Vuelta a la realidad

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Irene se levantó de la cama desnuda dejando a una Inés muerta de vergüenza en ella y se colocó una camiseta ancha también.

-Solo he mirado un poquito- dijo Irene riendo y sacándole la lengua mientras salía de la habitación.

Inés sonrió tímida cuando salió y se puso las manos en la cara. Realmente era inmensamente feliz cuando compartía tiempo con Irene, no podía negarlo. Buscaba su tanga por toda la habitación para ponérselo debajo de esa camiseta pero no había forma de encontrarlo, a saber dónde estaría.

Irene preparaba el desayuno en la cocina, unas tostadas, algo de fruta y unos cafés.

Fue descalza a la habitación y miro a Inés por la rajilla de la puerta, estaba como loca buscando algo, sonrió y asomo la cabeza.

-¿Qué buscas?- dijo Irene sonriendo desde el marco de la puerta.

Inés se levantó de golpe pues estaba agachada buscando su ropa interior debajo de la cama.

-¿Me estabas mirando el culo?- dijo Inés mirándola

-Probablemente- dijo soltando una carcajada.

Inés le salió reír con ella, la risa de Irene era contagiosa.

Irene giro la cabeza mientras reía y vio el tanga de Inés en el suelo justo al lado de la puerta. Lo cogió.

-¿Buscabas esto? Dijo Irene con él en sus manos.

Inés fue corriendo a por él, la verdad se moría de vergüenza con eso, pero no pudo cogerlo porque Irene levanto el brazo poniéndolo hacia arriba.

Ireneeee, dámelo ahora mismo- decía dando pequeños saltitos intentando cogerlo sin éxito porque Irene más lo subía.

Irene sonreía de ver a Inés en esa situación.

-Los cafés están hechos, cuando desayunemos te doy tu ropa, que sé que sin bragas no te vas a ir, si te las doy lo mismo sales corriendo.- dijo Irene

Inés la miro con cara de niña buena directamente a los ojos, se mordió la uña mirándola.

-No me gusta mucho el café, soy más de cola cao-dijo con voz de bebe mirándola directa a los ojos.

Irene estaba a punto de derretirse, tanto que no pudo evitar acercarse y robarle un beso, ambas cerraron los ojos disfrutando de ese beso.

Irene se separó suave y se colocó un vaquero debajo de la camiseta ancha y salió de la habitación. Ya delante de la puerta de la calle sonrió metiendo el tanga de Inés en su bolso y bajo a la calle. Con unos vaqueros una camiseta ancha y un moño mal hecho, pero ella bajo a comprarle el cola cao a Inés, con ella le salía, le salía cuidarla.

Inés abrió los ojos al oír el ruido de la puerta y salió al salón medio corriendo, y vio que se había ido. Se sentó en el sofá a esperar.

Irene entro por la puerta 10 min después con un bote de Cola Cao en las manos.

Inés le regalo la mejor de sus sonrisas cuando la vio entrar por las puertas, se estremeció al ver que había bajado solo para hacerle a ella un Cola Cao.

Desayunaron entre risas y algún beso, en ese momento ninguna de las dos pensó en todo lo que había fuera de las cuatro paredes de la casa de Irene, simplemente en ellas.

Dos días después se encontraban en el Congreso. Inés se puso más guapa de lo normal, pantalón negro y chaqueta naranja. Irene entró sonriendo, la verdad no había dejado de pensar en la noche de hacía dos días.

Unidas escribamos historia juntasWhere stories live. Discover now