C A P Í T U L O 17

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Pero entonces tuvimos que separarnos, nuestros pulmones ansiaban oxígeno y aunque no quisiéramos separarnos, nuestros cuerpos lo hicieron. Porque debían, no porque querían.

Habíamos descansado frente con frente, aún la mantenía en mi regazo, pero no estaba para nada incómodo, incluso me sentía bien. Las palabras sobraron, y bueno, no teníamos aliento ni siquiera para hablar, entre nosotros había algo más fuerte que nuestros pensamientos razonables, porque una persona razonable no hubiese hecho eso, ni mucho menos en el Instituto, donde cualquier nos pudiese ver.

El teléfono vibró en mi bolsillo, así fue como volví a la realidad, faltaba poco para que la campaña sonará, el receso se terminaría y la verdad es que me estaba muriendo del hambre. Brissa pareció sentir la vibración, porque bajó sus piernas y me soltó repentinamente. La miré a los ojos, parecía estar asustada, como si ella hubiese pensado que esto era mentira, tal vez una ilusión. Y ahora cayera en la realidad dándose un repentino golpe. Me sentí extraño, supe que tal vez había sido el instinto. Acomode mis anteojos en su lugar, saqué el teléfono del bolsillo y miré la causa por la que había sonado mi celular.

< Mau 🔥
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¿Dónde carajos estás? Ya casi termina el receso. Imbécil.

Me pensé si responder o no. Al final seleccione la opción de <responder> . La realidad es que no quería estar atento a Brissa, podía imaginarme que nada positivo saldría de esto.

< Ahora voy.

Eso fue lo único que respondí, no tenía ánimos de decir algo más.

—Así que... ¿por qué fue eso? –hablé antes de siquiera quitar la vista del teléfono.

Pero no había nadie, estaba completamente solo, ¿en qué momento ella se fue? ¿cómo es que no lo sentí?. Levanté los brazos exasperado, parecía un jodido estúpido ahí, hablando con la nada. Si no estuviera justo en ese lugar, podría jurar que sólo había sido un sueño o sólo una imaginación. Aturdido, caminé hasta estar de vuelta en el interior del instituto, seguí mi camino hasta la cafetería, donde mis amigos me esperaban con ansiedad.

♪♪♪▶♪♪♪

—¿Así qué te beso y después desapareció? –pregunto Franco casi por tercera vez.

Íbamos saliendo de la cafetería cuando se me ocurrió contarles lo sucedido, aunque no con muchos detalles, sólo les había dicho que Brissa me había besado sin previo aviso.

—Tal vez fue un impulso y después se avergonzó –Mauro se encogió de hombros y después me miró nuevamente—. Por eso fue que en la menor oportunidad ella se fue.

—No es de las chicas que se avergüenzan fácilmente, ustedes lo saben –de nuevo acomode los anteojos en su lugar—. O es que ya no recuerdan su primer día en este lugar.

—¿Entonces no las has visto sonrojarse? –pregunto Franco con suma curiosidad.

—No es como si pasara mucho tiempo con ella, apenas y hablamos –rodeé los ojos, ellos ya creían que prácticamente era mi novia y pues no.

—Bueno, es que creo que ya pasas más tiempo con ella que con nosotros –Franco trato de no darle tanta importancia a su comentario. Pero era algo que tal vez tenía razón.

Noches sin Estrellas Onde histórias criam vida. Descubra agora