24. Me enamoré de ti

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Desconocido: ...realmente lo eres. Eres mi Ancla al mundo, Magnus Bane, aquello que me da fuerza, que me da sentido, mi Piedra angular. Eres más de lo que podría poner en palabras, ¿puedes perdonarme por no haberlo hecho, por no decirlo a tiempo?

Magnus se sentía ridículo, llorando por un mensaje de texto, en el estacionamiento de la Clínica, mientras que Alec estaba en algún lugar ahí adentro, tan cerca.

Sabía que podría haberse quedado en el consultorio con él, pero también, en el fondo intuía que no era lo que ambos necesitaban. Tal vez un poco de espacio entre ellos ayudaría, eso les daría un poco de libertad para expresarse mejor, sin presiones, sobre todo a Alec.

Y aquí estaba él, todavía preocupándose por su ángel silencioso –a voluntad–.

Magnus suspiró y talló sus ojos, tratando de eliminar las lágrimas para poder responder. Sabía que no había forma de que no lo hiciera.

Entonces llegó otro texto. Aparentemente su ángel no tenía paciencia:

Desconocido: No sé si deba esperar una respuesta tuya o seguir. Me dijiste que te hable, tal vez lo entendí mal al suponer que era un "Hablemos". Magnus, tal vez no lo merezco y que ironía pedírtelo justamente yo, pero no me dejes en el vacío, no te quedes en silencio, no me hagas a un lado. Si realmente todavía te importo, aunque sigas molesto, dime algo. Por favor. Lo que sea. Sé honesto, puedes serlo. No temas herirme porque me hiere más tu silencio.

Magnus no escribió, no podía, no con sus manos temblando tanto. Él mandó un breve mensaje de voz, o había pretendido ser breve al menos. Pero como casi siempre sucede, una vez que comienzas es difícil parar:

"—Podría ahora mismo contarte lo trágica que ha sido siempre mi vida, lo gris y vacía que fue antes de ti. "Dime de que presumes y te diré de que careces", es un dicho popular, ¿lo has escuchado? Sí, yo voy por ahí dejando una ruidosa estela de brillos y colores, y es precisamente por eso, tratar de llenar el vacío. Entonces te vi, te cruzaste en mi camino y una luz se encendió, fue más fácil incluso respirar..."

* * *

Las manos de Alec temblaban, tanto como su inestable corazón ahora, mientras sostenía el móvil y seguía escuchando:

"—...con tu frescura, con tu mirada inocente y tu sonrisa tan única. No hicieron falta palabras, Alexander, para darme cuenta que eras tú. Creo en el destino, ¿sabes? En las almas gemelas, en que una mirada basta. No para una vida perfecta, no, no funciona así, no basta con encontrarse. Pero sí para reconocerse, para saber que es la persona por y con la que has de luchar. Creía que ese eras tú para mí, que éramos..."

Había un largo silencio al final del mensaje, como si quisiera agregar algo pero se hubiera arrepentido.

Después llegó un texto escrito:

Magnus: no estoy esperando tu voz, no te preocupes, simplemente para mí era más fácil así. No busco presionarte.

Los labios de Alec se fruncieron, pero antes de que pudiera responder, llegó otro mensaje:

Magnus: Lo siento si estoy siendo duro. Esto no te hace bien, sobre todo en tu estado. Tal vez deberíamos darnos un tiempo, seguir nuestros caminos y algún día, ya más tranquilos, hablarlo de nuevo.

El silencio del amor (Malec Mpreg)Where stories live. Discover now