Capítulo 33 - Kurama

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Una obra de arte grotesca, combinando el rojo y el blanco, acompañada del olor a muerte y el llanto de almas perdidas. Solo así se puede describir tal escena frente a la cuarta división shinobi, quienes presenciaron de principio a fin como un pequeño ejército aniquiló a todas esas criaturas humanoides, eso sin contar como los Akatsukis fueron derrotados fácilmente por los capitanes, siendo que ellos en vida fueron una gran amenaza.

También se hablaba de ese rubio ojiazul -quien dedujeron que era su líder- que de un solo ataque masacró a tantos ninjas que les hubieran asesinado fácilmente a mas de la mitad de sus shinobis. Vaya introducción a hecho el ejercito de Esparta, es una suerte que ambos batallones estén del mismo lado.

Mientras las tropas recobraban el aliento, dentro de las mentes de los Héroes de Konoha sucedía una conversación similar con ambas mitades del Kyuubi selladas en los hermanos.

—¿Que acaba de pasar? ¿Así de fácil los eliminó con un solo ataque? —El pelirrojo Menma le daba vueltas a lo que presenció de parte de su hermano mayor.

—Ahora que lo noto, sus armas despiden energía divina igual a la del viejo. Aunque puedo sentir que no son de estas tierras. —Le responde su mitad del Kyuubi.

—Supongo que mi otra mitad ya lo notó también —hablaba la otra mitad dentro de Mito.

—¿Qué ocurre? ¿Qué notaste? —pregunta Mito a su bijuu.

—Las armas de ese mocoso irradian energía divina igual a la de padre. Pero no se parecen a ningún arma de estas tierras.

—¿Viejo? ¿De quien estás hablando?

—Mi padre fue el Rikudou Sennin. Padre del ninshu, y quien nos creó a mi y a mis ocho hermanos quienes ustedes conocen como los bijuu.

—¿En serio tu padre era alguien así de poderoso? Eso no me lo esperaba —dice Mito con sorpresa.

—Aparte de ser nuestro creador, fue alguien con un buen corazón. No nos veía como bestias, sino como seres vivos, igual que él.

—Fascinante. Pero si lo que dices es cierto, ¿entonces como es que mi hermano consiguió esas armas? Dudo mucho que se las halla quitado a un dios —dice Menma. Que tan equivocado estaba el pelirrojo.

—No lo sé, habría que preguntárselo.

De vuelta en el mundo real, el rubio guardó sus armas como por arte de magia haciéndolas desaparecer, y voltea a encarar a sus hermanos.

—Oigan, ¿que está pasando por aquí? Me voy cinco minutos y el mundo está en guerra —pregunta con gracia el ojiazul.

—Onii-chan. Que bueno volver a verte, te extrañé mucho. —Su hermana lo abraza de manera efusiva.

—Nos tenias muy preocupados, sobretodo a oka-san. Nunca fuiste a la casa mínimo a saludar, y no habían noticias sobre ti. ¿Donde has estado? —Menma interroga a su hermano mayor, quien no evita darse cuenta de la madurez que ha desarrollado el pelirrojo en estos años.

—¿Y de donde conseguiste esas armas? Según Kurama son especiales.

—Calma, calma, ya estoy aquí. Entonces Kurama, ¿eh? Con que así se llama su bijuu. Supongo que les debo una respuesta a sus incógnitas, pero no aquí. Déjenme entrar a sus mentes para charlar en privado también con sus inquilinos.

Naruto pone sus manos en la frente de ambos pelirrojos, y entra exitosamente al psique de ambos, que al estar conectados mediante el rubio, provoca que ambas mentes se entre-mezclen, y así estén ambos Kurama  frente a frente junto a sus carceleros.

El Último Espartano - IUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum