Capítulo XXIX

2.2K 213 6
                                    


Katie

La noche había llegado, y después de nuestro tour en la torre Eiffel nos dirigíamos a la mansión de los Cartier. Nunca pensé decir esto, pero, subir la torre Eiffel no fue la experiencia mágica que siempre imaginé.
Sin embargo, él sí había hecho que la noche fuera  mágica en todos los sentidos.
Su presencia entera, era magia pura para mi cuerpo. Cada conversación entre nosotros era impecablemente perfecta cuando no fingíamos. Todo era perfecto cuando éramos nosotros mismos.

Estaba viviendo un sueño en París con Aaron.

Aaron conducía y yo recostaba mi cabeza en la ventana del coche. Era completo silencio, hasta que sentí cómo el auto empezó a moverse más rápido, y no pude evitar tensarme.

El miedo me recorre de inmediato.

—No. Por favor —ruego en voz alta, haciendo mi mayor esfuerzo por ser escuchada —. Detente.

La velocidad del coche disminuye pronto, y Aaron empieza a orillarse a un lado de la carretera.
Una vez aparcados, controlo mi respiración.

—Katie —él empieza, volviéndose hacia mí y notando mi preocupación —. ¿Estás bien? —él pregunta.

Trago saliva.

—No... Es que no me gusta la velocidad —confieso, bajando la cabeza.

Me siento tan tonta justo ahora. El accidente fue hace tanto tiempo, y yo estoy aquí, siendo patética por esto.

—Catherine —escuchar hablar a Aaron. Él aparta las manos del volante y las lleva a mi rostro. Levanta mi mentón gentilmente con uno de sus dedos. Veo sus ojos y no puedo evitar sentir escalofríos por su cercanía, por su toque... Por todo él. —. Creo que tengo una idea.

—¿De qué hablas? —pregunto en voz baja.

—Quiero que conduzcas el resto del camino.

—No —respondo, sintiendo la ansiedad invadiéndome de inmediato —. ¿Estás loco? No puedo hacerlo.

—Claro que puedes —responde con paciencia. La mirada llena de confianza que me da es imposible pasarla por desapercibida.

—Es que aún... —intento decir, pero no encuentro más palabras para excusarme.

—Yo voy a estar aquí, Catherine —dice, abriendo la puerta del coche. No alcanzo a protestar, solo veo cómo rodea la parte delantera y posteriormente, está de pie a mi lado. Su colonia invade mis fosas nasales, y por alguna razón el éxtasis por su aroma, me hace sentir capaz de salir del coche. Cuando estoy a punto de retirarme, él me coge del antebrazo y se inclina hacia mi oído para susurrar —. Eso es, qué buena chica eres.

Aunque su voz vibrante me provoca descargas eléctricas alrededor de todo mi cuerpo, hago todo lo posible por ocultarlo. Camino hasta el asiento del piloto y una vez dentro, mis manos se adhieren al timón como si mi vida dependiera de ello. Estoy sudando helado, Incluso puedo ver cómo mi pecho sube y baja a causa de la incertidumbre.

—Hey —lo siguiente que siento es su una cálida mano sobre mi rodilla —. Puedes hacerlo.

Hago mi mayor esfuerzo por asentir. Trago saliva y empiezo a encender el auto otra vez.

Vamos, ya lo hiciste una vez.

Me deshago del freno de seguridad, y una vez que aparto la palanca de neutro, empiezo a mover el auto poco a poco.

—Muy bien —escucho decir a Aaron.

Empiezo a conducir con lentitud a través de la solitaria y libre carretera. Una vez que empiezo a sentirme un poco más confiada, dejo que el coche fluya a su velocidad y comienzo a acelerar.

SUEÑOS EN PARÍS ©Where stories live. Discover now