final

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Paulo
Buenos Aires, Argentina

Después de diputar ambos partidos con la selección, tocó volver a casa, pero a Sofía le surgió una propuesta de compartir escenario con el ídolo de su mamá y ella no pudo negarse. Yo tampoco pude negarme a estar con ella en ese momento, así que decidí aprovechar mis días libres y seguir su camino.

Horas previas al show estuve con ella, acompañandola en la prueba de sonido y en la preparación antes de salir al escenario para cantar frente a miles de personas.

— ¿Estás nerviosa? —pregunté viendo que caminaba de un lado para el otro.
— Me tiembla todo. —respondió con cara de sufrimiento, a lo que reí.
— Estás hermosa. —murmuré abrazandola y dejando un beso en su frente. Ella levantó la vista para mirarme sonriente.

Su mamá también estaba con nosotros y la notaba hasta más nerviosa que Sofía, me daba un poco de risa. Las dos eran muy emocionales.

Unos minutos más tarde llegó el momento dónde mi novia tenía que salir al escenario y se despidió de mi dejandome un casto beso en los labios. Agitó sus brazos repetidas veces mientras le ponían el retorno y le daban el micrófono.

Montaner la recibió presentandola al público y explicó quién era, agregando que merecía muchísimo más éxito por la hermosa voz que manejaba.

De repente las luces se atenuaron bastante y la pista de una canción comenzó a sonar, seguido de la voz de Sofía.

Su mamá, que estaba parada a mi lado, la miraba desde el costado del escenario completamente emocionada mientras cantaba "La cima del cielo" en compañía de Ricardo. Y eso que todavía no había visto lo más emocionante.

Un poco divertido abracé a mi suegra y miramos juntos a Sofía moverse por todo el escenario. Cuando la canción terminó, el público empezó a aplaudir y mi novia sonrió con vergüenza. Iba a despedirse de todos cuando Montaner le pidió que se quedará.

— Antes de que te vayas quiero pedirte que cantes una canción. —habló, a lo que ella le respondió algo que no se alcanzó a escuchar por la distancia del micrófono.— La que tú quieras.

Ella pensó durante unos segundos hasta que finalmente empezó a cantar.

"Me dijiste que te ibas y tus labios sonreían, más tus ojos eran trozos del dolor. No quise hablar pero al final te dije adiós, solo adiós"

Mi suegra nuevamente se emocionó en mis brazos y yo la abracé con fuerza provocando que riera con vergüenza por la situación.

Me tocaron el hombro y me di la vuelta para ver al chico del equipo de sonido que había visto antes, avisandome que todo estaba listo y  yo asentí separandome de Patricia, quién me miraba un poco confundida.

Salí al escenario cautelosamente sintiendo mi cuerpo temblar y cuando finalmente me vieron acercarme a Sofía, el público empezó a gritar eufórico. La castaña estaba tan concentrada cantando que no notó mi presencia y aproveché eso para abrazarla por atrás, haciendola dar un respingo en su lugar por el susto.

Ella siguió cantando mientras mi mentón permanecía apoyado en su hombro y nos moviamos muy lentamente de un lado para el otro al ritmo de la música. Ricardo sonreía al venos, haciéndome reír. Mis manos permanecieron en su vientre hasta que me separé de ella.

Me paré a su lado y ella se giró para quedar frente a frente mientras seguía cantando con unas cuantas lágrimas en los ojos.

— Bailen, bailen. —ánimo Montaner desde su lugar.

Mis manos fueron a su cintura mientras ella apoyaba su mano izquierda en mi hombro derecho, moviéndonos nuevamente de un lado a otro con lentitud. Me daba un poco de vergüenza, pero esto no era nada comparado con lo que venía.

"No sé vivir si no es contigo, no sé, no tengo el valor" cantó mirándome fijamente.

Cuando la canción terminó, Ricardo me miró cómplice y me di cuenta de que había llegado el momento.

Metí mi mano en el bolsillo de mi pantalón mientras me agachaba apoyandome en una pierna y saqué una cajita roja de terciopelo, extendiendola en dirección de Sofía, quién me miraba con sus manos tapando su boca.

— Creo que no hay mucho que decir, lo sabes todo. —murmuré con la voz temblorosa.— Te amo, nos amamos. Me preguntaste si me casaría con vos y dije que sí, ahora.. ¿Te casarias conmigo?

Ella murmuró que sí mientras asentía con su cabeza y derramaba unas cuantas lágrimas, completamente emocionada. Saqué el anillo que había comprado en Arabia Saudita de la cajita, colocandolo en su dedo anular de la mano izquierda.

Ella me indicó que me parará un poco ansiosa, en cuanto lo hice ella me besó con desespero mientras los miles de presentes aplaudian y gritaban desde sus lugares.

Al separar nuestros labios, nos abrazamos una vez más antes de que Montaner hablará.

— Felicitaciones chicos, es hermoso compartir este tipo de momentos. De verdad muchas felicidades. —dijo a lo que le agradecimos.

Nos despedimos de él, saliendo del escenario juntos y caminando hasta dónde estaba parada mi suegra. Parecía que estaba en shook por la cara que tenía, no decía nada tampoco, simplemente nos abrazó un poco antontada.

— Te amo, te amo. —murmuró Sofía antes de dejarme besos por toda la cara.
— Te amo. —respondí sonriendole.

El chico de sonido se acercó sonriente y me felicitó mientras palmeaba mi hombro amigablemente.

Por mi parte, no podía despegar a Sofía de mi porque estaba abrazandome sin querer separarse.

— Hija, si lo seguís abrazando así no llega al casamiento. —murmuró haciéndonos reír.
— Es que.. es un amor, mamá. —respondió mirándome.— Te juro que no me esperaba esto, fue demasiado.
— Esa era la idea. —dije guiñandole el ojo.

Haber decidido algo como esto no fue fácil, pero sabía que iba a valer la pena todo.

Nos amabamos.

Me siento mala por no haber avisado que el final estaba cerca, pero bueno. Queda el epílogo, lo voy a estar subiendo en estos días 💕

Córdoba sin ti {Paulo Dybala} Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora