De nuevo tus ojos castaños

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Hola!! He tenido un día pésimo pero aún así no quería dejaros más días sin capítulo. Es muy corto ya lo sé , pero prometo compensaros a la vuelta. Espero que os guste mucho aunque sea cortito. Pronto vuelvo a escribir y más a menudo, es que estoy muy liada. Gracias por leerme.
Eran las 9 de la mañana y por fin Irene salía de esa comisaria donde la habían tenido toda la noche después de haberle partido la cara a Xavi. No se sentía culpable, es más tenía tanta rabía por lo que le había hecho a Inés que le parecía muy poco para lo que realmente merecía.
Salió y en la puerta le esperaban Pablo siempre incondicional e Ione, ambos la abrazaron enseguida. Podía notar como ambos habían pasado allí toda la noche esperandola, sus ojeras les delataban.
Nada más salir a la calle vió salir de un coche como a un elefante en una cacharrería a Marta. Se tiró a ella y la beso.
-Amor, ¿qué ha pasado?. He venido en cuanto me he enterado.- dijo acelerada.
Irene le correspondió con el beso.
-Estoy muy cansada Marta, quiero irme a casa y descansar. Vente si quieres. - dijo visiblemente cansada.
Amor tengo ahora un caso en el juzgado pero en cuanto acabe me voy contigo la beso.

Pablo dejo a Irene en casa y ella insistió en quedarse sola. Necesitaba pensar en todo lo que había pasado, y no solo en la pelea con Xavi, si no en los seis meses anteriores. Acabab de enterarse de porque se había roto su relación.

Se puso las manos en la cara y sentada en ese  sofá como los indidios se puso a llorar como una niña pequeña, realmente lo necesitaba.
Estuvo dos horas en ese sofá hasta que el cansancio de toda la noche y las lágrimas provocaron que se quedase profundamente dormida.

El sonido estronador del timbre de casa la despertó del mundo de los sueños. Se levantó de golpe aún sin terminar de despertarse y abrió. Marta había dicho que iría nada más terminar y supuso que sería ella. Irene dejó la puerta abierta y se tumbo en el sofá con ese camisón de raso con el brazo encima de los ojos, seguía estando agotada y muerta de sueño.

Unos tacones hacían un ruido estronador contra las escaleras de madera de su edifció. Irene pensó en como siempre las mujeres con las que salía eran tan pijas, sonrió al pensarlo.  El ruido de los tacones paró en secó al llegar a la puerta de su casa e Irene se incorporó y miró, ya que no entendía porque Marta no terminaba de entrar en casa y cerrar la puerta.

Se quedó sin aliento al ver que los tacones que había oído no eran los de Marta y que la mujer con pantalones negros altos con blusa floral metida por dentro y chaqueta rosa no era Marta si no Inés. Se quedó parada observando sus ojos castaños y como uno de sus tirabuzones había ido a parar en su cara.

Inés también pasó unos segundos en silencio observando a Irene, sus ojos cansados, su pelo alborotado y sus ojos llenos de bondad. Y por primera vez después de seis largos meses Irene e Inés volieron a mirarse a los ojos como hacía tanto tiempo que no lo hacían. Volvieron a hablarse sin necesidad de palabras, solo con sus miradas.

Dejadme amor y comentarios, son siempre los que me animan a seguir.

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