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Sofía
Turín, Italia

Fue dificil despedirme de Paulo, el habernos separado tantas veces me dolía y me hacía extrañarlo cada segundo. Pero por lo menos tenía a Dolores, quién se quedaría cuidando de mi por cualquier cosa que pudiera pasar mientras su tío estaba fuera del continente.

— ¿Te llamó? —preguntó la anteriormente mencionada.
— Todavía no, no tiene tiempo. —respondí mientras caminaba a su lado.
— Pensé que irías con él. —comentó, a lo que yo frené.
— Esa era mi idea pero justo Manu consiguió que nos juntaramos con un productor ayer y no pude, tu tío tampoco quiso que me perdiera la oportunidad. —conté y ella asintió escuchandome.

Seguimos caminando y viendo locales de ropa por todo el mall, aunque más que nada hablamos para ponernos al tanto de todo.

En un momento nos topamos con una tienda que llamó la atención de Dolores y reí al darme cuenta de que todo ahí era relacionado con bebés, ropa para el recién nacido y para la mamá durante el embarazo también.

Se quedó mirando algunos vestidos en las percheras y sonrió al encontrar uno bastante floreado, poniendolo a unos metros de mi para que me lo probara. No tuve muchas opciones, así que fui hasta los probadores en su compañía y me desvestí para probrarme aquella prenda. No tenía idea para que me lo hacía poner si de todos modos ni siquiera tenía panza abultada para ese entonces.

— Vas a ser la mamá más bomba del universo. —dijo emocionada, dándome ternura.
— Sí, porque voy a ser una bola gigante apunto de explotar. —dije haciéndola reír.

Finalmente decidí llevarme ese vestido y Dolores quiso regalarle ropa al bebé, lo que también estuvimos eligiendo por varios minutos.

Un poco más tarde ya me encontraba en el departamento de Paulo, entrando con Dolores y cargando las bolsas. Dejamos las mismas sobre el sillón del living y Dolores recibió un mensaje en su celular que la hizo sonreír, sospeché un poco por su reacción.

— Va con toda ese italiano eh. —la molesté ganandome su atención.
— Callate tarada. —dijo riendo— ¿No te molesta si salgo un ratito sola?
— No, pero prefiero que me digas que te vas con Stefano en vez de mentirme. —dije con gracia, dejandola con la boca abierta.
— ¿Cómo sabes? —preguntó sorprendida mientras agarraba sus cosas.
— Sofía sabe todo. —respondí haciéndola reír mientras la acompañaba hasta la puerta.

Ella se fue y quedé sola en el departamento, o eso creí hasta que escuché un ladrido en el living. Snow daba saltos e intentaba treparse a mis brazos, parandose en dos patas y apoyando las delanteras en mis piernas.

Caminé con él siguiendome y al sentarme en el sillón, imitó mi acción recostandose a mi lado. Tenía mi guitarra y mi cuaderno a unos pocos metros, por lo que aproveché para mi tiempo libre para componer. Era lo que hacía desde que Paulo no estaba.

***

Paulo
New York City

Después de haber estado entrenando con los chicos durante el día, nos dejaron salir a despejarnos un poco de lo futbolístico y no pudo ser nada mejor que recorrer las calles del Times Square con la banda.

Algunas personas nos reconocían y nos pedían fotos al borde del llanto, otros simplemente porque pensaban en que eramos parte de una selección por nuestra vestimenta.

— ¡Ya me contaroooon que estás hablando mal de mi y que te burlaaaas! —cantó Cristian Pavón a mi lado.

Riendo todos empezamos a aplaudir para no dejarlo (tanto) en ridículo y le seguimos la joda  cantando el estribillo de la canción con él. La gente del equipo técnico se reía ante la situación y las cámaras captaban todo lo que pasaba, haciéndome suponer que en unas horas eso andaría por todas las redes sociales de la AFA.

— ¿Y cómo diceee? —gritó Leo Paredes.
— ¡No te creas tan importanteeee, ya no te pienso todo el día cómo antes! —le siguió Kichan.

El anteriormente mencionado bailaba con Leo y los dos daban un espectáculo en plena calle. Eramos un chiste para la gente que pasaba por ahí, pero nos estabamos divirtiendo y fue imposible no seguirle el juego a esos dos.

— ¿Es posta que vas a ser papá? —preguntó Leo a mi lado mientras Pavón seguía en la suya.
— ¿Cómo sabes que Sofía está embarazada? —pregunté sorprendido— Eso es información confidencial.
— Yo nunca nombré a Sofía, hablaba de Antonella estúpido. —dijo para después carcajear.

Me había mandado al frente solo.

— Hey, no digas nada. —le pedí casi rogando.
— No voy a decir nada, tranqui Pauli. —respondió mientras palmeaba mi espalda.

Intenté quedarme tranquilo con eso pero fue imposible, tenía miedo de que todos se enterarán y se armara un revuelvo en los programas de chimentos. Odiaba ser parte de lo mediático.

Con los chicos nos sacamos fotos en las calles que estabamos recorriendo, subiendo historias a Instagram y compartiendo las mismas en el grupo de la familia. Recibí varios mensajes de Sofía que me hicieron reír y le respondí cómo pude, tecleando lo más rápido posible mientras trataba de no chocarme con nada. 

Leo me jodia diciendo que Sofía me soltara un minuto, cosa que tomaron los demás para molestarme hasta que subimos al micro que nos transportaba. Me apoyé en el asiento con tranquilidad, cerrando los ojos y comenzando a relajarme hasta que se sintió un ruido que provocó carcajadas en todo el colectivo.

— ¿Cómo te vas a cagar así, boludo? —se escuchó que dijo Maxi Meza desde los asientos de adelante.
— ¿Y que querés que me tiré un pedo con olor a flores? —respondió riendo Fabri Bustos.

Y en ese momento sentí como poco a poco el olor a mierda se hacía presente en el micro, por lo que todos se tapaban la nariz y evitaban "fumarse el pedo".

— El próximo que se tiré un pedo le meto un corcho en el orto. —Amenazó Gio, provocando gritos por parte de todos.
— Banca, Mascheranooo. —le gritaron desde atrás y él negó con la cabeza riendo.

Córdoba sin ti {Paulo Dybala} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora