El último día en Las Maldivas

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Amaneció en esa playa, amaneció en sus cuerpos desnudos más abrazados que nunca, amaneció en esa playa que había sido testigo de una noche de amor, pasión y lujuria.

Inés dormía plácidamente en el pecho de Irene, y abrazándola como si se le fuera la vida en esa abrazo, tenía medio cuerpo encima de ella y dormía plácidamente. No había dormido tan en paz nunca como cuando dormía entre los brazos de Irene, de la mujer que ahora era su pareja y que le daba todo lo que necesitaba. Sabía que el camino que comenzaban juntas no iba a ser fácil, por muy enamorada que estuviera de Irene tenían que aprender a estar juntas, a caminar juntas, sobre todo ella que estar enamorada de una mujer era algo nuevo para ella.

Inés abrió los ojos despacio porque escuchó unos guiris reírse a lo lejos, fue entonces cuando se dio cuenta que estaban desnudas en esa playa y que empezaba a llegar la gente.

Subió refregándose por el cuerpo de Irene y le beso los labios saboreándola. La besaba mirándola preciosa ahí dormida, realmente así quería despertar siempre.

-Carinyet...-la volvió a besar.

Irene sonrió demostrando que estaba despierta pero sin abrir los ojos porque quería que Inés la siguiente besando.

-Carinyet vamos... que hay personas en la playa y nos van a ver desnuditas...-dijo volviendo a sus labios.

Irene abrió los ojos como sorprendida y puso las manos en las nalgas de Inés, agarrándole bien el culo y girándola para que quedará debajo de ella.

-Vamos eso ni hablar, a mi niña solo la veo desnuda yo- dijo sonriendo y empezando a dar besos a Inés por toda su carita, provocando así la risa de la jerezana.

Se vistieron entre risas y besos recordando todo lo que habían hecho en la noche anterior y se fueron a cambiar para luego desayunar.

CUATRO DÍAS DESPUÉS...

Los días que les quedaban pasaron volando, y esa era el último día juntas en esa isla paradisiaca donde había comenzado todo, donde Inés había dado el paso confesándole lo que sentía a Irene, donde Irene le pidió formalmente que fuera su pareja a Inés, donde formalizaron y sellaron su amor.

Ahora tocaba volver a Madrid y enfrentar la realidad, la rutina y ver cómo iban a enfrentar su nueva realidad como pareja, ya que tenían muchas cosas en contra, pero ellas tenían muy claro lo que sentían.

Irene se bañaba en la piscina, le encantaba el agua y llevaba media hora metida dentro, mientras que Inés tomaba el sol con sus gafas de sol y leía un libro, eso sí no le quitaba el ojo a Irene y cada 5 min miraba a la piscina para comprobar que Irene seguía zambulléndose en el agua.

Inés quitó la vista de Irene para seguir leyendo cuando volvió la vio en la barra que había dentro de la piscina con un cóctel en la mano y hablando con dos chicas animadamente junto a la barra.

La jerezana levantó las dos cejas y abrió los ojos sin quitar la vista de la escena ni un solo segundo. Irene se la veía a gusto charlando. Cerró el libro y se quitó las gafas de sol y fue a meterse en el agua, nadó hasta la barra donde estaba Irene con las dos chicas.

-Hola amor meu- dijo al llegar mientras le comió un poco la boca, sin pasarse, fue corto pero intenso. Irene al notar la lengua de Inés en su boca se le endurecieron los pezones.

-Hola pequeña- dijo sonriendo.

-Hola yo soy Inés- dijo simpática presentándose a las dos chicas y dándole dos besos a cada una.

Estuvieron tomando algo con las chicas, que se acaban de casar y habían ido de viaje de novias allí, la verdad que eran bastantes simpáticas.

Volvían a la habitación por el camino de piedra que las llevaba, Irene llevaba su toalla y la bolsa con las cosas de Inés, le salía cuidarla hasta llevándole la bolsa. Estaba tan enamorada de ella que solo quería cuidarla todo el tiempo, eran tonterías pero es que Inés era su absoluta debilidad y sentía esa necesidad de mimarla como a una niña pequeña.

Inés la miraba de reojo fingiendo un enfado, que no existía solo por divertirse un rato con Irene, porque le encantaba picarla.

Irene caminaba ajena a todo, tenía ganas de llegar a la habitación ducharse con Inés y luego irse a comer.

Inés carraspeo

-¿Estabas ligando con esas chicas?- dijo haciéndose la ofendida, sabía fingir bien y además Irene con Inés siempre se las tragaba todas.

Irene abrió los ojos.

-Cómo voy a estar ligando mi amor, por dios, que cosas se te ocurren.- dijo sonriendo.

-Sí sí que estabas ligando y mucho, es que eres una ligona, conmigo igual, hasta que lo conseguiste- Inés se aguantaba la risa ya que la cara de Irene era un poema.

Irene levantó la ceja- Ay Inés cariño por favor eh, no me digas estas cosas- dijo Irene abriendo la puerta de la habitación.

Inés se reía por detrás y se puso seria cuando Irene se giro.

-Pues estoy enfadada que lo sepas- dijo haciéndose la indignada y sentándose en la cama para quitarse la ropa de la piscina.

Irene la miraba de pie con cara de preocupación, estaba profundamente enamorada de Inés.

Inés la miró seria pero ya sin poder aguantarse más la risa y soltó una carcajada tirándose hacía atrás en la cama para reírse.

-Mira pija vete a la mi...-mierda lo dijo sin hablar solo con los labios.

Inés no podía parar de reír.

Fue al baño a los 5 min, aún riéndose un poco y vio a Irene desnuda duchándose a través de la mampara de cristal.

-Amor meu... ¿Te quiero lo sabes no? – dijo pegada a la mampara.

Irene se hacía la indignada

-¿No me vas a perdonar amor meu?- decía Inés mirándola sonriendo.

-Depende... si me das un beso a lo mejor- dijo como una niña pequeña.

Irene le puso los morros e Inés metió un poco la cabeza para besarla fue entonces cuando Irene aprovechó la situación agarrándola de la cintura y metiéndola bajo la alcachofa con ropa incluida mientras se reia.

-Ireneeeee- Inés empezó a darle golpecitos como una niña pequeña donde pillaba.

-Este vestido es de marca- decía indignada porque Irene la había empapado.

-Te queda mucho mejor mojado mi amor- dijo rodeando a Inés de la cintura y elevándola un poco del suelo para besarla bajo esa alcachofa.

Inés dejó de resistirse y al final la ropa empezó a sobrar y de nuevo se desató la locura entre ambas. La ducha se llenó de gemidos roncos, de gritos llenos de pasión y de orgasmos ahogados en boca de la otra.

EL SIGUIENTE CAPÍTULO SERÁ LA VUELTA A MADRID. ESPERO QUE OS GUSTE Y COMO SIEMPRE ESPERO VUESTROS COMENTARIOS PARA LEEROS. ¿TENÉIS GANAS DE UN POCO DE DRAMA? DESEANDO LEEROS.

Unidas escribamos historia juntasWhere stories live. Discover now