C A P Í T U L O 47

36 3 0
                                    

Lunes por la mañana.

El frío era denso, mi padre me había escondido las llaves del pequeño coche, así que tuve que ir a pie. Frote mis manos para crear un poco de calor entre ellas, tenía tanto frío que parecía que mi chaqueta no servía de nada, el gorro de lana gris protegía sólo un poco mi cabeza y parte de mis orejas.

Caminé por las calles con pasó inseguro, ya había recorrido estas calles pero me parecía más fácil hacerlo en coche que a pie. Eran barrios inseguros, aunque a esta hora todos debería estar durmiendo, pero uno nunca sabía a ciencia cierta lo que podría pasar. Estaba recorriendo las mismas calles por las que había pasado el sábado pasado, de nuevo estaba en búsqueda de Brissa.

Sólo basto con ver a Santiago para correr a él y preguntarle si sabía algo de Brissa. Parecía renuente y muy preocupado, entonces recordé esa conversación y comprendí. Él temía que se la hubieran llevado, comencé a temer yo también.

Ahora me encontraba buscándola, en las mismas calles donde la perdí por última vez. Acelere el paso cuando vi desde lejos el mismo callejón por el cual ella se había metido. Miré a ambos lados buscando a alguien o algo que me dijera que había al otro lado de ese pequeño y oscuro callejón.

Caminé sin pensar, tome mi mochila con la fuerza suficiente y seguí, seguí hasta que salí de aquel callejón donde se encontraban aquellas ratas que paseaban por la basura que se encontraba en las esquinas. Un pequeño movimiento me asustó y fue ahí que me di cuenta de que había ratas, ratas enormes.

Mire hacia el frente, sólo encontré pequeñas casas, casas pequeñas, pobres y muy descuidadas. Era como un barrio pequeño que permanecía escondido de las demás personas, como si fuera un nido de ratones, los ratones se escondían en lo más profundo de aquello que parece un poco perfecto, lo hacen para protegerse de los gatos o de cualquier depredador, este lugar realmente me recordaba a un nido de ratas, donde los pequeños ratones eran los menos culpables de todos.

Recuerdo que cuando era pequeño, mi madre encontró un nido de ratones en el mismo lugar donde guardaba las cajas y todo aquello que por el momento no usaba. Las ratas salieron corriendo y los más pequeños, las crías se quedaron ahí, inmóviles y llenos de pánico, sus ojitos nos miraban y también miraban a sus padres los cuales se habían ido sin mirar atrás.

Recuerdo que di un gran gritó y mamá sólo los miro con una mezcla de repugnancia y clemencia. Papá estaba con nosotros, él dijo sin dudar que los mataría pero mamá dijo que no había porque, así que tomó un recogedor de basura y tomó el nido como si nada, lo puso sobre el recogedor y los llevo hacia fuera, yo la seguí corriendo y vi como ella los dejaba en un rincón lejos de la caza. En mi inocencia le pregunté porque no los había matado comopapa había dicho. Ella me miro sobre su hombro y me dijo que ellos eran los menos culpables, sus padres habían sido los que les buscaron ese hogar, ellos fueron los que huyeron dejándolos completamente solos. Ahora ellos no eran los culpables.

Como era tan pequeño no comprendí, pero con el tiempo lo hice. Los hijos no eran culpables de aquello que hacían sus padres, no cuando eran tan pequeños. Aunque mirándolo de otro modo ellos sólo buscaban un lugar seguro para sus crías. Todo era cuestión de empatía.

Lo primero que se me vino a la mente es que ella podría vivir en cualquiera de esas casas, pero me era difícil el pensar por donde empezaría a buscarla. Había tantas que no lo sabía.

Un sonido a mi derecha me sobresalto. Volteé casi con la mano en el corazón, pero sólo era un perro buscando comida en las bolsas de basura que había en callejón.

Lo miré detenidamente como buscando o esperando que él me diera la respuesta que buscaba y como si un foquillo se hubiera iluminado sobre mi cabeza recordé aquella historia que Brissa me había contado. Si no me equivocaba, ella debía de vivir en una casa cerca de algún parque público. Sólo debía buscar alguna de ahí se me haría un poco más fácil. O eso esperaba.

Noches sin Estrellas Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin