Capítulo 59 - Morrigan

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—¿Llego tarde para la acción? —dijo Kratos captando la atención de todo mundo, humanos, demonios y dioses.

—Es él —dice Ryu deslumbrado y contento de ver al maestro de su maestro en el campo de batalla.

—Es el maestro de nuestro hermano mayor. —dice Mito, quien recordaba muy bien los sucesos de la ultima guerra. Ares dio una leve risa mientras veía a su antiguo verdugo.

—Kratos. Nos volvemos a encontrar —dice Ares.

—Así parece, Ares.

—Aquel dia en que me derrotaste fuiste ayudado por esos patéticos del Olimpo. Ahora no hay nadie quien te pueda ayudar. ¡Ven y enfrentame una vez mas!

—Que así sea... Escuchen bien, Ares es mi presa. Ustedes encárguense de los otros tres. —dice Kratos quien era acompañado por Minato, Kushina y la mayoría de la élite de Konoha.

—Pero señor, ¿como se supone que haremos eso? —pregunta Minato. 

—No me importa. Háganlo.

—JAJAJAJA, como en los viejos tiempos, ¿no es así, Kratos? ¡Ven y reclama tu lugar en el infierno junto a nosotros!

—Yo no soy el mismo hombre iluso y lleno de ira. Pero no me dejas mas opción que acabar contigo otra vez.

—Ese idiota tomará el premio mayor. Pero no importa, aun así están estos mortales debiluchos como entretenimiento —dice Morrigan con ira.

—¡Rindanse ante mi y mueran! —exclama el destructor egipcio.

La batalla ha comenzado. Los antiguos dioses de la guerra han iniciado una batalla que recordaba al dios marcado sobre su pasado. Mientras que el resto de shinobis comunes continuaban luchando contra los ejércitos del rey de las tinieblas, hubieron otros que tomaron el riesgo de enfrentarse a los dioses. El amo y señor del reino de Muspelheim fue desafiado por los sannins infernales de Esparta, ya que Surtur a simple vista se veía como el mas fuerte de las cuatro calamidades. El dios de la sequía Seth fue retado por los capitanes Kaido, Roger y Kaneki, quienes eran muy buenos en coordinar ataques. 

La diosa de la destrucción Morrigan fue encarada por "El Jinete del Apocalipsis", Teach Yosa, el Ángel Alado, Bartholomew Senju, y por el maestro del fuego, Eren Jaeger. Las peleas se dieron en diferentes puntos de la gran aldea, mientras a sus alrededores las tropas humanas combatían contra las legiones del Infierno.

—Interesante. Los mortales de estas tierras tienen poderes semejantes a los de un dios. Eso lo hace mas divertido. ¡Entretenganme lo mas que puedan! —dice Morrigan frente a sus adversarios.

—Ella nos ve como simples humanos débiles. Aprovechemos su arrogancia para acabar con ella —dice Eren.

—Concuerdo contigo. Yo atacaré por la derecha. Bartholomew, tú atacarás por en medio. Y Eren, tú por la izquierda —explica Teach su plan de ataque.

—Entendido. —Ambos capitanes no pusieron objeción.

—Estoy esperandoooo. —Les dice Morrigan con un tono sarcástico y burlón.

El capitán mas joven consumió una de sus Rumble Balls, mientras que Eren activó su armadura de fuego, y al mismo tiempo desaparecieron los tres capitanes, re-apareciendo en las posiciones que habían acordado. Lo que no se esperaron -aunque era un poco obvio- fue de que la deidad detuvo los ataques en seco. Morrigan desenfundó su pequeño amuleto plateado, siendo esto un cuchillo alargado y un poco curvo. Con la funda detuvo el puño de Eren, con el cuchillo detuvo el golpe de Teach, y el ataque del espadachín fue detenido por una especie de campo invisible muy duro. Con una onda de poder proveniente de su cuerpo empujó a los tres capitanes, quienes no sabían lo que acababa de suceder.

El Último Espartano - IWhere stories live. Discover now