40. Con el mismo final que Titanic... pero sin el iceberg

52K 8.9K 3.8K
                                    


Capítulo dedicado a Ximena: Flores313. ¡Gracias por todo tu apoyo y cariño!

Continuamos...

-----------

40. Con el mismo final que Titanic... pero sin el iceberg.

—Lucalicious —musita Ivanna con voz quebrada, girándose para sentarse en el borde del jacuzzi y alcanzando otra vez la botella de tequila.

Yo, jadeante, acomodo mi cabello hacia atrás. Pese a que ya no está en el agua conmigo, por estar sentada en lo alto frente a mí, hace que la vista, como siempre, sea perfecta.

Como sea ella es una mujer fascinante.

Desde esa posición se inclina hacia adelante para acariciar con ternura mi rostro en lo que intento controlar mi respiración.

—Ratoncito —musita.

—Es la segunda vez que me llamas así —recuerdo con mi pecho saltando—. Y no sé si es algo bueno o malo.

—Ni bueno ni malo —vuelve a colocar su espalda recta.

—Eso no me dice nada.

Y de verdad quiero saber.

—No tiene que decir nada.

Desvío la mirada de ella con desanimo.

—¿Qué pasa?

—No quiero que me veas como un niño —sacudo mi cabeza con negativa y la vuelvo a encarar—. No soy un niño, Ivanna.

Me impulso hacia arriba para besarla y, al terminar, apoyando su mano en mi mejilla, pasa su dedo pulgar por encima de mis labios.

—Claro que no.

—Porque no es justo —añado, en lo que ella se vuelve a girar para ahora salir del jacuzzi.

—¿Qué cosa, beau gosse? —camina hacia la laptop.

—Que me subestimes —digo. Quiero acabar con eso ya—. ¿Y qué es «be gus»? O lo que sea que dijiste —trago saliva. Apenas consigo recuperar del todo mi voz.

Debería aprender francés.

Ivanna apaga la música y después levanta y deja caer sus hombros.

—Algo sin importancia.

Enseguida bosteza y acomoda su cabello hacia un lado.

—¿Sabías que se te pone un ojo bizquito cuando estas feliz? —sonríe, divertida, de nuevo de cara a mí—. Lo he confirmado varias veces. Yo también sonrío—. Antes creo que no pasaba mucho porque no eras feliz estando conmigo.

—Y cuando tú estás feliz hablas en francés —digo.

Oui —Me lanza un beso y luego de darle otro trago a la botella me la ofrece. Niego con la cabeza—. Gallina —Ella vuelve a beber.

Parece decidida a terminarse la botella. Sin embargo, como hemos sudado mucho el licor apenas hizo efecto. Después, así, desnuda, se vuelve a sentar de piernas cruzadas en el borde del jacuzzi.

Nos miramos durante unos segundos. ¿Ahora... qué?

—Dibújame como a tus francesas —dice, coqueta, citando una reconocida línea de Kate Winslet en Titanic. Me hace reír—. En mi caso es gracioso porque soy mitad francesa.

—Sí. Me gustaría dibujarte de esa manera —Estoy más que de acuerdo—. Y con el mismo final.

Ella abre sus ojos con sorpresa.

El asistente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora