Sabía que esto estaba mal. Sabía que me estaba equivocando. La voz en mi cabeza gritaba que debía alejarme de él. Que no era como yo, ni como nadie. No existía nada como él. No era un ángel, y tampoco un demonio.
Era ambos.
Luz y tinieblas. Esplendor y caos. Armonía y destrucción. Era un ser que se hallaba en medio de los dos mundos, y que al mismo tiempo no pertenecía a ninguno.
Debía alejarme, pero ya era demasiado tarde. Su oscuridad fue mi perdición, y me fue imposible no quemarme en las llamas de su Infierno.
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Penumbra
OvernaturligLIBRO I «Uno no se enamoró nunca, y ése fue su infierno. Otro, sí, y ésa fue su condena». - Robert Burton. Ser considerada "extraña" nunca había sido un problema para Amy Masters. Le gustaba su vida tran...