Ella me eriza la piel

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Era sábado a las 11 de la mañana Irene entraba en casa después de haber estado corriendo una hora, le gustaba aprovechar el sábado para hacer deporte, así que se levanto temprano y se fue a correr, justo después de desayunar. Llegó a casa sobre las 11 y se metió en la ducha. Estaba enjabonandose la cabeza cuando sonó el telefono fuera, puedo ver  a través de la cristalera de la mampara de quién se trataba. Era Inés, porque en su telefono salía reflejado : ''Pija'' . Salió de la ducha empapada y lo cogió.

Sí? - Irene

Soy Inés, me puedo pasar a por mis cosas en una hora?- dijo Inés un poco seca

Irene alucinaba con ella, esa no era la Inés que ella conocía no lo era, porque la trataba así tan fría. Respiro hondo y respondió.

Sí pásate en una hora te tendré todo preparado- dijo Irene y seguidamente colgó, tampoco iba permitir que la tratasen así por mucho que la quisiese.

Se puso ropa cómoda y no se seco el pelo, se lo dejó secar al aire, ya que hacía calor y no quería usar el secador. Sonó el timbre e Irene abrio con ese pantalón bombacho gris y esa camiseta gris suelta. Allí estaba Inés, la verdad es que era preciosa, iba con unos vaqueros y una camiseta escotada negra.

Buenas- dijo Inés algo nerviosa y un poco tímida, quería estar el menor tiempo posible allí, no sabía si podría controlar lo que realmente le apetecía decirle a Irene.

Buenas, pasa, tus cosas están en mi habitación- Irene la dejo pasar diciendo esto.

Irene fue con ella a la habitación y mientras ella guardaba su ropa, la miraba, la observaba doblar la ropa en silencio y meterla en la maleta. No entendía como habían llegado a eso y tampoco entendía como Inés no le había dado ninguna explicación.

Inés...- dijo a su espalda

Inés paro de meter ropa en la maleta como escuchándola pero en ningún momento se giró para mirarla.

Me gustaría saber que pasó el otro día, creo que me merezco una explicación, no creó que hiciese nada malo al revés, siempre quise ayudarte, comportarme como una amiga, te ofrecí mi casa de corazón y de repente me hablas así te vas de esa manera y no me escribes en una semana, cuando antes hablábamos casi cada día. Sé que te importo poco, por no decir nada, pero creo una conversación para cerrar y entender esta situación cualquier persona se la merece.- Irene necesitaba soltarlo.

Inés le temblo el labio inferior de espaldas a Irene, siempre que tenía ganas de llorar le pasaba eso, apretó los dientes como pudo, cerro los ojos y respiró, no quería llorar delante de ella.

Me importas demasiado Irene, demasiado- Dijo girandose y cerrando la maleta por fin.

Irene la miro fijamente pero no se encontró con su mirada, pero si percibió como la catalana evitaba mirarla y contenía  las lágrimas, la conocía.

Inés, si te importo porque me haces esto, explicamelo, porque este cambio, no lo entiendo- dijo Irene.

Te he dicho que ya vale Irene, respeta mi decisión vale?- dijo Inés cogiendo su maleta y dirigiendose a la puerta.

Irene se puso detrás de ella y la cerro de golpe, haciendo que Irene se girase a su espalda para mirarla a los ojos.

No vas a irte de aquí sin explicarme que ha pasado, que te he hecho para que me trates así- Dijo Irene .

Inés la miro con rabia, quería evitar esa situación, no quería compartir más espacio con Irene o no sabía que podría pasar.

DÉJAME IRENE- La empujó sin pensarlo provocando que Irene se diera con los pies de la cama en el costado. Cuando Inés vió a Irene con esa cara de dolor y encima por su culpa, todo el mundo se le cayó a los pies. Fue instantaneo, algo innato se acercó a ella como tocandola el costado y comprobando que estaba bien.

Irene, por dios, lo siento, de verdad- dime que estás bien por favor. La ayudo a sentarse.-Dijo Inés muy preocupada.

Irene se toco el costado, como dolorida.

Por favor dime que estás bien Irene, si te pasa algo de verdad me muero- soltó espontánea. 

Enseguida pensó en lo que acababa de decir y se moría de la vergüenza.

Inés ayudo a tumbarse a Irene boca abajo encima de la cama, quería ver si estaba bien, si tenía algo, necesitaba comprobar que estaba bien.

Inés de verdad, dejalo, coge tus cosas y marchate- dijo Irene boca abajo en la cama.

No pienso irme de aquí Irene hasta saber que estás bien, te guste o no te guste- diciendo esto Inés le quitó la camiseta Irene y le miro la espalda entera y el costado. Tenía la espalda más bonita que había visto jamás, un lunar enorme y precioso justo por encima del culo, y pequeños lunares, era preciosa. Inés se ebadió por completo del mundo, de quién era ella y de quién tenía tumbada al lado con la espalda desnuda por completo porque no llevaba sujetador. En seguida vio su piel roja del golpe justo a la altura del costado. Fue agachando su cabeza muy lentamente hasta rozar sus labios con esa zona enrojecida de Irene y se la beso, cerró los ojos para hacerlo, sentir el cuerpo de Irene en sus labios le produjo un escalofrío. Mantuvo sus labios unos segundos besando su costado.

Irene notó los labios de Irene en su espalda y toda la piel de su cuerpo se le erizo al notarlo, también cerró los ojos disfrutando de ese beso, de ese roce.

Inés separo un pelín sus labios, casi nada y volvio a besar el costado de Irene suave y despacio y volvió a sentir su piel con sus labios y es que le encantaba sentirla. Sonrió y empezó a darle pequeños besitos en el mismo sitio mientras se sonreía poco a poco.

Irene la notaba sonreír y eso provocó que ella sonriera también al oir esa risa, al sentir esos besos.

Este es un poco más cortito. Espero a que me digáis si os gusta, me encanta leeros y saber que esto llega a alguien, me hace mucha ilusión saberlo. ¿Que os gustaría que pasase en el próximo capítulo?. GRACIAS.




Unidas escribamos historia juntasWhere stories live. Discover now