46. Sí quiero

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Quiero compartir mi vida contigo, y eso significa hoy, el futuro, y todo mi pasado, si lo quieres. Si me quieres.
(Ciudad de fuego celestial)




«Si tú quieres, y no es nada seguro, Alexander, podríamos preguntar, intentarlo, luchar juntos...»

Alec se quedó sin palabras, congelado en su sitio. Sus dedos enredados en el cabello de Magnus. Y su corazón golpeando fuerte.

Tenía que haber entendido mal. No era posible que Magnus le estuviera proponiendo lo que él creía. Nadie en su sano juicio lo haría. Nadie que conociste hace sólo unos meses, a quien mentiste y heriste sin querer, querría tener un hijo contigo. Un hijo que biológicamente no era de ninguno de los dos.

El Peque eligió ese preciso momento para moverse y Alec soltó una respiración profunda. No había notado que no estaba respirando. Dios, se estaba volviendo loco.

—¿Alexander? —Magnus, todavía arrodillado frente a él, alzó la mirada, sus manos en las caderas de Alec, dedos clavados con fuerza, su mejilla rozando la piel desnuda de su vientre.

Alec quería gritar "¡Sí!". Sí, sí, sí. Mil veces sí. Pero no podía, no podía obligarse a moverse o hablar.

El ceño de Magnus se frunció y aun así Alec no podía decir nada.

—Probablemente no... —Magnus comenzó a echarse para atrás, sus manos deslizándose de su vientre hacia sus muslos mientras se alejaba para ponerse de pie.

"Probablemente no era lo que tú querías. No conmigo."

Sólo entonces Alec pudo reaccionar. Sus dedos se deslizaron fuera del cabello de Magnus y bajaron por los lados de su cuello, ambos se estremecieron, hasta llegar a sus hombros. Alec presionó con fuerza mientras las manos de Magnus todavía descansaban sobre sus muslos. La piel de Alec ardía, a pesar de las capas de ropa, hormigueaba y había mariposas revoloteando felices, casi tanto como el Peque moviéndose dentro de él.

—No —Alec negó, su voz un susurro ronco, y Magnus esperó, ahora él quien contuvo la respiración. ¿No?—. No te vayas —Alec aclaró—, sí —hubo una tímida sonrisa y después más fuerte: —Sí. Sí quiero, Magnus. Yo...yo no sé si entendí... Si lo que creo que...

Magnus suspiró, tan aliviado, y miró al piso antes de deslizarse lejos de Alec.

Alec todavía hacía pucheros y su ceño estaba fruncido cuando Magnus lo miró con una sonrisa.

—No me estoy yendo —le dijo, antes de sentarse a su lado en el sillón. Alec se acurrucó a su lado al instante, amando en brazo de Magnus que rodeó sus hombros y la mano sobre su vientre, dibujando círculos suavemente—. Sólo quiero explicarte el por qué de mi decisión. Además de lo obvio, claro. Que tú lo quieres, se nota y, ahora que te conozco un poco más, es entendible, creo que alguien con un corazón como el tuyo nunca llevaría en su vientre nueve meses a otro ser sin sentir nada, simplemente no está en ti, no eres tú...

Alec recargó su cabeza en el hombro de Magnus, él mismo dibujando patrones sin sentido sobre la mano de Magnus que a su vez se movía sobre su vientre.

—No lo habría hecho si no fuera necesario. Entiendo la grandeza de este acto, de prestar vientres, pero yo no...

—Lo entiendo —Magnus apretó un poco el brazo a su alrededor—, lo entiendo, Alexander, a veces la vida nos obliga a ir por caminos que no hubiéramos tomado si tuviéramos otra elección. Pero aquí estamos, si hubiéramos cambiado una cosa, cualquiera por pequeña que fuera, entonces no estaríamos aquí, no nos habríamos conocido. Amo eso de ti, Alexander, no lo decía en un mal sentido, amo tu gran corazón.

Alec podía sentir dicho corazón vuelto loco. Magnus lo volvía loco.

—Y te entiendo. Yo tampoco lo esperaba. Soy médico, por Dios, veo pacientes, mujeres y hombres, embarazados cada día; no es algo nuevo para mí y, sin embargo, contigo es diferente. Porque eres mi novio...

Y eso sonaba tan hermoso.

—...porque no quiero más que tomarte en mis brazos y verte feliz. Quiero conocerte, Alexander, más y más cada día. Amar de ti incluso lo que tú odias. Valorar cada palabra y entender tus silencios. Te amo y tal vez te preguntes si estoy loco por proponerte esto porque no nos conocemos lo suficiente, no estamos en una relación lo suficientemente estable, nos falta mucho por recorrer, por vivir, como personas y como pareja... Pero, también porque soy médico y lo vivo cada día, sé que la vida no es algo seguro, que ese hilo que nos mantiene aquí es frágil y puede romperse en un instante sin aviso alguno. A veces se va debilitando día a día y tenemos la oportunidad para acostumbrarnos a la idea de que el tiempo se termina, pero en otros casos, Alexander, simplemente revienta sin que lo vieras venir, porque parecía tan resistente, pero nunca lo es del todo. Alexander, quiero conocerte y compartir mi vida contigo, aprender juntos cada día, pero no tenemos una larga vida asegurada y hoy, ahora mismo, creo que nuestra felicidad sería tomar a este pequeño para nosotros —Magnus extendió su mano sobre su vientre, tratando de abarcarlo un poco más.

Alec sintió que podía llorar justo ahora. Sus labios se movieron sin control y sus ojos ardían.

Magnus era tan bueno que sentía que no se lo merecía.

—Entonces, si eso es lo que entendiste, sí, quiero que, si no hay peticiones todavía, tú y yo adoptemos al Peque..

Las lágrimas de Alec resbalaron entonces. Giró su rostro justo cuando Magnus lo hacía también. Estaban tan cerca sus labios que Magnus casi sintió ese "Sí" antes del beso.






* * *

Hola 🙌 ¿Qué tal?

Magnus quiere que se queden al Peque 😭❤

Ahora recuerden que nada es seguro todavía, no quiero después comentarios con insultos o tipo "Voy a dejar de leer si no se quedan al bebé", las historias llevan un proceso y quienes las escribimos tomamos las decisiones que creemos mejor, prometo que habrá un final feliz –recuerden esto–, pero será un proceso...

Los invito a leer una historia que empecé sobre una fobia que no sé si conozcan: Cromofobia (miedo a los colores) 💙

¿Y ya vieron el capítulo de Shadowhunters? Magnus 😭😭💔

El silencio del amor (Malec Mpreg)Where stories live. Discover now