sentir su cuerpo desnudo contra el mío, su suave piel, el vello de sus piernas rozando con las mías, la electricidad que esto me produce; una carga eléctrica que comienza desde mi sexo y se expande por todo mi cuerpo, volviéndome loco. Nos encontrábamos desnudos en aquella habitación obscura, desnudos en cuerpo y alma, no había máscaras, podríamos ver nuestra alma, nuestro mundo interior, la magnificencia que vive dentro de nosotros, toda esa luz y obscuridad. Tocó cada parte de mi cuerpo con dulzura, me hizo sentir cosas fuera de este mundo, una pasión auténtica, cuando sus manos expertas recorrían las curvas de mi cuerpo, perdía el aliento con cada caricia. Sus besos fueron una explosión auténtica de cariño, pude ver el cielo con sólo probarlo. El tiene ese poder; con tan sólo tocarme puede sacarme de este universo. Deja su esencia impregnada en mi cuerpo, ese aroma increíble que con únicamente inhalarlo termina hechizándote, embruja tu alma y quieres más de él. El paraíso se encuentra marcado en él, en su figura griega, en el color de sus ojos, en la comisura de sus labios rosas, en la grandeza de sus manos, el paraíso y la perfección (mi percepción de la perfección) están trazados en su cuerpo, él es mí perfección, mí paraíso, con él me puedo sentir jodidamente vivo o terriblemente muerto. En un abrir y cerrar de ojos él se volvió parte de mi mundo, si no es que se convirtió en mi mundo.

—•—

Observo como las amistades se desintegran; Laura se alejó, Sara fue una tremenda hipócrita, Martín, no se qué pasó con él, hubo un momento en el que jamás se volvió a acercar a nosotros, no hubo un adiós o una explicación, tan sólo se fue. Siempre que me lo encuentro, sólo baja la mirada y sigue derecho, no entiendo que es lo que yo provoque en él, no se porque se marcho.

Estoy sentado en el pasto, a mi lado está Emma, observamos cómo el ambiente escolar fluye. Tenemos horas libre, a partir ahora estos días serán horas libre, exclusivamente vendremos a realizar exámenes para después permanecer encerrados, con horas libre. Es gracioso, cuando hay clases; perder el tiempo sabe a gloria, cuando hay horas libre es un maldito aburrimiento.

—Ya quiero largarme a la chingada de aquí—Suelto, al mismo tiempo que me acomodo en el pasto, mirando al cielo. Hoy es un día nublado.

—Yo igual, deberían dejar que nos fuéramos, pero no, en su lugar nos tienen encerrados, aburridos y sin hacer nada.

—Lo sé, todo es una maldita mierda. Pero al menos, el segundo año acabó.

—Solo nos queda un año ¿Verdad?.

—Sí, solo un año.

—Es increíble cómo pasa el tiempo. Hace dos años estábamos en otra prepa, con un gran grupo de amigos. Ahora estamos en otro lugar, los que eran nuestros amigos siguen aquí, pero se distanciaron.

—Las amistades son algo complicado. Existen las que son destinadas para "toda la vida" y otras son momentáneas.

—¿Porque todos se alejaron? Sara, Laura, Martín...

—Lo mismo me pregunto.

en ese mismo momento Martín pasa frente a nosotros, se percata de nuestra presencia y como siempre, comienza a acelerar el paso.

—¿Qué pasó con él?—pregunta Emma.

—No lo sé, eso mismo iré a investigar.

Me levanto del pasto, con mis manos sacudo los restos de hierba de mi trasero. Salgo corriendo en búsqueda de Martín. Lo alcanzo, llego detrás de él.

—¡Martín!.

Gira la cabeza, pone los ojos en blanco, sigue caminando.

—¿Qué te pasa? ¿Porque esa actitud? ¡Yo jamás te he hecho nada!.

Se detiene. Ríe sarcástico.

—Nada, no me has hecho nada—Se acerca a mí— ¿No te cansas de sobresalir? ¿No te cansas de llevarte todo el mérito? Buenas calificaciones, amigos, Esteban. ¡Todo! siempre quieres estar un paso más allá.

—No sé de que me hablas Martín.

—Claro que no lo sabes, eres muy tonto para saberlo.

Mi expresión cambia, se llena de sorpresa y confusión.

—Me encantaría que me explicaras sobre qué me estás hablando.

Todo se viene abajo en Martín, comienza a llorar, me toma de una mano y me dirijo hasta uno de los salones que se encuentra vacío. Nos sentamos frente a frente en las butacas. Se limpia las lágrimas.

—No puedo seguir fingiendo Abraham, todo ha sido tan abrumador, no puedo seguir ocultando esto.

—¿Qué?.

—En la anterior prepa—Respira hondo—Yo fui quien le contó todo al director, Todo sobre Esteban y tú.

Sus palabras entran a mis oídos como dos cuchillas.

—Pero ¿Porqué?—Mi voz refleja confusión.

—Porque estaba celoso, porque te tenía envidia. Porque...—Su voz se quiebra—Porque Isaac me lo pidió.

Se me revuelve el estómago al escuchar el nombre de ese hijo de puta.


—¿Porqué lo hiciste?.

—El me engatusó, fingió sentir algo por mí. Yo le creí rotundamente, ¡creí en todas y cada una de sus malditas palabras!. Fingió quererme para después utilizarme como su cómplice, ayudándolo a acabar con su relación. Yo lo hice, porque Esteban me gustaba demasiado—Aparta la vista de mí, la clava en la pared—Me le insinué varias veces, él las rechazó todas y cada una de ellas.

Todo lo que habla me hace sentir mareado, lleno de calor, furia. Me entran unas ganas enormes de partirle la cara. Me controlo.

—Tú no decías nada sobre tu relación, pero era bastante obvio, la forma en la que te miraba, como te escapabas para estar con él. Traté de insinuarme como tú lo hacías, pero el no accedió, me dijo que no podía aceptar—Comienza a reír—Que era poco profesional, además, tenía a alguien a quien quería demasiado y no podía defraudarlo.

—¿Preferiste la atracción en lugar de la amistad?.

—Eso no importa. Tienes a un hombre que te quiere, en el momento que me dijo eso, supe de inmediato que hablaba de ti, lo supe. Entonces Isaac entró a mi vida, con esos brazos tatuados, su actitud de chico malo y esa mirada penetrante. Caí de inmediato en su juego, y cuando me lo propuso, no pude resistirlo.

—Gracias por la información, tengo que irme—Me levanto de la butaca, todo mi alrededor se mueve.

—Ten cuidado, su relación puede estar por la recta final, incluido el trabajo y la reputación de Esteban.

—¿De qué hablas?.

—Lo dejo a tu criterio. Igual tengo que irme—Se levanta y sale del salón.

Editado por DiegoKarel

Placer Entre Lineas: Bajo Tú piel. #3Where stories live. Discover now