C A P Í T U L O 35

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Las redes sociales nunca habían sido lo mío. Carecía de amigos y de reacciones en mis publicaciones, aunque en realidad por lo mismo mi perfil tenía poca actividad. Sólo lo usaba cuando estaba muy aburrido. Hoy era uno de esos días.

En mi escritorio estaba la computadora inalámbrica que usaba para mis tareas y para entretenerme. Justo en ese momento abrí la página de la red social, puse mi correo y mi contraseña. Espere a que cargara la pagina, pero antes tome un sorbo del café que me había hecho mi nana para terminar mi trabajo de investigación para la clase de Química. El día siguiente sería Lunes, así que mi nana me había regañado por esperar al último momento y hacer mi tarea. Así que me hizo un café y me ordenó, el no salir de mi habitación hasta que la terminará. En ocasiones la señora Young era como mi madre y en realidad no me molestaba el que lo fuera.

Como siempre mi bandeja de notificaciónes y mensajes estaba vacía. En realidad no me sorprendía mucho.

Por un buen rato estuve divagando en varias páginas de facebook, pero fue tanto rato que me llegue aburrir. Miré fijamente la pantalla, aunque en realidad mi mirada estaba concentrada en la parte del buscar. Nunca le había preguntado a Brissa si ella tenía alguna red social. Hoy no podría preguntarle, ya que ella me había dicho que hoy no vendría a casa, que hoy tendría que “trabajar”. Así que de repente me entró la curiosidad. Tecleé el nombre de Brissa Gallego y espere a que salieran todas las respuestas.

Habían salido más 1,000 posibilidades, por más de una hora estuve viendo diferentes perfiles, pero ninguna era ella o por lo menos me parecía que ninguna era ella, ya que algunos perfiles no contaban con foto de perfil.

En algún momento me di por vencido. Observe mi taza de café fijamente, en un segundo mi mente divagó tanto que llegue a la conversación que había tenido con Brissa, la misma en donde me había dicho el nombre de su madre. Tuve una idea tonta o tal vez la mejor idea que pude haber pensado, no sabía muy bien en realidad.

En el buscador de facebook tecleé el nombre de Lucía Gallego, en un acto de valentía me permití buscar a la madre de Brissa tal vez con la esperanza de que nada de lo que Brissa piensa fuera real.

Cuando la página se cargó había 700 perfiles con ese nombre. Por un segundo me arrepentí, al fin de cuentas este asunto no me involucraba a mi, pero quería que Brissa estuviera mejor y se diera cuenta de que realmente no está sola. Comence a revisar los perfiles, no sabía exactamente con que me quería encontrar, digo, al final no tenía la mínima idea de cómo era físicamente. Pero tuve la esperanza de que su madre contará con el color de ojos que Brissa tenía.

Ya eran más de las 12:00 de la noche, hacia rato que había escuchado la llegada de mi padre, pero desde aquella vez, él se había comportado muy arrepentido y avergonzado, yo aún estaba enojado con el, porque ¿qué padre sería capaz de olvidar el cumpleaños de su propio hijo. Las cosas entre los dos habían ido de mal a peor.

Detuve mi búsqueda cuando encontré a una mujer que tenía el mismo color de ojos, su cabello era color castaño, pero sus rasgos me daban la ilusión de ver a Brissa siendo mayor.

Entre a su biografía y busque sin parar, al final di con una alerta AMBER, la misma alerta que se daba en Latinoamérica cuando algún menor de edad había sido extraviado o robado de los brazos de sus padres. La alerta era sobre una bebé de 4 meses que había sido robada en un estado de no muy lejos. El nombre que se daba en el boletín no era el de Brissa Gallego, si no el de Brissa Guadalupe Gallego..., los rasgos eran simples; bebé de ojos color jade, cabello color negro intenso y piel blanca. Como señas particulares se decía que tiene un lunar en el hombro con la forma de una luna creciente.

A decir verdad nunca me había fijado si Brissa tenía ese lunar, podía ser que lo tuviera. Pudiera ser que la madre de Brissa siempre la hubiera buscado, pudiera ser que está mujer fuera su madre.

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