C A P Í T U L O 37

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-Tu padre dijo que llegaría temprano a casa, dijo que sería bueno que dieran un paseo -mi nana siguió batiendo los huevos un rato más. -Ya sabes para qué platiquen.

A penas hacia unos minutos que había llegado a casa, a pesar de que Brissa me había dejado varado, no me apeteció volver al colegio, no tenía cabeza para más información que se negaba a entrar de una o otra manera. Cuando entre por las puertas de la cocina, la señora Young pudo notar claramente que no estaba de humor. Tal vez de alguna manera ella pensó que está noticia me caería súper genial, pero la verdad había causado el efecto contrario. Me sentía peor.

-Joder, no estoy de humor para esto nana -había susurrado por lo bajo, con la esperanza de que me hubiera escuchado.

-Acaso no quieres mejorar la relación con tu padre -acusó mi nana.

Ella seguía batiendo los huevos, en la mesa había chiles verdes de esos que eran más anchos, en un segundo supe que haría chiles rellenos de queso derretido. Mis favoritos.

-No es eso. Tuve una pelea -suspire pesadamente. Mi nana dejó de batir y me miró con una ceja alzada, era obvio que quería más información. -Con una chica..., con la chica de la que te hablé hace unos días.

-Oh, esa chica -siguió batiendo, ahora con un poco más de entendimiento. -¿Y estas bien?.

-No, creo que no.

No dije más, caminé de vuelta hasta la sala y me senté de un golpe, deje que la señora Young siguiera haciendo la comida. Abrí la computadora inalámbrica de mi padre, que por casualidad había dejado en la mesa que estaba al centro de la sala. Espere a que encendiera. Tardó lo que me pareció una eternidad, pero cuando por fin encendió lo primero que hice fue entrar a la red social, en donde había encontrado aquella señora que parecía ser la madre de Brissa. Aún no estaba cien por ciento seguro, pero mi instinto me decía que así era.

La bandeja de entrada estaba vacía a la primera, volví a actualizar una segunda vez, fue entonces que apareció aquella notificación que decía tener un nuevo mensaje no leído.

Antes de siquiera abrir la bandeja, me dije que era un idiota, antes de lo sucedido con Brissa había planeado hablar con ella sobre lo de su madre, pero después de la pelea se me borró por completo de la cabeza. Hubiera sido mejor que se lo dijera en el primer segundo en el que la vi. Me equivoqué, debí de decírselo hacia varias horas. Nunca pensé que algo así pudiera pasar. Ahora la mentira era más grave, ahora ya le había mentido por más tiempo. Sabía a ciencia cierta que esto estaba mal, y que no me lo perdonaría a la primera. Brissa era desconfiada y ahora que quebrante un poco la poca confianza que me había dado, todo iría aún más mal.

Abrí la bandeja de mensajes. Al inicio de todas las conversaciónes estaba el nombre de Lucía Gallego, sus palabras eran escasa y tal vez un poco cortantes, cuando por fin me decidí a abrir el mensaje.

Lucía Gallego.

Hola, buenas noches.
Vi la publicación de la alerta AMBER que había en su perfil y me tomé la molestia de mandarle un mensaje. La verdad es que me gustaría saber más del asunto. Podría ser que le pueda ayudar.

¿Quién eres?.
Me parece raro que preguntes por ello. Hace más de 17 años que esa alerta fue publicada. ¿Por qué dices que podrías ayudarme?.

De nuevo leí el mensaje que le había enviado, leí también su mensaje. Era comprensible que dudará de mi. Al fin y al cabo ni siquiera yo estaba seguro de si se trataba de su hija o no.

Lamento causarle molestias, yo..., bueno conozco a una chica que es bastante parecida a usted. Su madre la abandonó. Y no se..., verla a usted en fotos es como ver a esta persona teniendo su edad. No estoy seguro de si se trata de su hija o de si este todavía buscándola. Pero su historia tal vez concuerde con la de ella. Yo.., sólo quería saber más del caso.

Noches sin Estrellas Where stories live. Discover now