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Paulo
"Un grito de dolor desorientado"

Casualmente el día que yo tenía libre, Sofía tenía una presentación. Aprovechando mi tiempo sin ocupación, decidí estar presente y el Pipa fue quién me acompañó para que no estuviera solo.

Estabamos en el backstage esperando a que la castaña tuviera que salir y la misma estaba completamente nerviosa, agitaba sus manos exageradamente mientras tomaba una bocanada de aire con los ojos cerrados. Le dejé un beso en la frente y ella sonrió nerviosa.

— Tranqui, la vas a romper. —habló el Pipa, ganándose su atención.
— Mira si me olvidó la letra o me tropiezo con algo. —dijo ella.
— No seas tarada, sé positiva.

Unos minutos más tarde, se acercaron algunas personas del equipo técnico y le conectaron unas cuantas cosas. Entre esas personas podía notar miradas cómplices y cuando estas se fueron, el mánager se acercó con una cara que no demostraba nada lindo.

— ¿Podemos hablar? —preguntó, provocando que ella se girará para mirarlo.
— Pero ya estoy por salir ¿Tan importante es? —preguntó ella, a lo que él asintió.— Decimelo acá. 

El mánager se rascó la nuca un poco nerviosa y segundos después habló:

— Tu papá tuvo un infarto, falleció. —dijo mientras le agarraba las manos.

Sofía se quedó helada. No se movía ni decía nada hasta que reaccionó sollozando y agachandose en el piso, a lo que yo la imité para poder abrazarla por los hombros. El Pipa estaba sorprendido por todo lo que pasaba y simplemente miraba la situación.

— ¿Podes traerle agua? —le pregunté mirándolo, a lo que él asintió yéndose.

No sabía que decirle a Sofía, no sabía que le haría bien en ese momento. Había pasado de los nervios a la angustia en tal sólo unos segundos, ella estaba completamente sorprendida y sin poder creer lo que había pasado con su papá.

Le acaricié el pelo, le dejé besos por dónde se me ocurrió y la hice sentar en unos sillones para que estuviera cómoda por lo menos.

— Acá está, toma. —dijo el Pipa acercándose con un vaso con agua.

Lo agarré y se lo pasé a Sofía, quién lo agarró con las manos temblorosas. Había estado con su cara en mi pecho y hasta ese entonces pude darme cuenta de que su maquillaje estaba corrido en la zona de los ojos.

— Te van a retocar antes de salir. —avisó el mánager con cierta insensibilidad, a lo que ella asintió débilmente.

Se levantó del sillón y yo hice lo mismo, dejandole unos cuantos besos en sus tiesos labios antes de que se fuera con el equipo de maquillaje. El Pipa se acercó hasta dónde yo estaba y se cruzó de brazos.

— Que horrible esto, boludo. —comentó.
— Imaginate como se debe sentir ella y este hijo de puta la va a hacer cantar. —opiné un poco indignado.
— Bueno, debe ser porque le costó esto. —opinó el Pipa.

Esperamos unos minutos hasta que por fin terminaron de retocarle el maquillaje y ella apareció un poco más relajada, sonriendome de costado cuando me vio. Nuevamente le pusieron todos esos cables que me parecían incómodos y le dieron un micrófono que tenía escrito su nombre en rosa.

Ella me abrazó con dulzura, rodeando mi cintura con sus delgados brazos y alzando la vista para poder mirarme.

— Suerte. —murmuré.

No pudo responder nada porque en ese preciso momento la llamaron y tuvo que salir al escenario. Con el Pipa nos fuimos del backstage para poder verla cantar, yendonos a la primera fila que se encontraba a unos metros del escenario.

Era increíble como las personas podíamos ocultar el dolor. Ella sonreía de oreja a oreja saludando al público y todos la aplaudían entre gritos.

"Todo acaba y todo se acabó. Nada queda y tú me dejas nada. Más de la mitad del corazón se muere de amor, se muere de amor."

Un sollozo se le escapó pero nadie (excepto el Pipa y yo) se dio cuenta de eso. Me sentía completamente orgulloso de lo que ella estaba logrando con su voz, por primera vez experimenté lo que los demás sentían por mi.

El resto de la presentación pasó completamente normal para las personas que estabamos disfrutando de su música. Una vez que ella desapareció del escenario después de despedirse, nuevamente nos fuimos al backstage con el Pipa. El anteriormente nombrado había estado gritado como un tarado toda la presentación y me hacía pasar vergüenza el gil.

— ¿Te gustó, Pipón? —pregunté con gracia.
— En un momento quería llorar y al otro romper todo. —respondió riendo.

Vi a Sofía con una toalla en su cara mientras le sacaban el retorno y su mánager le hablaba. Me acerqué esperando a que me me viera y cuando lo hizo, ignoró completamente a la persona que le estaba hablando para abrazarme.

Gritó llorando en mis brazos y temblaba en mi pecho por los sollozos. En ese momento me acordé del "Mi papá se va a morir cuando menos me lo esperé y quiero que pueda verme engendrando a sus nietos".

— ¿Por qué todo lo que quiero se muere? —preguntó entre sollozos.
— Shh. —intenté calmarla.
— ¡¿Por qué?! ¡Me duele! —gritó, llamando la atención de las personas que estaban ahí.
— Porque desgraciadamente la vida es así, es dura. —respondí.— ¿Querés que nos vayamos?

Ella asintió con su cabeza.

— Perdón Gonzalo. —se disculpó ella por la situación.
— No tenés que pedir perdón, vos quedate tranquila. —le respondió sobandole la espalda.

Ella se secó las lágrimas con cierta vergüenza y pidió su celular para poder comunicarse con su familia. Se iría una vez más.

Córdoba sin ti {Paulo Dybala} Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora