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Paulo

Era sábado por la noche cuando mamá aviso que vendría a cenar a mi departamento siendo acompañada por Lautaro, quién estaba en el país actualmente. Sofía estaba nerviosa porque era el primer encuentro de ambas siendo nuera y suegra, también vendrían unos amigos que ella no conocía así que podía entender sus nervios.

Estabamos en la cocina cuando el timbre de abajo sonó, por lo que atendi el teléfono para preguntar quién era y abrí la puerta del edificio desde ahí al saber de quiénes se trataba.

Unos minutos más tarde, mi mamá y mi sobrino aparecieron en la entrada riéndose. Snow, quién había estado tirado en el sillón, comenzó a ladrarles como si se tratará de dos ladrones. Todo pareció tener sentido cuando me di cuenta de que habían traído a Abba y mi mamá la tenía en sus brazos, por lo que el perro de casa estaba descontrolado al ver otro animal en su territorio.

— No sabía que tenías un perro, sino ni la traía. —dijo mi mamá acariciando a la perra que estaba asustada.
— Es de ella. —dije señalando a Sofía que justo aparecía.
— ¡Hola Sofi! —la saludó acercándose para darle un beso en la mejilla.
— Hola Alicia ¿Cómo estás? —le hizo charla la castaña, haciéndome reír.
— Bien bien, por suerte. —respondió.
— Hola Sofía. —se acercó Lautaro para saludarla.
— Hola Lauti.

Se abrazaron, en ese momento me puse un poco celoso y no sé si pude ocultarlo porque mi novia al instante se separó de él para abrazarme con ternura. Mi mamá nos miró con una sonrisa de oreja a oreja para después irse al living, bajando a Abba al piso y dejando que Snow la conociera, oliendole la cola. Me reí como un tonto de eso, por lo que Sofía me miró riendo mientras negaba con su cabeza.

Minutos más tarde llegaron mis amigos, se los presenté a la castaña y ella los saludó un poco nerviosa, me di cuenta. Los anteriormente nombrados se fueron hasta el living con mamá, saludandola y sentándose en el sillón al lado de ella.

— ¿Vamos a hacer unas pizzas? —preguntó Sofía, a lo que yo asentí.

Había estado tan distraído antes que no me había dado cuenta de la forma en la que vestía. Tenía puesta una blusa roja que dejaba sus hombros al descubierto y una pollera de jean color negra, que enmarcaba muy bien su cintura.

La acompañé hasta la cocina para comenzar a preparar lo que comeriamos, habíamos comprado unas pre-pizzas para no tener que hacer mucho y no hacer desastres con la harina. Yo me encargué de todo, ella todavía seguía con su muñeca adolirida y aunque tuviera que comenzar a movilizarla, no quería que fuera ahora. Cabe decir que la castaña se quejaba cada vez que la corría de la cocina, impidiendo que hiciera algo y eso la hacía echar humo por las orejas.

— Hey ¿Qué haces? —pregunté al verla comerse un pedazo de queso.
— Comiendo queso ¿No es obvio? —respondió con obviedad.— Está riquísimo, me encanta.
— ¿Y yo? —pregunté apagando la cocina y dejando la salsa en la olla para acercarme a ella.
— Vos también, pero más el queso. —dijo haciéndose la graciosa.
— ¿Ah si? —pregunté a unos centímetros de su cara, a lo que ella asintió mirándome fijamente.

Bastaron unos cuantos segundos para terminar besando sus labios lentamente mientras apoyaba una de mis manos en su cintura y otra en su mejilla, acariciando la misma con mi pulgar. Ella tenía sus manos quietas en mi pecho y se quejó cuando le mordí el labio inferior sorpresivamente, no era de hacerle eso.

Una tos falsa nos hizo separar y al girarnos en dirección a la puerta de la cocina, vimos a Lautaro parado ahí mismo con Snow en brazos.

— No quería interrumpirles la apretada en la cocina, pero la abu pregunta si hay algo para tomar. —dijo un poco incómodo.
— Saca una gaseosa de la heladera, fijate que hay una que está más fría. —respondí, a lo que él asintió con su cabeza.

Sofía se alejó de mi para ayudarlo a buscar la gaseosa en la heladera y lo acompañó hasta el living, ahora cargando a Snow en sus brazos. Volví a lo mío en la cocina pero no pude evitar parar la oreja para escuchar lo que mamá le decía a Sofía y los comentarios que mis amigos tiraban.

— No estarás embarazada vos ¿no? —preguntó mi mamá con gracia, haciéndome reír.
— No no, no buscamos eso todavía. —respondió mi novia nerviosa, la voz la delataba.
— Sería el colmo un embarazo más. —le dijo mi progenitora. Conociendo a Sofía, sabía que aquello le había dolido un poco aunque mi mamá no lo había dicho con intenciones de ofender.
— Paulo Dybala "el banco de esperma". —comentó Nahuel haciéndonos reír a todos.

Me quedé en la cocina un rato más hasta que metí las pizzas en el horno, finalmente dejando que se cocinaran y el queso se derritiera. Aproveché ese tiempo que tenía libre para ir con mis amigos, desprendiendome los primeros botones de mi camisa al sentir calor.

Me senté en la punta del sillón y palmee mis piernas mientras miraba a Sofía, en señal de que se sentará ahí al no tener más espacio. Cuando estuvo sobre mis piernas la abracé por la cintura y me apoyé en su hombro, haciéndola estremecer en mis brazos por culpa de mi respiración en su piel.

Sentí la mirada de Lautaro sobre nosotros y traté de ignorarlo, me molestaban esas actitudes de él. Aunque siendo completamente honesto, yo le había "robado" a la persona que consideraba el amor de su vida, pero que era más un amor platónico.

Segundos más tarde vi como mi sobrino se alejaba de nosotros sin expresión alguna en el rostro, desapareciendo del living y yéndose para el baño. Obviamente lo seguí, no me pude contener.

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Re choto el capítulo pero bueno, prometo mejores en estos días. También aviso que no sé si vaya a seguir actualizar diariamente, lo más probable es que ponga un día o dos a la semana para eso porque quiero dedicarle tiempo a las demás historias. Las quiero, bye. 💕

Córdoba sin ti {Paulo Dybala} حيث تعيش القصص. اكتشف الآن