Me mira diferente

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Había sido una semana complicada en el Congreso, el desmayo de Inés no pasó desapercibido y fue lo comentado durante toda esa semana. Inés era una pieza fundamental para el partido y estaban bastante preocupados por ella y por el motivo que provocó esa pérdida de conocimiento. Inés tuvo que estar toda la semana dando explicaciones y convenciendo de que ya se encontraba bien para seguir. Durante esos días muchos de sus compañeros se estuvieron acercando a ella para preocuparse por su estado de salud, incluso sus rivales políticos lo hicieron, todos menos la única persona que ella deseaba que se acercará a preguntarle por su salud y con ello tener alguna excusa convincente para poder volver a cruzar una palabra con ella y volver mirarla a los ojos, pero ese momento nunca llegó.

Desde aquella nota en su mesa, no había vuelto a saber nada de Irene, esa nota fue la última comunicación que tuvieron, porque nunca contestó aquel WhatsApp que Inés le envió. Ese mensaje sin respuesta fue una clara afirmación de su nueva realidad con Irene, nunca antes la había dejado en visto.

Inés miraba su móvil tirada boca arriba en su sofá. Tenía un día libre y le daba más vueltas a la cabeza de lo normal, cuando no tenía en que mantener la cabeza ocupada. Abrió su conversación con Irene, después de una semana y leyó su último mensaje sin contestar: ''Gracias por preocuparte''.

Cerró los ojos y empezó a recordar aquella conversación con ella. A una Irene que le temblaba la voz pero que le decía que ella tenía claro lo que había pasado, pero no quería seguir sufriendo, que si no iba a por ella ese día, no quería volver a saber nada más de ella.

Recordó también aquella noche en la que sus cuerpos se unieron y fueron uno. Los besos de Irene recorriendo todo su cuerpo, sus jadeos al unísono, la mirada brillante de Irene mientras la sentía dentro de su cuerpo. También recordó esas comidas, esas risas, esas confidencias...

Siguió con los ojos cerrados pensando en todo eso, en como la trató ella después de aquella noche, sabía que no se había portado bien con Irene, pero ella tenía miedo, miedo a no reconocer a esa Inés a no poder controlarla, y eso hizo que actuase de la peor manera con ella. Mostrando esa Inés fría y brusca, esa imagen de ella que en ocasiones mostraba, para salvaguardar a la verdadera Inés que pocos conocían.

Una lágrima cayó por sus mejillas recordando todo aquello, lo bueno y lo malo, todo le provocaba llorar. Abrió los ojos y respiró profundo, cogió su móvil y abrió la conversación con Irene dispuesta a escribirle, aun sabiendo que haciéndolo lo respetaría la decisión de Irene, de que la dejará en paz, ya que ella no había ido a por ella aquel día y después de eso, ya Irene no quería saber más de ella.

-Hola Irene, ¿qué tal estas?

Leído y sin respuesta.

Un día más tarde...

-¿No vas a volver a hablarme nunca más Irene?- puso Inés

A ese mensaje tampoco Inés obtuvo ninguna respuesta. Salía justo del congreso cuando lo envió ese mensaje, era otro día sin cruzar ni palabra, ni miradas ni absolutamente nada con ella. Antes cualquiera de sus movimientos era observado por Irene, y ahora se había vuelto transparente para ella.

Metió su móvil en el bolsillo de mal humor, no podía evitarlo, tenía carácter y aunque sabía que Irene tenía sus motivos, ella se enfadaba y tensaba su cara frunciendo el ceño.

Bajaba las escaleras en sus pensamientos cuando una chica se chocó con ella haciendo que sus papeles terminasen en el suelo. La chica misteriosa en seguida se agacho a recogerlos pero ella seguía con su ceño fruncido.

-Lo siento de verdad, no te he visto- dijo apurada la chica morena.

Tan pequeña no soy, pensó Inés para sus adentros pero no dijo nada y se limitó a recoger papeles también.

Unidas escribamos historia juntasWhere stories live. Discover now