El miedo

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Inés se soltó de mala manera de Irene, no le estaba gustando nada como la había arrastrado hasta ese baño, sobre todo porque estar cerca de ella suponía dejar de ser la Inés cuadriculada que tenia todo organizado y se convertía en una Inés que se dejaba llevar demasiado y eso no le gustaba nada.
-No vuelvas a agarrarme de esa manera Irene- dijo mirándola muy seria e intentando salir, pero no podía hacerlo porque Irene estaba delante de la puerta del baño.
Irene la miro fijamente a los ojos con una mirada triste y a la vez con rabia, nunca Irene la había mirado así.
Mira Inés no voy a quitarte mucho tiempo, pero después de todo lo que ha pasado creo que lo mínimo que me merezco es que me escuches, y te guste o no lo vas a hacer.
Inés la miro con los ojos en blanco y se cruzo de brazos delante de ella a una cierta distancia como aceptando escucharla, pero de mala gana, porque sabia que tampoco le quedaban más
opciones.
-Mira Inés yo tengo muy claro lo que siento, lo que ha pasado y lo que hemos vivido. He tenido miedo, si mucho miedo, porque tampoco es fácil para mí. No es fácil dedicarme a esto y enamorarme de Inés Arrimadas, claro que no lo es, y entiendo tus miedos y tus inseguridades, las entiendo. Ten muy claro una cosa Inés, lo que paso la otra noche fue maravilloso, realmente lo fue, porque te guste o no te guste, quieras o no admitirlo, hace 5 noches hicimos el amor si el amor, y eso Inés no se puede fingir. A mis 32 años no voy a dejar que el que dirán o la opinión de los demás me alejen de lo que siento de lo que quiero
primero estoy yo y mi felicidad, se que para una niña pija como tú el que dirán es super importante. ¿Y sabes que pasa Inés? Que al final tu vida va a acabar y vas a sentir que no has hecho nada de lo que querías.
-Yo no quiero estar contigo Irene- dijo Inés interrumpiendo.
Irene la miro a los ojos dolida.
-Eso era justo lo que necesitaba escuchar Inés. Yo ya te he dicho que te quiero, que desde que te vi por primera vez no he podido sacarte de mi cabeza y mucho menos he podido olvidar nuestros besos, nuestras caricias... pero no voy a dejar que ni tu ni nadie me pase por encima. Yo me he desnudado ante ti exponiéndote mis sentimientos y tu lo has hecho con los tuyos dejando claro que no me quieres en tu vida. Pues ahora bien Inés, si cuando cruce esta puerta no sales y me dices algo diferente de lo que has dicho hasta ahora, una vez que la cruce, una vez que pase el día de hoy, una vez que este día acabe, no quiero que vuelvas. Si en el día de hoy no me das una respuesta, luego no querré que vuelvas, luego será tarde, por eso si hoy no me dices algo, olvídate de que existo Inés. ¿No quiero que me saludes, que me mires, que te dirijas a mí, no existiré vale? Simplemente quiero que lo sepas. Si hoy quieres venir y decirme que tienes miedo pero que esto que ha pasado no ha sido un error, yo estaré encantada de ayudarte y de acompañarte para que esos miedos se marchen, pero si no lo haces hoy, haz como si hubiera muerto Inés. No quiero ni me merezco seguir sufriendo.
Inés la miraba haciendo el mayor esfuerzo que había hecho en toda su existencia por no llorar delante de Irene, por hacerse la fuerte. Sus ojos ya brillaban demasiado y todo su cuerpo estaba tan tenso que se podía percibir con solo mirarla dos segundos, pero Inés aguanto el tirón sin llorar.
Irene se giro para abrir la puerta y salir, pero antes de irse se giro a Inés y la miro.
-Una ultima cosa Inés, si todo lo que paso el otro día en mi cama no fue fingido, si fue verdad, si de verdad lo sentiste, a la única que estas engañando es a ti misma.
Irene salió por esa puerta y cuando la cruzo las lagrimas empezaron a caer por su rostro sin ella poder controlarlas. Andaba rápido por el pasillo hacia la calle, necesitaba respirar aire fresco y sus lagrimas cada vez se escapaban más rápido a medida que aceleraba el paso
Inés apoyo todo su cuerpo en esa puerta para poder mantenerse en pie. Las palabras de Irene se le clavaban dentro como puñales, sabia que si no hacía algo la perdería para siempre y ella no se sentía con fuerzas para pararla, pero ese sentimiento de miedo a perderla empezó a invadirle todo el cuerpo. Se puso las manos en lacara y notaba como sus manos temblaban a la vez que lo hacía todo su cuerpo, podía sentir como sus piernas temblaban. Empezó a sentir que le faltaba el aire, cada vez más. Se quito las manos de la cara buscando llegar a la ventana, pero veía todo absolutamente borroso, todo el baño ahora era un baile de azulejos dando vueltas sobre su cabeza. Consiguió llegar al lavabo para echarse agua, pero ni el agua fría aliviaba la falta de aire que sentía en su cuerpo.
Lo siguiente es todo negro. Había perdido a Irene para siempre y con ella el conocimiento.
Albert escucho un ruido dentro del baño de chicas por lo que fue corriendo con un compañero de partido. Allí se encontró a Inés en el suelo, pálida y sin reacción.

Irene entraba en el Congreso y se encontró a Pablo en la puerta, fue y le sonrió, la verdad le encantaba poder haber acabado así de bien con el a pesar de todo.
-Yo pensando que me había alargado con la comida y que llegaba tarde y tu aquí tan tranquilo-dijo Irene.
-Te has enterado de lo que ha pasado? - dijo Pablo mirándola, él ya había notado alguna cosa más que evidente.
-Enterarme de que? - Irene le miro

-Se han encontrado a Arrimadas hace una hora en el baño, por lo visto había perdido el conocimiento, por eso se ha retrasado el pleno.
Irene se quedo blanca, su rostro cambio por completo mostrando una absoluta preocupación.
-Pero esta bien? ¿Qué le ha pasado? ¿Dónde está? - dijo Irene intentado ser lo más natural posible.
-Si han venido a revisarla y al parecer esta en el despacho con los médicos, pero ya está consciente y bien, lo que no se es si se ira a casa o se quedara aquí.

Todos entraban al hemiciclo y muchos de los compañeros se acercaron a Inés a preguntarle que tal estaba y preocuparse por ella.
Irene sentada desde su sitio observaba la situación, Inés estaba demasiado lejos para poder darse cuenta de que la miraba. Se quedo mas tranquila al verla entrar caminando y con buen color de cara.
Cogió un papel de su cuaderno y escribió:
''Me alegro de que estés mejor'' Irene. - Lo coloco en el sitio de Inés y volvió a su sitio.
La verdad prefería no volver a cruzar una palabra con ella, era lo mejor para las dos y ella seguía firme en su decisión y al parecer Inés también.
Cuando el pleno empezó Inés cogió la nota y el corazón le dio un vuelco al ver que era la letra de Irene. La leyó y enseguida la busco con la mirada, sin obtener ninguna respuesta por parte de Irene.
Una hora después Inés seguía buscando la mirada de Irene sin encontrarla. Cogió su teléfono y le escribió un WhatsApp.
''Gracias por preocuparte''- escribió con miedo.
Observo como Irene cogió el teléfono, como se puso en línea y como lo soltó sin obtener ninguna respuesta.

Unidas escribamos historia juntasWhere stories live. Discover now