53. Estoy embarazado

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La vida le había enseñado que debía preocuparse sólo por presente porque el pasado ya había quedado atrás y el futuro aún estaba por llegar. Cada uno tenía que vivir lo que le tocaba vivir. No había otra explicación. Algunas veces se ganaba, y otras se perdía. Era parte del aprendizaje de la vida.
(Land Heather)




Alec aferraba entre sus manos, que no dejaban de temblar, las “fotografías” de su Peque.

Magnus no pudo evitar sonreír al mirarlo.

Se veía tan hermoso.

Con sus mejillas encendidas, los labios a mitad entre un puchero y una sonrisa y esa luz en sus ojos azules mientras recorría con su índice la ecografía.

Su Peque.

Magnus podría imaginarse fácilmente diciendo que se parecía a Alec. Lo que era absurdo porque no tenía ni un sólo gen de su ángel silencioso. Pero ahora podía entender a todos esos pacientes que lloraban porque “Es igualito a ti”.

Tomó una de las manos de Alec y le dio un suave apretón antes de soltarlo y regresar la suya al volante. Esperaba que Alec sintiera su apoyo. Entendía que tuviera miedo de la reacción de su familia, pero un embarazo no es algo que pudiera ocultarse...mucho menos cuando estaban a sólo tres meses de que el Peque naciera.

Magnus estaba muy feliz porque, la última vez que preguntó a Catarina, no había ninguna petición todavía.

No pudo evitar estirar su mano hasta tocar el abultado vientre de Alec. Alec suspiró y giró su rostro, ahora una amplia sonrisa curvando sus labios, aunque su ceño estaba levemente fruncido. —Es muy evidente, ¿verdad? —su mano se posó sobre la de Magnus. Ambos sonrieron cuando el Peque se movió.

Magnus hubiera deseado no estar manejando en ese momento, para poder juntar sus frentes y tomarlo en sus brazos.

—Sí lo es, pero eso no es malo. Eres la persona más noble que conozco por haber hecho esto, Alexander. Quizá no has hecho todo de la mejor manera, pero tus intenciones lo eran. A veces torcemos un poco el camino sin darnos cuenta, eso quizá también aplica para nosotros; no lo hemos hecho todo bien, pero no por eso esto significa menos.

Alec le sonrió, aunque duró poco. —Espero que ellos piensen lo mismo.

* * *

Magnus bajó primero y rodeó el auto para ir a abrir la portezuela de Alec. Alec lo miró con pánico, sus ojos muy abiertos.

Magnus estaba muy tentado a decirle que se fueran, que no le dijeran nada a los Lightwood, que no era necesario.

Pero sabía que no podían hacer eso. Tuvieran o no al Peque con ellos después de nacer, su familia merecía saberlo. Si ellos lo adoptaban o en el momento del nacimiento –ni siquiera iba a pensar en la posibilidad– sucediera algo malo, debían estar informados.

Acarició lentamente el vientre de Alec mientras lo ayudaba a salir. —Sé que tienes miedo de su reacción y no sé cuál será, tú los conoces más que yo; pero, pase lo que pase, yo voy a estar contigo.

Los labios de Alec temblaron, sus ojos cristalizados. Puso sus manos sobre las de Magnus y se recargó en él. —Se nota demasiado.

Magnus acarició un costado de su vientre y lo rodeó con su otro brazo. —Tienes seis meses de embarazo, Alexander. Raro sería que no se notara. El Peque, nuestro Peque, está creciendo. Pero has sabido ser discreto —tiró un poco del grueso abrigo que Alec llevaba en ese momento—, con tu ropa o la mochila que siempre llevas frente a ti. Aunque no sea necesario que lo hagas.

El silencio del amor (Malec Mpreg)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon