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Paulo

Todo parecía ser perfecto y tranquilo hasta que crucé la puerta de mi departamento, Antonella me esperaba en el living y en cuanto me vio se le deformó la cara. Antes de que yo pudiera siquiera saludarla, se levantó del sillón hecha un demonio y me enfrentó sin miedo.

— ¡Sos una basura! —gritó llorando.
— Perdón.. —respondí sin saber que decirle.
— Tus disculpas no valen nada, Paulo.
—dijo para después reír irónicamente. — No te costaba nada dejarme y después irte, elegiste lastimarme.
— Antonella, te juro que no sabía qu..
— ¿Qué no sabías que te ibas a cruzar con tu ex novia? —preguntó ella, dejandome con la boca abierta.— Toda Italia sabe quién es, saliste en el diario ¡Felicitaciones!

Quise seguir explicándole algo que la dejará más tranquila pero desapareció del living a pasos largos, yéndose para nuestro cuarto. Segundos después apareció con unas valijas en mano y pasó por al lado mío sin siquiera mirarme, eso me dolió. La seguí hasta la puerta, dónde la agarré del brazo para frenarla y ella se giró mirándome con los ojos llorosos.

— Te juro que nunca quise lastimarte.—murmuré sintiendome la persona más mierda del mundo.
— Ya no importa. —respondió sin mirarme.— Después necesito hablar con vos, te voy a llamar..
— ¿De qué? —pregunté sin entender.
— De nuestro hijo. —dijo con la voz rota.

La cabeza me empezó a doler y todo me daba vueltas, me sentía tan mal.

— ¿Qué hijo? —pregunté nuevamente.
— Estoy embarazada, me quedé para comprobarlo y sorprenderte cuando volvieras. Pero las cosas no salieron como lo esperaba. —habló angustiada.
— Me estás jodiendo. —dije agarrandome la cabeza y negando.— Si es una joda, no me da risa.
— Ojalá lo fuera.

Con mi cabeza dando vueltas, le pedí que se quedará para poder hablar sobre eso y ella no se negó en hacerlo, supongo que era algo que realmente necesitábamos conversar.

Nos sentamos en el sillón, uno al lado del otro y en ese momento vi que me estaba llamando Dolores, pero rechacé la llamada al instante. Esperé a que Antonella hablará, mirándola nervioso y con el corazón latiendo a mil por hora.

— Son cosas que le pueden pasar a cualquiera, Paulo. Estoy igual de sorprendida que vos. —dijo mientras jugaba con sus manos inquieta.
— Está bien.. lo entiendo. —respondí atontado por la situación.
— Es mucho mejor que lo sepas ahora, así podemos organizarnos y..
— Esto no significa que vayamos a seguir juntos. —aclaré tratando de no ser tan duro con ella, a lo que asintió con su cabeza.

Minutos más tarde ella se fue, arrastrando sus valijas y avisandome que se iría a la casa de una de sus amigas, que casualmente también era la mujer de uno de mis compañeros de la Juventus. Ya me imaginaba las cosas que le contaría y las que me preguntarian en cuanto volviera a entrenar para los próximos partidos, de solo pensarlo quería que me tragara la tierra.

Me quedé ahí, sentado en el sillón mirando la pared y pensando en millones de cosas, que noche de mierda estaba pasando. No quería ni dormir, no podía conciliar el sueño después de lo sucedido con Antonella. Y eso que todavía me quedaba mucho más por afrontar, iba a ser papá por primera vez y no precisamente por decisión. No era algo que yo hubiese estado planeando o esperando.

No sé como ni cuando me quedé dormido en el sillón, pero me desperté al escuchar como tocaban el timbre del departamento y me levanté para responder desde el teléfono. Al descolgar el mismo escuché la voz del Pipa, pidiéndome pasar. Apreté el famoso botón que le abría la puerta y él pudo entrar al edificio.

Lo esperé en la puerta medio adormilado y lo saludé con el típico apretón de manos varonil. Me conocía tan bien que al verme se dio cuenta de que algo me pasaba e insistió con las preguntas hasta que decidí contarle, necesitaba hablar de eso con alguien que no fuera Antonella. Iba a entrar en una crisis terrible, no sabía que mierda hacer.

— Y bueno.. primero tenés que hacerte cargo del supuesto crio, después te comes a Sofía o a la que quieras. —aconsejó sentado en el sillón y mirándome.
— Obvio que me voy a hacer cargo, pero no sé como se vaya a tomar esto Sofía. —respondí llevandome las manos al pelo.
— Bueno, eso podes pensarlo un poco antes de hablarlo con ella. Pero si no sentís nada por Antonella, ni se te ocurra estar de nuevo con ella solamente por el bebé. —dijo señalandome y mirándome con seriedad, a lo que yo asentí.

Después de eso decidimos salir a desayunar algo afuera, el Pipa era como mi cita y eso me daba risa, estabamos acostumbrados a andar como culo y calzón para todos lados.

Nos fuimos a una cafeteria cerca de casa y cada uno desayuno lo que quiso, tratando de evadir el tema del embarazo de Antonella ya que no tenía muchas ganas de hablar sobre eso.

Sofía me mensajeaba contándome que cuando por fin decidió ir a la facultad en bicicleta, hizo unas cuantas cuadras y se le pinchó una de las ruedas. Tuvo que caminar con la bicicleta a su lado como unos quince kilómetros, lo que la agotó y llegó hecha un desastre. Ahí sentí que mi día no había sido tan malo.

Terminó mandandome un "Ya te extraño" que me dolió, si supiera el lío que tenía con Antonella seguramente ni me hablaría.

El Pipa me miró comprensivo, sabiendo muy bien con quién estaba hablando y suspiré un poco estresado. Mi vida se había vuelto un desastre en tal sólo unas pocas horas.

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Bueno, actualizo un sábado a las casi cinco de la madrugada porque me la banco re piola y porque en estado de ebriedad tengo más inspiración para escribir (bendito sea el corrector del celular) Gracias por tanto apoyo y nos leemos prontoooo 😘❤

Pd: Antonella te extraño, volvé loca. No me banco a la Sabatini.

Córdoba sin ti {Paulo Dybala} Where stories live. Discover now