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Jeongin se despide del mayor antes de adentrarse a la escuela, hoy, Minho se tomó la tarea de llevarlo con el auto de su madre porque esta semana ella descansaría y el auto no sería usado, entonces pasó a manos del mayor, al menos por esa semana

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Jeongin se despide del mayor antes de adentrarse a la escuela, hoy, Minho se tomó la tarea de llevarlo con el auto de su madre porque esta semana ella descansaría y el auto no sería usado, entonces pasó a manos del mayor, al menos por esa semana.

Llegó al aula sin problemas y sin encontrarse a alguno de los mayores por los pasillos. Al entrar, extrañado, observó a varios de sus compañeros alrededor de lo que era su asiento, hasta el chico con el que más habla de la clase, Chenle, estaba entre ellos.

Más cerca, pudo ver una cajita envuelta con un moño y un pequeño papel sobre su mesa; todos lo miraron y los murmullos no tardaron en escucharse.

Sin entender lo que sucedía, se quedó allí parado esperando a que, el dueño de aquella caja, lo quitara y así poder sentarse él. Segundos después, el círculo que se había formado se dispersó y cada quien se fue a su lugar, menos Chenle.

— ¿Sabes de quién es esto?

— Es tu lugar, claro que es tuyo, ¿no vas a ver de quién es?

— Pero no es mío.— insiste seguro de sí, no existe razón alguna para que de la nada, algo le sea regalado.

El joven chino, niega repetidas veces y toma el pequeño papel para leer lo que dice, si es que viene escrito el destinatario. Lee lo escrito en el papel y automáticamente una gran sonrisa burlona adorna su rostro.

—"Para el inexpresivo niño bonito"—leyó del papel.—... pero no dice de quién es.lo mira entrecerrando los ojos ahora nulos.—...¿Te suena? Es para ti, ábrelo que quiero ver lo que es.

Lo anima el de mejillas regordetas entregándole la caja.

Observó detenidamente el envoltorio, de color completamente negro.

Despegó cuidadosamente el papel hasta que la caja más chica que según, se trataba de un teléfono celular del mismo color que el envoltorio, estuvo a su vista.

Ladeó la cabeza sin entender por qué una cosa de esas se le ha sido regalado, él las evita a toda costa, esos aparatos lo que hacen es distraer y hacer perder tiempo, o eso piensa él.

Quien hizo esto, seguro me conoce pero no me soporta, pensó él.

— Wow, alguien te regaló un teléfono.— dijo emocionado el más chico—...pero a ti no te gustan esas cosas.

El mayor de los dos asiente un tanto inquieto, de nuevo esa sensación extraña recorrió toda su espalda, provocándole un sudor frío.

— Honestamente, no sé qué hacer con esta cosa, es costosa.

Chenle rió por lo tierno que era su amigo — así lo consideraba él —.

— Consérvalo, de todas formas es un regalo, anónimo, pero sigue siendo un regalo.

Alexitimia; SeungInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora