Donde Jeongin tiene un extraño transtorno en el que no puede entender las emociones, y Seungmin intenta saber lo que le ocurre para ayudarlo.
🖤 Historia completamente mía.
🖤 Contenido homosexual.
🖤 Aparición de otros ships.
🖤 Aparición de otros...
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Especial Parte 2/?
El fin de semana pasó como rayo y de nuevo, el pequeño de brackets estaba de vuelta a la escuela. Listo para regresar a la rutina de despertar muy temprano, ir a la escuela, llegar a casa algo tarde, hacer los deberes y dormir. Así todo los días, al menos cuando los amigos de Minho no irrumpen en sus actividades diarias —cosa que hacen casi a diario—.
A pesar de que desde un principio le gustaba estar tranquilo en la soledad de su habitación, su forma de pensar cambió un poco con el pasar de los días en que estuvo en el hospital. Se llegó a sentir solo al siguiente día en que los chicos abandonaron el restaurante; pasó el fin de semana sin nadie con quien hablar, pues, ellos tenían sus propios asuntos.
Anhelaba el contacto con personas que no fueran su madre o Minho, raramente hace cambios en su rutina, es el tipo de persona que se apega a lo monótono sin problemas pero actualmente la realidad es otra y necesita cambios en su día. Más actividades interesantes.
Esta vez hizo algo diferente a lo que solía acostumbrar. Esta vez decidió peinarse distinto, acomodó su cabello de modo que dejó a la vista su frente, haciéndolo ver extrañamente rebelde, aunque todos sabemos que eso es imposible.
A lo mucho de primer vista luce malhumorado con su rostro normalmente serio más ésta ocasión que su peinado es "rebelde".
Se miraba mucho mejor y varonil que antes.
Se adentró a la escuela, recorriendo todo el campus a paso lento ya que era muy temprano aún; recibió miradas curiosas y algunos murmullos de varios de sus compañeros que ya se encontraban en el lugar; alcanzó a escuchar a una de sus compañeras decirle a otra que se veía más guapo y varonil. A lo que él, como buen chico con autoestima alto que Minho le enseñó ser, se acercó a ella, provocándole un sonrojo.
—¿Verdad que sí? Mi madre dice que es de nacimiento. Y eso que sólo me peiné.—le dió la razón. La chica abrió la boca, sorprendida por la respuesta—Tu cara está muy roja, deberías ir a la enfermería, tal vez sea fiebre. Adiós.
Siguió caminando tranquilamente hasta llegar a su aula. Al entrar se encontró con miradas similares, les restó importancia y fue a su lugar; Chenle no había llegado aún.
—¡Guapo!— gritó alguien desde la puerta. Todas las miradas estaban sobre Chenle, quien había llegado.
Como es de esperarse, su actitud alegre, carismática y para nada de segundas intenciones, llamó la atención de sus compañeros que algunos se le acercaron amistosos a saludarle, el chino como lo amable que es, correspondió sus saludos sin quitarse los audífonos inalámbricos de sus oídos.
