17. Lo que diga el Sinhueso

63.8K 9.9K 10.6K
                                    

Capítulo dedicado a Rubén, que por emocionarse con la noticia de que Nova Casa Editorial publicará Max & Suhail, su maestro lo sacó del salón de clases :O ♥

-------

17. Lo que diga el Sinhueso

A pesar de que hace una hora llegué a casa, y que todavía siento hambre, me hallo en el garaje de la casa sentado a un lado de mi bicicleta dando vueltas a todo dentro de mi cabeza.

«No le iba a mentir».

¡No le iba a mentir!

El señor Rodwell me tiene en Doble R para afectarla, quiere que la vigile. Aún no me ha hecho preguntas, los días pasan y sigo esperando que quiera saber sobre reuniones o clientes, pero nada pasa. La última vez que hablamos solo dijo alegrarle que «soporte» a Ivanna, y sin ningún tipo de pudor inclusive me aconsejó ser caballeroso, obsequiarle flores y con eso ganármela. Cómo, entonces, iba a prometerle a Ivanna que no haré nada para perjudicarla.

«¿Qué hago, papá?», me pregunto sintiendo que el vacío en mi estómago crece. «Ojalá estuvieras aquí para aconsejarme». En cualquier caso, paradójicamente, no lo está por culpa del padre de Ivanna. Desde que hablamos tampoco puedo olvidar eso. ¿Por qué le ayudaría a la hija de alguien que le hizo daño a mi familia? ¿Debería vengarme? A lo mejor eso intentaba Ivanna tratándome de forma cruel: terminar lo que empezó su padre. Aunque ahora prometió tratarme mejor. ¿Y si se arrepiente? ¿Y si miente? Llevo ambas manos a mi cabeza. «¿En qué estoy metido, Dios?»

¿Y si Ivanna realmente cambió de actitud conmigo? Me conviene, pero ¿qué haré cuando Rodwell me pida información? ¿Sentir culpa al dársela? No iba a ser tanta al tomar en cuenta lo mal que me ha tratado Ivanna, pero ahora... Ahora... Tal vez eso quiere, que sienta culpa. O puede que si intente confiar en mí. Ayer en lugar de acusarme con Rodwell me ayudó, puede que sí me quiera de su lado; porque de todas formas, jugando para ella, de ganar la vicepresidencia de Doble R, yo resultaría beneficiado.

«¿Pero qué si no está siendo honesta?», vuelvo a cuestionarme.

¿Qué hago?

¿QUÉ HAGO?

Tengo mucho para pensar. Mucho.

Desesperado, miro sobre mi hombro al escuchar el sonido de una puerta.

Clarissa.

—¿Qué haces aquí? —pregunta llevando su mano al interruptor de luz—. Y a oscuras —Prende el bombillo que da luz al garaje y camina hacia donde estoy.

—Hola —saludo.

—Anoche te esperamos hasta tarde —Ella se sienta a mi lado.

—Estuve... —Me hace sentir peor la idea de mentirle.

—Con Alex y Roy festejando. Sí, mamá me contó.

Sin saber que también fue víctima de una mentira, mi hermanita golpea su hombro con el mío a manera de consuelo.

—¿Qué pasa? —quiere saber. Me ve deprimido.

Clarissa es joven. ¿Cómo le explico que en el juego llamado «vida» yo soy la pelota?

—Estaba... pensando.

Eso es mitad verdad.

Ella esboza una mueca de desagrado.

—No digas que en Prudencia.

—Pru —la corrijo—. Pero no, no estaba pensando en Pru —suspiro. Aunque después me vuelvo hacia Clarissa—. ¿Por qué asumiste que estaba pensando en Pru?

El asistente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora