Capítulo XXV

2.3K 205 4
                                    


Katie

En este instante estaba alcanzando el estado supremo de la felicidad plena.

Así es como se sentía tenerlo a él, sobre mí, apoderándose de cada centímetro de mi cuerpo. Aaron no solo sabía cómo llevar mi deseo carnal a un nivel completamente desconocido, también sabía cómo apoderarse de mi alma y hacerla completamente suya. En ese preciso instante lo era. Sin miedos, sobre pensamientos o preocupaciones, era solo su piel hirviendo, chocando con la mía.

Tenía miedo a que mis ojos se giraran por completo. Su tamaño me había puesto más nerviosa que la primera vez que tuve sexo en la secundaria. Sin embargo, el miedo y el deseo parecen ir muy bien de la mano cuando se trata de Aaron pues cuando lo vi despojándose de su ropa interior nunca estaba tan segura de desear más algo en mi vida. Estaba loca por sentirlo dentro de mí, loca por sentir cada centímetro de él dentro de mí.

No fue gentil, en absoluto, me hizo rogar, llorar, gritar. Enterré mis uñas en su espalda, hasta el punto de incluso lastimarle, pero en ese momento no me importó. No podía ver nada, solo sentir y sentir cada una de sus gloriosas embestidas. Me susurraba obscenidades, gemía, gruñía; mi nombre saliendo de su descontrolada voz me hizo tocar el cielo. Terminé, y él terminó conmigo, al mismo tiempo. Jamás en mi vida me había sentido tan satisfecha, tan llena y feliz al mismo tiempo.

Este hermoso hombre, Aaron está a mi lado, profundamente dormido. Su pecho sube y baja con cada respiración y parece estar descansando como nunca había descansado en toda su vida. Aaron Franco, mi supuesto enemigo, el supuesto hombre que odio se ve feliz, feliz de nada más y nada menos que de... haberme hecho el amor.

Nunca había estado tan segura entre la diferencia entre follar y hacer el amor. Estaba completamente segura ahora. Él empezó follándome, duro, sin piedad, pero cuando estábamos en medio de nuestro clímax en placer, nos miramos directamente a los ojos. Aaron miró a través de mi alma, mi corazón y cuerpo cuando me dijo:

"—Sé mía, Katie".

Puedo recordar cada movimiento en sus labios, en la manera en la que lo pronunció y no puedo dejar de repetirlo una y otra vez dentro de mi mente como se hubiese tratado de una película.

Es por esa razón que me encuentro aquí, tendida a su lado, tratando de comprender todo lo que acaba de suceder.

Aaron me estaba haciendo el amor y aun así me pidió que fuera suya...

Nunca había tenido tanto miedo en toda mi vida. Esta mañana, cuando me encontró usando el vestido que Molly me hizo probarme, no pude evitar sentir pánico. Los recuerdos entraron a mi mente de manera abrumadora, apoderándose de cada emoción que pude haber sentido mientras sus ojos azules se clavaban sobre mí. No pude evitar recordar el rostro de Eliot cuando miró mi vestido de novia.

Me había jurado no volver a enamorarme para no tener que pasar por lo mismo otra vez, era fácil asegurarme a mí misma, diciéndome que jamás volvería a sentir lo que sentí por Eliot por alguien más, pero ahora que tengo a Aaron junto a mí, en esta cama, no puedo evitar sentirme aun más fascinada por este hombre. Se está apoderando de partes de mí que no consideraba posibles de existir, jamás había experimentado esta clase de sensaciones y emociones al mismo tiempo. Aaron me hace sentir como si todo está bien dentro de un paraíso infernal, y amo, amo esta sensación más que nada.

(***)

Tomé una ducha antes de salir nuevamente, Carol estaba pasando un cumpleaños de ensueño con los Cartier, por lo que no podía perdérmelo. Aaron seguía dormido y para ser honesta, despertarlo de esa paz sería considerado un pecado. Sé que es una persona muy ocupada y tiene muchas cosas en la cabeza mientras está despierto, creo que es la persona que más merece descansar de esta manera.

SUEÑOS EN PARÍS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora