PARTE 35

47 9 4
                                    

Después de un momento de silencio dijo que me apoyaría, que no importaba que decisión tomara, él iba a estar allí.

En ese instante no sabía que responderle, me había golpeado, había estado gritando que lo mejor era que abortara y así de repente decía que me apoyaría.

Definitivamente estaba mal y más mal estaba yo por querer creerle.
Me empecé a sentir muy mal, el dolor en mi vientre bajo cada vez era peor, le pedí que se fuera, que necesitaba estar sola, que no me hacía bien estar discutiendo con él.

Me observo y respiro profundo, me tomo de mi mano y dijo: Perdón, se que no he sido lo que tú esperabas, sé que te he tratado mal, que soy tú peor error; quiero que sepas que esta vez te apoyaré, quiero que me mantengas al tanto de todo, ¿ Puedes prometérmelo?.

Sentí un nudo inmenso en mí, quería llorar, abrazarle y decirle cuánta falta me había echo, decirle cuánto lo había extrañado, cuánto le quería, que deseaba estar con él siempre, pero también sabía que él no cambiaría, que en esos momentos lo mejor era estar sola, estar en paz con él, una por ser el padre de mi hijo y dos por que no me hacía bien estar discutiendo.

Me solté rápidamente y solo dije: Vete.
Tomó sus cosas, le abrí la puerta y se marchó.

Cuando se fue, fui al baño y me di cuenta que estaba sangrando, le llame rápidamente a mí ginecóloga, está me dijo que me fuera rápidamente, que necesitaba chequearme y darme algo para controlar el sangrado.
Cuando llegue a su consultorio, me puso un tratamiento entrevenoso, luego me dijo que me dejaría unas cápsulas y como siempre me pido que guardara reposo, que no me enojara ni discutiera con nadie, que a mi bebé no le hacía bien.

Por la noche, me hice un rico guiso, mis deseos por comer diferentes cosas cada vez eran más.
Luego me prepare un té y me dispuse ir a dormir.
En eso me sonó mi celular, era un mensaje de Santi que decía: Espero ya estés descansando, cuídate mucho y cuida mucho de nuestro bebé, cualquier cosa me la haces saber, estoy contigo.
Decidí no contestarle.

Ya había pasado un mes y medio, mi pancita iba creciendo cada día más, trataba de estar bien, de mantenerme tranquila y cuidarme mucho, por mí y por mi bebé.

Un día por la mañana mientras iba para la universidad, me encontré con Bladi, hacía mucho tiempo que no sabía nada de él.
A pesar de todo lo que había pasado me saludo y luego empezamos a conversar acerca de la universidad y de todo lo que habíamos estado haciendo.

-Te ves pálida, me dijo en tono preocupante.
Estoy bien respondí y me despedí ya que mi facultad quedaba más alejada a la de él.
Cuídate me contestó.

Cuando llegue al salón, mi celular sonó, era un mensaje de Santi que decía: Quiero verte.
Lo leí e ignoré.

La mañana pasó rápido, ya por la tarde no tenía clase previa así que decidí irme a mi casa y preparar algo para comer.

Cuando salí, me encontré con Santi, quien estaba esperando el bus.
No lo saludé, simplemente me paré un poco retirada a él.
Cuando me vio, se acercó y me pregunto:  ¿Estás bien?
Asentí con mi cabeza y me subí al bus.

Cada semana iba hacerme los chequeos de rutina, de esta forma saber que todo iba bien con mi embarazo.
La ginecóloga había sido muy clara, debido a mis defensas bajas, era posible que a la hora del parto uno de los dos muriéramos, ella me había sugerido parar con el embarazo, sin embargo yo quería tenerlo, quería arriesgarme, algo dentro de mi me decía que todo estaría bien si me cuidaba y seguía todas las recomendaciones.

Pero nunca imaginé que el mismo ser que procreó aquel pequeño angelito iba hacer el mismo que se encargara de acabar con su vida...

La vida de Caroline.Where stories live. Discover now