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Paulo

Los días de entrenamiento habían comenzado para mi, por lo que temprano ya estaba fuera de la cama y desayunando un té con bizcochos. Miré por la ventana de mi departamento los pocos autos que transcurrían por aquellas calles, escuchando las ruedas chocar fuertemente contra el asfalto y los bocinazos. En época de tiempo cálido, se escuchaba todo al tener la mayoría de las ventanas abiertas.

Me sorprendí al escuchar mi celular sonar en la barra de la cocina y fui a pasos apurados hasta finamente agarrar aparato, atendiendo la llamada de Sofía y poniendomelo en oído.

— Buenos días mi am..
— Ya me enteré. —dijo con la voz dura, sin dejarme terminar de saludarla.
— ¿Qué cosa? —pregunté nervioso, haciéndome el desentendido.
— No te hagas el pelotudo, Paulo. —respondió, a lo que yo cerré los ojos sabiendo lo que venía.— ¿Por qué no me dijiste eso desde un principio?
— Porque me enteré cuando volví, no tenía idea. —respondí.
— ¿Sos consciente de que ahora vas a tener que hacerte cargo de DOS hijos? —preguntó casi gritando y dejándome con la boca abierta.
— ¿Me estás hablando en serio?—pregunté a nada de desmayarme ahí mismo.- Sofía ¿estás embarazada?
— No, era un chiste. —respondió carcajeando desde el otro lado del teléfono.
— La concha de la lora, Sofía Agustina. —dije poniéndome la mano en el pecho.— ¿Pero estás enojada conmigo?
— No sé.. los medios dicen una cosa y vos decís otra. —respondió más seria.
— Amor, te juro que yo no sabía que estaba embarazada. Hasta ella me confesó que tenía preparado decirmelo cuando volviera. —aclaré rezando para que me creyera y no terminaramos mal.

Tuve la suerte de que se tomará la notícia con calma, no esperaba menos de ella porque siempre había sabido actuar con madurez y antes de mandarme a la mierda, preguntaba para saber más sobre el tema.

Estuvimos hablando un rato más por teléfono hasta que yo tuve que cortarle para poder irme al entrenamiento, ella lo entendió y se despidió de mi antes de colgar. Yo agarré mis cosas para salir del departamento, yendo hasta la cochera dónde dejaba el auto y me subí para partir hacia mi destino.

Al llegar a dicho lugar me encontré con algunos aficionados de la Juventus y les dediqué un poco de mi tiempo, firmando camisetas y sacandome fotos con ellos. Una vez que ya dejé contentos a los que me habían estado esperando, entré a las instalaciones y busqué a mis compañeros.

Me encontré con Douglas y el Pipa, quiénes ya estaban con la equipación puesta, por lo que me apuraron. Me cambié lo más rápido que pude y necesitando contarle lo ocurrido hace un rato a alguien, me acerqué disimuladamente al Pipa para que fuera los oídos que necesitaba.

— Sofía está embarazada. —dije provocando que al instante se girará para mirarme.
— ¿Qué? —preguntó sorprendido.
— Esa joda me hizo, me cague todo. —murmuré riendo, ganandome un empujón de su parte.
— Pelotudo, me la re creí. Ya te mandaba a matar y tirar al río por pito sociable, encima descuidado. —dijo negando con su cabeza para después reír.

Lo más gracioso era que él acababa de ser papá y estaba traumado con los bebés, quería darme lecciones sobre todo lo que tenía que ver con ellos. De la nada se puso a decirme como tenía que prenderle el pañal para no ponerselo mal, las medidas y la temperatura de la leche.

Entramos al centro médico, encontrándonos con el mismisimo Cristiano Ronaldo y lo saludamos entre los tres, por mi parte dandole la bienvenida ya que no lo había visto anteriormente. Dejando un poco de lado el recuerdo de la eliminación de la Champions y siendo totalmente profesional, hablamos un rato hasta que me llamaron para que cumpliría con algunos ejercicios.

— Sacate la remera. —dijo en un perfecto italiano la rubia del equipo médico.

Miré a Douglas de reojo, dándome cuenta de que él había notado mi picardía ante lo que la rubia me dijo y fue inevitable no empezarnos a reír de la nada. La anteriormente mencionada negó con su cabeza riendo mientras sus mejillas se enrojecian.

Al sacarme la remera que traía puesta, ella procedió a pegarme unos cuantos cables en el pecho y abdomen, recordandome cuanto odiaba aquello. Sin contar la bendita mascara que me apretaba la cabeza y me hacía sentir como si se me estuviera por reventar.

Una vez ya conectado a todo lo necesario, me hicieron subir a la cinta y le pusieron una velocidad que para mi era bastante aguantable, claramente hasta que pasaron los minutos y la subieron un poco más.

— Imaginate que Sofía te dice "estoy en tu departamento, veni" —jodió el pipa, haciendo reír a Douglas.
— Dejalo, no ves que se va a pasar de energía. —le siguió el moreno, hablando en español.

Y yo sin poder decirles nada, les mostré el dedo del medio mientras seguía corriendo.

Estuve unos cuantos minutos de esa forma hasta que me liberaron y quedé bastante cansado, por lo que me tomé toda el agua posible. El Pipa me dio unas cuantas palmadas en la espalda mientras seguía riéndose con Douglas, a lo que yo sin poder aguantarme las ganas terminé riendome con ellos de las pavadas que habían estado diciéndome.

Justo le tocaba a Douglas hacer lo que yo había hecho, por lo que no tardé ni dos segundos en joderlo y vengarme.

— Dale negro, imaginatelo al Pipa en tanga. —dije ganandome una fea mirada de su parte.
— Vos ni te lo tenés que imaginar porque ya lo viste. —remató guiñando el ojo.
— Neeeeegro feo y la que te parió. —respondí haciendo reír al Pipa.

En ese momento mi celular sonó, provocando que el Pipa me avisará de eso y yo fui a buscarlo dónde lo había dejado. Al parecer era un mensaje, o varios, porque no paraba de sonar. Se me iluminó la cara al instante al leerlos.

— ¿Y esa cara? ¿Hoy la pones? —preguntó con gracia Gonzalo.
— Algo así. —respondí.

Córdoba sin ti {Paulo Dybala} Where stories live. Discover now