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Paulo

"Dejemos este mundo en el pasado y hagamos uno nuevo entre los dos"

No tenía idea de como terminé dandole no solo un beso a Sofía, sino que dos y contando. En la oscuridad del cuarto de Dolores, la besé unas cuantas veces mientras sentía sus pequeñas manos estar tiesas sobre mi cintura y sonreía inevitablemente cada vez que nos separabamos unos cuantos segundos.

— No sé por qué no estoy dandote una patada en los huevos. —confesó haciéndome reír.
— Soy irresistible, por eso. —respondí provocando que ella soltara una risita.
— Debo ser sonámbula y lo hago sin querer.
— ¿Ah si? ¿Entonces haces esto inconscientemente? —pregunté a tan solo unos centímetros de su rostro.

Antes de que ella pudiera decir algo, volví a besarla pero con mayor intensidad que antes y mis manos se aferraron a su cintura para mantener nuestros cuerpos completamente pegados. Ella era tan delicada que le costaba un poco seguir el ritmo del beso, lo que me hacía un poco de gracia y sonreí sobre sus labios.

Siendo totalmente consciente de que estábamos en el cuarto de mi sobrina, volví a tomar cordura y me separé con la respiración agitada. Ella me acarició las mejillas con la yema de sus dedos y se me quedó mirando fijamente sin decir una sola palabra, sabía que los dos estabamos haciendo todo lo que no debíamos.

Sin querer soltarla, le dije que volvieramos al living para despertar a Dolores y ver que era lo que ella querría hacer después. Caminamos de la mano por el oscuro pasillo de los cuartos y una vez que llegamos al living nos separamos, acercandonos a la Bella Durmiente versión barata.

— Dolo.. Dolores, despertate. —murmuré moviendole el brazo mientras veía como Sofía se reía.
— ¿Umh? —respondió con un raro sonido de su garganta.
— ¿Te vas a quedar a dormir acá? —pregunté rogando porque sí.
— Umh. —afirmó con los ojos cerrados mientras movía levemente su cabeza.

Bingo. Agarré de la mano a Sofía y volví a llevarmela del living, pero esta vez para llevarla hasta el cuarto dónde yo dormía con mi sobrino. Cerré la puerta con llave, provocando que ella se asustara un poco pero suspiró de alivio cuando me senté en la cama y le demostré que no tenía malas intenciones. Se sentó a mi lado, cruzando sus piernas en forma de indio y mirandome esperando a que dijera algo.

— ¿Para que me trajiste? —preguntó confundida.
— Para que duermas, te estabas durmiendo encima mío. —respondí riendo al acordarme.
— Me estás jodiendo ¿no? —volvió a preguntar con seriedad, a lo que yo negué.— Acá duerme Lautaro, por si te olvidaste de ese pequeño detalle.
— Bueno, si no querés está bien.
— Vamos a mi casa. —propuso mirandome.
— ¿Es eso acaso una propuesta indecente? —pregunté haciéndola reír y segundos después me dio un manotazo en el hombro.

Nos levantabamos para salir del cuarto e irnos de la casa tratando de ser lo más silenciosos posible. Cabe decir que yo había salido en pijama y pantuflas porque así andaba, incogible starter pack mal.

Entramos a la casa de Sofía intentado ser cautelosos y subimos la escaleras en la oscuridad, en un momento casi me caigo pero pude agarrarme de la baranda mientras escuchaba como la dueña de la casa se reía bajito. Después de eso fui más cuidadoso a la hora de caminar en la oscuridad hasta que finalmente llegamos al piso de arriba y entramos al cuarto, cerrando la puerta con llave. Mi ex novia prendió la lámpara de su mesita de luz dejando el cuarto iluminado tenuamente y segundos después se fue al baño, diciendo que se estaba haciendo pis.

Quedé completamente solo en su cuarto, observé un poco el mismo y me di cuenta de que ella no había cambiado mucho en gustos de colores y esas cosas. Las paredes eran de un rosa bastante palido y el techo de color blanco, las cortinas eran del mismo color. El cuarto no era muy amueblado, tenía una mesita de luz del lado derecho de la cama y enfrente de la misma un mueble dónde estaba de pie la televisión.

Estaba tan sumergido en mis pensamientos que me asusté un poco cuando Sofía volvió, pero más me asustó verla con una mueca extraña y sus manos en el estómago. Me di cuenta de que tenía puesto un pijama y se había atado el pelo, pero lo que me llamó la atención fue su mueca de molestia. Yo estaba sentado en la cama, por lo que ella se sentó a mi lado después de sacarse el calzado.

— ¿Qué pasa? —pregunté al verla con la misma expresión de antes.
— Me vino. —respondió con vergüenza.
— Y te duelen los ovarios ¿No? —volví a preguntarle conociendola, a lo que ella asintió.— ¿Querés que vaya a comprarte algo para el dolor?
— No, ya tomé recién. —respondió metiéndose abajo de las sábanas.
— Bueno..

Me saqué las pantuflas (si, es gracioso) y me tapé con las sábanas al igual que ella. Segundos más tarde vi que prendió la televisión y se puso a buscar algo para ver, terminó en el Disney Channel viendo La Bella y la Bestia. Si no me equivocaba esa era su película favorita y no se cansaba de verla, yo si pero no iba a decirselo porque sabía que andaba de mal humor y probablemente me tiraria desde el balcón.

— Como me cagó la noche.
— ¿Quién? —preguntó girandose para mirarme.
— Andrés. —respondí haciéndola reír.
— ¿Vos pensas que te iba a dejar? —preguntó sonriendo a tan unos centímetros de mi cara.
— Y no sé.. —dije para después rozar nuestros labios.

Segundos más tarde nuestros labios hacían contacto y su cuerpo estaba sobre el mío, pero sabía que no pasaría nada más que eso así que intenté no perder la cordura. Mi mano estaba en su nuca y ella apoyaba sus manos en mi pecho mientras se mantenía quieta sobre mis piernas.

— ¿Vamos a dormir? —dijo con inocencia.
— Vamos a dormir. —respondí dejándole un corto beso en los labios.

Se recostó a mi lado y cruzó su pierna derecha sobre las mías mientras se apoyaba en mi pecho. Le pregunté si apagaba la televisión y al escuchar una afirmación de su parte, busque el control en la cama para hacerlo. El cuarto quedó a oscuras y fue ahí cuando pensé en muchas cosas, en Antonella por ejemplo. ¿Cómo seguiría todo?

Córdoba sin ti {Paulo Dybala} حيث تعيش القصص. اكتشف الآن