Capítulo 25

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— Así que...¿Tú eres la nueva pareja de Esteban?—Habla con recelo.

—Si, Soy su novio.

Comienza a reírse sarcástico.

—¿Qué hiciste para eliminar al puto maniático de Isaac?, el no es un rival débil.

—Pues, Son cosas que a ti no deberían preocuparte—Hablo despreocupado.

Mi respuesta lo molesta. Lo puedo ver a través de sus ojos grises.

—Claro que me interesa, Esteban es un gran amigo de años, un muy buen amigo...—Sonríe perverso— Me alegra que ahora esté contigo, tú eres presa fácil, te puedo desechar de la vida de Esteban en un santiamén.

—¿Me estas amenazando?.

—No querido, es una advertencia.

Sus palabras me provocan gracia.

—Claro, si no quiso estar contigo más allá de lo Sexual cuando estaba con Isaac, ¿Qué te hace pensar que ahora lo hará?, ni siquiera te busco cuando termino con Isaac, ¿eso que significa? Pues claro, que no le interesas, el único interés que el aplico en ti era el Sexual, pero ¿después que? Nada, Si no estuvo contigo antes, menos ahora, que regresas de la nada.

Mis palabras le duelen, reprime las ganas de golpearme en ese momento. Sonríe aún más.

—¿Te has visto en algún espejo? Eres horrible, Cariño, todo en ti está desproporcionado, Mírate a ti, luego mírame a mi, No hay punto de comparación. ¿También has visto con detalle a Esteban? Está claro que no es para alguien como tú, Un homosexual corriente como tú , No lo mereces, Yo estoy a su nivel, Intelectual y económico.

Sus palabras me duelen aún más. Tengo ganas de gritarle mil cosas, pero no lo conozco, y no haré un espectáculo en un evento como este. Antes de que pueda cambiar de opinión y mandar todo a la mierda, me levanto rápidamente. Con la mirada busco el baño, hay demasiada gente, la cabeza me duele, tengo ganas de tomar algo y estrellarlo contra la pared. Encuentro uno de los baños del lugar, a mi mala suerte, el primero que encuentro, está fuera de servicio, subo las escaleras de mármol, en la segunda planta del salón, hay otra área de baños, entro, Y gracias a Dios, está casi vacía, Hay un chico de espaldas, trabajador del lugar, Trapeando el suelo animadamente mientras Silva. No puedo contenerme más, me hecho a llorar, me pongo frente al lavabo, me observo rápidamente. «Tal vez tenga razón, no soy lo suficiente, no estoy a su altura...» un maldito loco desaparece para que entre otro.

—¿Abraham?.

Miro a través del espejo, sorprendido por escuchar aquella voz.

—¿Augusto?.—Y al mismo tiempo preguntamos—¿Qué haces aquí?

Sonrió ante la coincidencia.

—Yo trabajo aquí, ¿Tú?.

—Pues, "Vine al evento".

—¿En serio?—Tomó una toalla de papel y me limpio las lágrimas—¿Es que te tengo que encontrar siempre que estás triste?—Deja el equipo de limpieza a un lado. Se acerca a mi—¿Qué es lo qué pasa?.

—Mi falta de autoestima y madurez.

—Ven, vamos a la terraza—Mira el reloj que lleva en su muñeca—Es hora de mi descanso.

Salimos de los baños. Me dirige hasta la salida de emergencia, dentro de esta puerta, hay unas escaleras de fierro, que dan a la terraza del edificó. Quedo fascinado, si me sorprendió la manera en la que se veía la ciudad en la terraza de Esteban, aquí me quedo aún más atónito, en este lugar, realmente se ve toda la ciudad. Camino hasta el muro.
Desde aquí puedo ver el ángel de la independencia.

Placer Entre Lineas: Bajo Tú piel. #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora