Alexitimia; SeungIn

2.8

Estando en la cafetería, en lugar de hacer fila para comprar algo de comida como haría en su día normal, en lugar de eso saca de su mochila varios periódicos de empleos que tomó prestados de la habitación de su madre sin que se diese cuenta. Sabía a la perfección que hace días la mayor había estado releyendo con la intención de buscar un empleo más, cuando ya tiene tres diferentes.

Cansado de no hacer nada al respecto, decidió que era hora de ayudar con los gastos del hogar buscando él un empleo y así no sentirse un niño de mami que espera, le resuelvan la vida.
Gracias a que es mayor de edad y cuenta con buenas calificaciones, no se le dificultaría ser aceptado en algún buen puesto, no tenía nada en específico en mente, simplemente con que la paga fuese buena, se ajuste a sus horarios y quede cerca, aceptaría casi cualquier cosa.

—¿No vas a comprar algo?— negó sin apartar la vista del periódico sabiendo de quién provenía la voz.— Bien, te traeré algo, enseguida regreso.—asintió sin levantar la vista para continuar leyendo mientras subraya aquellos empleos que llaman su atención y más tarde marcaría para pedir información.

Aunque ninguno le parecía completamente a sus posibilidades, la mayoría pedía experiencia o que una edad mínima, y lo cierto es que lleva poco tiempo en el campo laboral porque prácticamente es nuevo en ello o los lugares quedaban al otro lado de la ciudad; le tomaría buen rato encontrar uno apto.

Suspiró frustrado escondiendo su rostro entre sus manos.

—¿Pasa algo, Kim?— levantó su vista encontrándose con Seungwoo, el nuevo consejero escolar que se unió hace unas semanas. Egresado de la carrera de Psicología en la misma universidad.

—Nada grave, es sólo que estoy buscando empleo, pero ninguno se ajusta a lo que puedo hacer.

Miró los periódicos regados y asintió comprensivo.

—Parece que estás estresado, deberías descansar y ordenar tu mente antes de pensar en acumular más responsabilidades, ¿No crees?— asintió avergonzado.

—Lo siento, sé que tengo suficiente pero eso no basta, necesito ayudar de alguna manera a mi madre, después de todo, nos tenemos el uno al otro y me desespera saber que ella es la única que aporta, también quiero ayudar.— suspiró intentando tranquilizarse.— Además, hay cosas que me gustarían hacer, como mudarme y vivir solo.— rió juntando los papeles para posteriormente guardarlos de nuevo en su mochila, más tarde buscaría en otros sitios.

El pelinegro sonrió comprensivo y tomó asiento a su lado.

—Estás de suerte, creo que puedo ayudarte ya que conozco a muchas personas que tienen sus propios negocios, pero necesito saber en lo que te especializas y si prometes ir a mi oficina cada vez que te sientas estresado, ¿Trato?

En su rostro apareció una amplia sonrisa a la vez que asintió frenéticamente emocionado como niño pequeño.

—Se lo agradezco de verdad, yo...