1.

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Todo era nuevo para Harry, simplemente el hecho de que llegara un gigante a decirle que era un mago y que sus padres fueron asesinados ya era un golpe fuerte para un niño de 11 años.

Y ahora, estaba en el Callejón Diagon, donde al parecer la mayoría lo conocía y decían que era un honor conocerlo, sin duda, él no sabía a que se referían.

Hagrid, el nombre del gigante, lo acompañaba, le había dicho que fuera a conseguir su uniforme en una tienda, Harry, penoso abrió la puerta del lugar en donde una señora estaba en cunclillas, miró a Harry.

-¿Hogwarts, querido?-preguntó, justo en el momento en el que Harry empezaba a hablar-, tengo el lote por allí, y otro chico esta siendo atendido justamente ahora.

En el fondo de la tienda, un chico de piel blanca y cabello brillante estaba parado justamente sobre un escabel, mientras otra bruja le ponía alfileres en la larga túnica negra. Madame Malkik puso a Harry en un escabel al lado del otro, le deslizó por la cabeza una larga túnica y comenzó a marcarle el largo apropiado.

-Hola-dijo el muchacho-. ¿También Hogwarts?

-Sí-respondió Harry.

-Mi padre está en la tienda de al lado, comprando mis libros, y mi madre ha ido calle arriba para mirar las varitas-dijo el chico. Para Harry el chico tenía la hoz aburrida y arrastraba las palabras-. Luego voy a decirles que me lleven a mirar escobas de carrera. No entiendo por qué los de primer año no pueden tener una propia. Creo que voy a fastidiar a mi padre hasta que me compre una y la meteré de contrabando de alguna manera.

Había cierta forma en el chico que Harry inmediatamente se acordó de Dudley, su primo fastidioso.

-¿Tú tienes escoba propia?-preguntó el chico.

-No-dijo Harry.

-¿Juegas quidditch?

-No-dijo de nuevo Harry, preguntándose qué sería el quidditch.

-Yo sí. Papá dice que sería un crimen que no me eligieran para jugar por mi casa, y la verdad es que estoy de acuerdo. ¿Ya sabes en qué casa vas a estar?

-No-dijo Harry sintiéndose cada vez más tonto.

-Bueno, nadie lo sabrá realmente hasta que lleguemos allí, pero yo sé que seré de Slytherin, porque toda mi familia fue allí. ¿Te imaginas estar en Hufflepuff? Yo creo que me iría, ¿no te parece?

-Mmm-contestó Harry, deseando poder decir algo más interesante.

-¡Oye, mira a ese hombre!-dijo el chico, señalando hacia la vidriera de delante. Hagrid estaba ahí, sonriendo hacia Harry y señalando dos grandes helados, para que viera por qué no entraba.

-Él es Hagrid-dijo Harry sonriendo, contento de saber algo que el otro chico no sabía-. Trabaja en Hogwarts.

-Oh-dijo el muchacho-, he oído hablar de él. Es una especie de sirviente, ¿no?

-Es el guardabosques-dijo Harry. Cada vez le gustaba menos ese chico.

El muchacho lo miró y entrecerró sus ojos, luego sonrió y miro hacia Harry.

-Bueno, se necesita mucha valentía para cuidar los bosques y la escuela, ¿no?

De repente, Harry pareció olvidar porque el chico tenía un parecido a su primo, conociendo a su odioso primo, él nunca diría algo así, diría que parece un salvaje o algo parecido.

Harry le sonrió al chico y asintió.

-Yo creo que es estupendo-dijo refiriéndose a Hagrid.

-No lo conozco, pero si tú lo dices. ¿Y él viene contigo?

Catching FeelingsWhere stories live. Discover now