Capítulo 21 - Invasión

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Ha pasado un mes desde que Karin comenzó a vivir en la casa de nuestro protagonista, tiempo en el que Karin fue aceptada y hecha oficialmente una kunoichi de la aldea, aunque de momento no podría hacer misiones hasta que los exámenes chuunin terminaran. Naruto y Karin comenzaron a ser más que amigos, y se les veía muy juntos la mayoría del tiempo, cosa que hizo cabrear a más de una de las admiradoras secretas del espartano. 

Pero no todo fue descansos y paseos, Naruto ayudó a su pareja en sus entrenamientos y le enseñó técnicas y llaves para someter a rivales mas fuertes. En este tiempo, la pelirroja le contó sobre su habilidad curativa y le mostró sus marcas que llevaba con pena y dolor en sus brazos. Él decidió sanar sus cicatrices por medio de su chakra, combinando su factor regenerativo, con el que logró borrar por completo las marcas de mordeduras que siempre la atormentaban sobre su cruel pasado. Este gesto del espartano no solo alegró considerablemente a Karin, sino que también la hizo enamorarse mas de él, si es que eso era posible.

En este momento, el estadio de Konoha está a reventar, ya que ademas de los civiles y ninjas de la aldea, también llegaron personas de las otras naciones junto a sus kages y respectivos escoltas, quienes no tardaron en revelarse y llamar la atención a su manera.

—Los genins de esta generación se ven prometedores —dijo A, la cuarta sombra de Kumogakure, un hombre fornido de piel bronceada y cabellos rubios, quien portaba tres pesas doradas en ambos brazos, ademas de un gran cinto hecho también de oro que adornaba su cintura. Este venia escoltado por su hermano, Killer Bee, un hombre similar al antes descrito, pero este llevaba gafas oscuras en sus ojos y rapeaba cosas sin sentido constantemente.

—Hmph, a su edad yo luché en la guerra —arremetió casi con desprecio en su voz la tercer sombra de Iwagakure, Onoki, un anciano que se negaba a ceder el puesto de kage, ya que según él aun no existía nadie digno de suceder su lugar

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—Hmph, a su edad yo luché en la guerra —arremetió casi con desprecio en su voz la tercer sombra de Iwagakure, Onoki, un anciano que se negaba a ceder el puesto de kage, ya que según él aun no existía nadie digno de suceder su lugar. Era un hombre de baja estatura, con gran parte de su cabeza sin cabello, salvo a cada lado de la misma, estando ya de un color canoso total. Aunque lo inevitable de ver en su rostro, era su nariz peculiar, por no decir fea. En eso, un crujido se escuchó detrás de él—. ¡Ay, mi espalda! —El anciano iba escoltado por su nieta, Kurotsuchi, una chica de cabello negro corto y complexión delgada, y por su guardia mas leal, Akatsuchi, un tipo corpulento pero de rostro amigable y cachetón.

 ¡Ay, mi espalda! —El anciano iba escoltado por su nieta, Kurotsuchi, una chica de cabello negro corto y complexión delgada, y por su guardia mas leal, Akatsuchi, un tipo corpulento pero de rostro amigable y cachetón

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El Último Espartano - IWhere stories live. Discover now