Unidas escribamos historia juntas

Todo cambia en un segundo

Irene no podía creerse lo que estaba pasando, estaba en la calle en pijama después de que la persona que más le importaba la hubiera sacado de su casa prácticamente a patadas, cuando hacía tan solo unas horas le había pedido de irse vivir juntas. Le temblaba absolutamente todo el cuerpo, las lágrimas caían sin parar y le costaba ver con claridad debido a las mismas, sentía que cada vez le costaba más respirar, le faltaba el aire. Sacó el teléfono nerviosa y marcó el teléfono de Ione.
Al otro lado del teléfono Ione intentaba entender algo de lo que su amiga le decía, pero no lo conseguía, Irene tenía tal ataque de ansiedad que era imposible entenderla.
-Dime donde estas Irene, que voy ahora mismo en taxi a buscarte.
-En casa de Inés- consiguió decir una Irene que cada vez le costaba más respirar.
Irene se pasó dos días llorando en casa de su amiga, sin comer, sin salir, prácticamente sin vida. No podía imaginarse una vida sin Inés, no podía entender como la sacaba así de su vida, sin explicación y de esa manera, no se lo merecía.
Inés llevaba dos días sin salir de la cama, había llorado tanto que ya no le quedaban lágrimas. Se sentía tan perdida que le daba igual morirse en ese momento. No lloraba solo por lo que pasó con Xavi, lloraba por haber perdido a Irene, pero sentía vergüenza y era incapaz de mirarla a los ojos y contarle lo que había pasado. Era increíble ver a una Inés tan pequeñita, con la fuerza arrolladora que la caracterizaba ahora no le quedaba nada. Las imagines de ese callejón se le venían a la cabeza, y aunque gracias a Dios pudo evitar que fueran a más se sentía sucia. Lo único que le apetecía era llorar y llorar.
Irene al tercer día sacó fuerza de donde no las tenía y se vistió, le dolía mucho la actitud de Inés, realmente esa actitud la había destrozado, pero sabía que algo había pasado que Inés no estaba bien y podía más su amor por Inés que lo que ella pudiese sentir.
Se presentó en esa puerta y respiro hondo antes de entrar, por suerte aún conservaba la llave que Inés le dio de su casa. Al entrar en casa Suiti salió de la cama ya que llevaba dos días con Inés metida en ella y fue a saludarla. Irene le respondió con una caricia.
Inés escuchó que alguien entró y salió, tenía unas ojeras y unas bolsas que le cogían media cara, la nariz roja de haber estado llorando durante horas y ahora los arañazos del cuello se le veían con más claridad.
Las miradas de las dos mujeres se cruzaron por unos segundos en silencio.
-Que haces aquí-dijo Inés casi sin voz.
-¿Quién te ha hecho eso?-dijo mirando el cuello de la catalana.
Inés se tapó en un acto reflejo- No es nada. Irene vete, quiero estar sola.
-Hace tres días me amabas y hace dos me echabas de casa a patadas. Inés he venido aquí a luchar por esto, porque sé que algo pasa, algo que no me quieres contar, pero ya te he dicho muchas veces que soy yo, que somos una y que voy a estar contigo. No me canso de luchar porque te quiero, te adoro, pero te juro Inés que estoy agotada, ya no me quedan fuerzas, necesito saber que tú sientes lo mismo, que confías en mí y que quieres que juntas superemos lo que quiera que sea que te pase- Irene se le aguaron los ojos.
Inés miró hacia otro lado evitando encontrarse con su mirada mientras apretaba los dientes para no llorar.
Irene se acercó y la abrazo fuerte. Inés rompió a llorar en sus brazos. Estuvo llorando en los brazos de Irene durante una hora hasta que consiguió calmarse un poco.
-Yo no puedo darte lo que tú quieres Irene, no puedo- dijo entre sollozos- No puedo ni podré dártelo nunca, es mejor que te vayas, que nos olvidemos de esto, de todo lo que ha pasado.
Irene le giró la cara a Inés para que la mirara.
-Dime que no me quieres y me iré, me iré y te juro que no volveré jamás, pero dímelo mirándome a los ojos.-dijo Irene.
Inés intento verbalizar durante esos cinco minutos lo que Irenele había pedido para que se marchase  y no arrastrarla con ella pero no fue capaz, no fue capaz de decirle que no la quería.
Irene volvió a cogerle la cara.
-Dime quién te ha hecho esto- dijo Irene mirando sus arañazos.
Inés le quitó la mirada- vete Irene joder vete- dijo alterada.
-Dímelo Inés, dime quién te hizo eso, dime que ha pasado.-dijo Irene.
Inés la miró a los ojos.
-Irene no te quiero ni te he querido jamás, por favor largo de mi casa y no vuelvas jamás. Esto se ha terminado- Inés se levantó después de decir eso iba a llorar y no quería hacerlo delante de ella.
El corazón de Irene se encogió, sintió una punzada tan fuerte que le falto el aire. Cogió su bolso a toda prisa y se marchó, se marchó prometiéndose que no volvería jamás.
Inés lloró más fuerte que nunca al oir esa puerta, pero no podía arrastrarla con ella. No quería que Xavi le hiciese daño a ella también, tenía muchísimo miedo, demasiado, no conocía esa faceta de su ex marido y sentía terror.
Prefería perder a Irene que, que Xavi pudiera hacerle cualquier cosa. Además ella no podía corresponderle, no podía ni si quiera darle sexo, sentía que nunca más iba a poder acostarse con nadie y Irene se merecía ser feliz y tenía claro que ella jamás había sabido hacerla feliz jamás. En todos esos meses lo único que hizo fue hacerle daño. Cerró los ojos y pensó por un momento en que hubiera pasado si esa vecina no hubiera salido aquella noche.
Una semana después Ione desayunaba mirando las noticias y leía el titular:
''Inés Arrimadas ha anunciado su retirada de la vida pública y de su trabajo como portavoz de Ciudadanos. Arrimadas ha anunciado que vuelve a Jerez con su familia''.
-Ireneeee-grito Ione, ya que Irene dormía era lo único que hacía últimamente.

Que sepáis que pensaba cerrar esta primera parte con el otro capítulo pero para que no fuese tan tan dramático he hecho este mini capitulo y así no era tan drástico, os mimo mucho. En Agosto vuelvo con la segunda parte del fic y podremos descubrir que pasa con Irene e Inés. GRACIAS A TODAS POR ACOMPAÑARME EN ESTA AVENTURA, POR LEERME, POR COMENTARME Y ALEGRARME LOS DÍAS. SOIS GENIALES. GRACIAS. NOS VEMOS EN 15 DÍAS.