Compañeras de Congreso y de piso

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Irene miraba a Inés perpleja mientras ella hablaba en el estrado y se dirigía constantemente a ella y a Unidas Podemos, pero sobre todo a ella, era un ataque muy de entre ellas, que en el fondo le gustaba.

Irene la miraba y pensaba: ''Esta noche vas a dormir en el sofá pijotera''. Le salio una sonrisa tonta sin querer. Pablo la miro, como diciendo ''y esta de que se ríe''.

Nada más acabar Irene cogió su chaqueta de cuero negra y salio a la calle, no se fumo ni un cigarro y se fue directa a casa de Inés como habían quedado, la ayudaría a recoger algunas de las cosas que llevaría a su casa. La esperaba fumandose un cigarro discreta en la esquina de su casa pero no en su mismo portal.

De repente  sintió como una persona desde atrás se le echaba prácticamente encima y le tapaba los ojos desde atrás mientras intentaba contener una risa que le salía un poco sin querer. Sin duda era Inés, su olor era inconfundible y ese sonido que no pudo controlar de risa fue suficiente para saberlo. Lo que más me gustaba de ella era eso, que podía ser la más dulce y cariñosa del mundo cuando quería, cuando se quitaba esa coraza conmigo, descubría a una Inés, que nadie conocía o que muy poca gente conocía y eso me encantaba, porque me hacía sentir especial, conocer esa faceta de ella. Era cierto que era intensa en todo en lo bueno y en lo malo, cuando tenía un día torcido ya podías correr, pero realmente era una mujer maravillosa.

Irene sonrío como una niña pequeña al sentir las manos de Inés en sus ojos. Se hizo un poco la tonta.

Uy... este olor tan característico, no puede ser de otra persona, lo reconocería entre mil... Vanesa- Irene rió ya se imaginaba la cara de Inés molesta porque la confundió con otra, y porque reconocía a otra por su olor.

Inés levanto la ceja y le quito las manos de golpe, era así. 

Vanesa?- dijo Inés mirandola. - ¿Quién es Vanesa?

Una amiga- dijo Irene sonriendo

Ah vale- dijo Inés mientras la adelanta y andando hacía su portal. 

Irene rió detrás de ella y pego una pequeña carrera para alcanzarla. Le puso las manos en la cintura como intentandole hacer cosquillas ahí.

No seas picona, pijotera- dijo Irene detrás de ella. -Sabía de sobra que eras tú tonta- dijo dulce.

Venga Irene, vamos y no te acerques tanto que nos pueden ver- dijo Inés entrando en el portal.

Subieron a casa de Inés, Irene ya había estado ahí varias veces, desde que eran amigas, alguna cena habían compartido en ese salón entre confidencias.

Inés pasó a su habitación e Irene lo hizo detrás de ella. Se sentó en la cama mientras Inés metía cosas en su maleta grande. Irene sonreía es que no podía ser más pija, como metía la ropa por colores, como la doblaba.

Irene  se quito los zapatos y los subio a la cama se tumbo boca arriba y acomodo unos cojines para no estar tumbada del todo. Los zapatos eran nuevos y le hacían bastante daño. Inés y ella eran amigas, se sentía en confianza para poder hacer eso.

Inés salió del baño con sus neceseres y la vio.

Tienes los pies fatal Irene...-dijo en ese tono dulce que ella ponía cuando se preocupaba por Irene, que era la mayoría del tiempo pero que pocas veces lo mostraba.

Ya me duelen bastante, los zapatos son nuevos y encima me los compré con algo de tacón y como no estoy acostumbrada, pues..- dijo Irene mirandose los pies.

Inés se sento en el borde de la cama y le cogío los pies a Irene, y se los puso encima de sus piernas, cuando hizo ese gesto, no supo por qué, se puso un poco nerviosa, demasiado.

Irene se tensó de los nervios y el cosquilleo que le produjo que Inés le cogiese así los pies. 

Inés puso sus manos tocando el empeine de los pies de Irene y se mordió suave el labio inferior, lo hizo de manera inconsciente ese gesto. Irene cerró los ojos y simplemente disfruto de sentir las manos de Inés en sus pies.

Inés le estuvo masajeando poco a poco por el empeine, por la planta de los pies, por los deditos, incluso cogió crema para hacerlo. Sonreia sola al verse en esa situación haciendole un masaje a los pies de Irene Montero, con la caña que le metía luego en el congreso y lo importante que era para ella tener a Irene en su vida, aunque nunca se lo hubiera dicho.

Miraba a Irene a la vez que le iba masajeando los deditos. -Irene...-susurro. Se dio cuenta que estaba dormida. Sonrió. Subio sus manos por las piernas de Irene aún con ellas húmedas dela crema. Las subía despacio por los gemelos, rodillas, muslos y llego hasta sus nalgas, por el lado de sus nalgas, dejando ahí sus manos. En seguida volvió en sí y sintió muchísima vergüenza tremenda.

-Pero que estás haciendo Inés, que es tu amiga, y una mujer, y hetero- Entro al baño  y se echo agua fría en la cara. No entendía que le estaba pasando. Salió a los 10 min y terminó de coger sus cosas para llevarlas a casa de Irene unos días.

Irene seguía durmiendo. Se acerco suave a su cara- Irene....-Susurro.

Irene abrió un pelín los ojos y sonrió al ver su carita tan redondita y tan bonita.

Inés sonrió, le salio solo hacerlo. -Ya estoy lista cuando quieras nos vamos- dijo susurrando aún.

Irene se levanto despacio y se estiro, el masaje de Inés había sido de lo más relajante.

-Anda perroflauta ponte esto- dijo tirandole unas deportivas suyas. -No quiero que te hagas más daño en esos pies, a ver si luego no vas a ir al Congreso y con alguien me tendré que meter no? rió.

 Irene sonrio y se puso las deportivas de Inés, que hasta para escoger deportivas era pija, eran unas Adidas rosas. ¿ En serio rosas?.

Mañana me toca a mi pija, y te pienso aplastar, a ver por dondes vas a salir, no te pongas nerviosa eh Arrimadas- dijo Irene levantandose y cogiendo una de las bolsas de Inés.

Salieron Irene, Inés y Suiti a casa de Irene en un taxi.

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Unidas escribamos historia juntasWhere stories live. Discover now