20. Mutismo selectivo

4.8K 733 238
                                    

Alec miró sus manos. Estaban temblando. Igual que su estómago que se sentía revuelto y su corazón roto. Sus labios temblaron y pudo sentir el nudo en su garganta.

-Por favor, no -susurró, casi para sí mismo-. Por favor, no otra vez, no ahora. Tengo que poder, tengo que poder...

Se apoyó con fuerza -sus nudillos volviéndose blancos- en los lavabos de los baños de la Clínica. Había tenido que venir por las ganas irrefrenables de vomitar.

-Por favor, Alec, tú puedes -se dijo a sí mismo, sus ojos llenos de lágrimas.

Habían sido inaguantables estas semanas sin Magnus.

Era Magnus -Alec lo sabía y lo confirmó en estos días sin él- quien le daba fuerzas, quien daba brillo y color a su vida, era la luz y el sonido de su mundo.

Irónicamente, Alec sentía que podía morir en el silencio sin Magnus. Si bien con él no solía hablar, era por comodidad, pero era él quien le daba fuerzas para levantarse y seguir a pesar de su difícil situación, para enfrentar al mundo, para desenvolverse con los demás.

Son Magnus Alec sentía que no había una razón para hacerlo. Lo gris que era su vida antes de conocer a Magnus volvió cuando se fue, cuando se negó a escucharlo, cuando transfirió su caso a la doctora Loss, cuando bloqueó su número y se negó a recibirlo en consulta.

Alec perdió el deseo de seguir y sólo saber que dentro de él había una vida le impidió rendirse.

Sus padres estaban preocupados al verlo llegar y encerrarse siempre en su habitación. Comía porque el Peque lo necesitaba. Iba a la universidad porque era su excusa, porque se supone que de ahí venía el dinero, porque no podía perder todo lo logrado en una vida de estudios sólo porque estaba deprimido.

-Pero tienes razones para estarlo -le había dicho Ernesto cuando lo encontró llorando en una de las tantas ocasiones en que había ido a buscar a Magnus y Alec se desahogó con él-. No digo que te deprimas, no me malentiendas. Me caes bien y quiero que tú seas feliz, tanto como lo soy con Scott y mi bebé en camino, pero entiendo tu tristeza y tu frustración. Tu situación es tan difícil, en tu casa, tus padres no saben lo que hiciste por ellos, este enorme sacrificio, Alec. Yo me embaracé porque amo a otro hombre y quiero un hijo propio, porque era mi mayor deseo, tú lo hiciste por ellos, por tu familia, alquilaste tu vientre para salir adelante. Y ellos no lo saben, no lo aprecian, no lo agradecen lo suficiente...

Jace seguía en su actitud de siempre.

Izzy parecía no saber cómo acercarse a Alec y lo estaba volviendo loco no saber si ella realmente sabía. ¿Y qué pensaba si lo hacía? ¿Qué sentía al respecto, repulsión por su hermano embarazado?

-...entonces, no digo que te quedes ahí, digo que tienes razones para sentirte así, pero más para salir adelante. Ya lo has hecho, Alec. Respira y así como el mundo no se te cerró cuando necesitaste un salida a la mala situación económica en casa, tampoco dejes que lo haga ahora. Hay un mundo de posibilidades y no vamos a dejar que el doctor Bane se vaya de tu vida sin escucharte. Así como dijo que no le importaba que fueras un ángel "silencioso" y no llegar a escucharte nunca, no debería importar que puedas hablar. Debe escuchar tu explicación al menos antes de decirte que no quiere saber más de ti.

Y Alec había hecho un puchero.

-Pero no va a ser así. Él va a entender, ya verás. No soy experto, pero no parece que quisieras engañarlo. Tú has dicho que el silencio se volvió cómodo entre ustedes, saber que te entendía sin palabras, que con él podías simplemente ser. Pero no fue así al inicio, ¿cierto? Si entendí bien, al principio realmente no pudiste hablar, las primeras veces simplemente no lograste que las palabras salieran...

El silencio del amor (Malec Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora