Capítulo 34

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Advertencia : el capítulo contiene ciertos fetiches y una clase de sexo que puede resultar grotesca. Se recomienda discreción.

ESTEBAN.

Pasado.

Nos desnudamos el uno a otro, el cuerpo de Mateo es pulido, deslumbrante. El chico rubio e Isaac llegan al cabo de unos minutos. Tocan la puerta antes de entrar.

—Adelante—Mateo habla con voz profunda.

Isaac entra primero, después el rubio, quien traga saliva al vernos desnudos.

—Vayan a la regadera y pónganse de rodillas —Ordeno con voz llena de autoridad.

Sin rezongar entran a la regadera,  Isaac por la derecha y el rubio por la izquierda. Mateo me lanza una mirada llena de complicidad, caminamos desnudos hasta llegar a ellos, nuestros miembros endurecidos comienzan a lubricar. Me acerco hasta el rubio, Mateo hace lo mismo, llega al frente de Isaac, este analiza su miembro con deseo.
Los dos chicos comienzan a atragantarse de nuestros duros miembros, aguantando la respiración para poder llevárselos completos a la boca. Pongo la mano en la base de mi pene, lo saco de su boca, estoy a punto de darle a este pervertido lo que
quiere.
Observo a Mateo, el también me mira, sabe lo que viene a continuación. El cuerpo de Mateo empieza a vibrar, comienza a orinar sobre el cuerpo de Isaac, hago lo mismo sobre el rubio, cierra los ojos, pasa sus manos por encima de su pecho mientras me descargo en él, se sonroja, lo disfruta, se baña en mis fluidos; para muchos puede resultar grotesco, pero en este instante para mí es lo más morboso y excitante  que he hecho.

Al solo terminar, Isaac engulle el pene de Mateo, pero el rubio es más rápido y caliente, por lo que comienza su labor antes que él. Ahora yo cierro los ojos, lo disfruto, me dejo llevar por las embestidas que doy al rubio. Pongo mis manos detrás de su nuca, aprieto mi cintura contra su boca. Lo atraganto de mí. El se deja llevar por mi sabor, disfruta el contacto de mi en su boca, pasa su lengua al rededor de mi miembro, eso provoca que mis piernas tiemblen se Placer. Cuando estoy a punto de terminar saco mi pene de su boca, tomo la correa entre mis dedos y lo llevo conmigo. Mateo se queda haciendo lo suyo con Isaac.
—Sube a la cama.
Lo hace de inmediato, se encuentra ya erecto. Me dirijo hacia el mueble en el que hay toda clase de artilugios sexuales, tomó unos guantes de látex, me acerco al chico que se encuentra temblando de excitación

—Quítate la ropa interior.
Lleva sus manos temblorosas hasta su ropa de encaje. Se la quita con suma delicadeza. Me entran unas increíbles ganas de ir y  arrancársela yo mismo, desgarrarla, para después penetrarlo yo mismo. Cuando ha terminado camino lentamente, hasta encontrarme frente a él. Tomo sus piernas, las alzo por encima de mis hombros , me pongo en cuclillas, su ano se encuentra frente a mi, llevo un dedo cubierto por el guante de látex. El contacto frío lo hace temblar, introduzco un dedo, comienzo a bombear, dentro...fuera. Se retuerce del placer, sabe lo que viene a continuación. Introduzco tres dedos sin previo aviso, suelta un gemido de placer. Combinado con dolor.
—¿Estás listo?.
—Más que listo— Susurra, está reservando toda su energía sexual para mi puño.
Meto cuatro dedos, los muevo en su interior, el gime de placer, su cuerpo tiembla. Saco mis dedos de su interior.

—Ponte en cuatro.

Lo hace despacio, su ano está dilatado, con ganas de más- Isaac y Mateo salen del baño, nos miran con morbo. Toman asiento  en los pequeños sillones color vino que hay en la habitación. Comienzan a tocarse observando la escena.
Acerco mi lengua hasta el orificio del chico, comienzo a probarlo, empiezo a embriagarme con su esencia, paso mi lengua alrededor del fruncido agujero, me por el centro, tratando de introducirla. Me levanto, camino hasta el mueble, de el saco una botella de lubricante, empapo los guantes en el líquido Me pongo frente su culo dilatado, deseoso de mi puño. Introduzco cuatro dedos en su interior, preparándolo para lo siguiente.

—Más, necesito más.

—Vamos poco a poco.

Bombeo mis dedos en su interior, lubrico su interior, mi pene está ardiendo, más duro que una jodida roca. Aplicó masaje por encima de su ano, dilatándolo aún más para lo que viene. Voy a ir más allá , voy cerrando mi puño en su interior, lo estimulo, el lanza un gemido lleno de placer. Bombeo mi puño dentro de él. Aprieta sus ojos, está ardiendo, son tantas las cosas que se reflejan en su rostro como para analizarlas. Salgo de su interior, después de unos minutos, el está sudando. Abre los ojos, se gira, me mira lleno de lujuria.

—E-Eso fue grandioso.

Isaac se pone detrás de mi, comienza a masturbarme. Susurra a mi oído.

—Quiero que me cojas mientras Mateo te besa y su pequeña puta me la chupa—Me giro hacia él, lo tomo del cuello, lo aprieto ligeramente, acerco mi boca a la suya, lo beso con violencia, eso lo prende mucho más.

—Cógeme.

Lo pongo en cuatro sobre la cama, tomo un preservativo y lo penetro con fuerza, comienza a tocar mis pezones mientras el rubio se deleita con su miembro. Me toma de la mejilla y comienza a besarme, sigo penetrándolo y el lo disfruta, salgo de él y se acerca al rubio, lo carga entre sus brazos tatuados y comienza a embestirlo. Me acerco a Matero, lo tumo por el culo y comienzo a azotar mis manos contra sus nalgas, el lo disfruta.
—Ahora te va a ti.
Lo tomo por el cabello, beso su cuello, dejando pequeñas marcas, su respiración cambia, se vuelve agitada. Busco otro condón, lo pongo en mi pene deseoso. Mateo se recarga sobre uno de los sillones, su trasero está listo para ser llenado por mi. Acerco la punta de mi miembro, comienzo a introducirlo, despacio.
Llevo una mano a su boca para reprimir los sonidos que puedan salir de ella. Lo lleno sin piedad, todos disfrutamos de una noche estupenda, morbosa.

Capítulo editado por DiegoKarel.

Placer Entre Lineas: Bajo Tú piel. #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora