PARTE 65

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Un momento después, mi padre se despidió de mí ya que se me acercaba la hora de clases (3:00pm). Nos dimos un fuerte abrazo, luego me dio un beso en mi frente, se subió al auto y desapareció en aquella carretera.

Respire profundo y me encamine hacia la universidad. Mientras iba caminando, muchos pensamientos venían a mi mente, todo lo que había pasado aquel fin de semana era completamente raro, extraño; pero sobre todo irreconocible. Quizás si me lo hubieran dicho antes, nunca lo habría creído.

Aún habían muchas cosas que debía enfrentar, miedos que debía superar y obstáculos que tenía que pasar. Pero; ahora todo era diferente, tenía a mis padres conmigo, es decir; siempre los había tenido pero, en esta ocasión sabía que podía contar con ellos. Su apoyo era muy inmenso, poco a poco iba a ir sanando cada una de mis heridas, incluyendo las de mis antebrazos.

Cuando llegue a la universidad saludé a Michi, quien se había convertido en mi otra mitad. Eran tan cómodo compartir tiempo con ella y me sentía súper apoyada. Sin duda era una de mis mejores amigas, quizás algo más allá, era como un tipo de hermandad.
Nos pusimos al tanto de todo lo que habíamos echo ese fin , pero; yo no tuve el valor de contarle que había atentado contra mi vida. No quería que pensara que estaba enfrente de una loca que quiere morirse o más bien, quería morirse.

La tarde pasó veloz, las clases estuvieron muy entretenidas, cada vez me convencía más que realmente amaba mi carrera, quizás; había sido mi primer decision que había echo súper bien.
Al salir de clase, me despedí de Michi y luego me fui a mi depa.

Lo primero que hice fue tumbarme en mi cama, me sentía muy cansada, llevaba algunas horas sin dormir bien. Después de un momento me dispuse hacer la limpieza en mi cuarto y acomodar todo, ya que tenía un desorden de los mil demonios.

Puse música y luego me dispuse ha arreglar todo, mientras lo hacía, mi celular empezó a sonar. Era una llamada de mi madre.
-Hola mamá.- respondí, mientras le bajaba el volumen a la música.

-Hola mi pequeña, ya saliste de clases.- respondió, mi madre interrogándome.

-Sí, hace un momento que regrese. Ahora mismo estoy haciendo limpieza para luego descansar ya tranquila.- respondí, mientras sentía tanto bien en mi interior saber lo cambiada que estaba mi madre.

-Me alegro mi pequeña, tú padre ya me contó que fueron de compras. Nos debemos unas saliditas juntas, pero antes te dejaré para que termines de hacer limpieza.- respondió, mi madre.

-Sí, fuimos a comprar algunas cosas y después comimos un helado. Fue el mejor día de mi vida y claro que nos debemos muchas salidas mamá.- respondí, mientras sin darme cuenta unas lágrimas se me escapaban.

-Ya tendremos tiempo mi niña, te dejo. Solo quería saber que ya estabas en tú depa, espero puedas cenar algo. Te quiero y recuerda que aquí estaremos por cualquier cosa.- respondió, mi madre mientras me tiraba un beso.

-Te quiero mamá, te hablo mañana. Que  tengan una feliz tarde y noche.- respondí, mientras le devolvía aquel beso al aire.

Realmente me sentía viva, era tan bonito sentir el apoyo y cariño de mis padres. Había deseado tanto aquello que me costaba creer que fuera verdad.

Le di volumen nuevamente a la música y termine de limpiar, acomodar, pero sobre todo ordenar todo. Después me dispuse a darme una ducha y posteriormente a prepararme algo para cenar.

Cuando ya termine de cenar, me dispuse a estudiar. Mientras lo hacía mi celular empezó a sonar una vez más. Lo tome y me di cuenta que era una llamada de un número desconocido. Así que opte por ignorarlo, pero las llamadas continuaban, así que decidí contestar y saber quién era.

-¿Hola?.- respondí.

Pero nadie hablaba, sólo se escuchaba como la respiración de alguien.

-Hola, disculpa ¿quién eres?.- respondí, nuevamente y esta vez cuestionando.

Y seguía sin contestar nadie, sólo esa respiración que me hacía atemorizarme. Al ver que nadie respondía, decidí cortar la llamada y continúe estudiando.

Media hora después volvió a sonar nuevamente el celular, volví a contestar; pero seguía sin contestar. No sabía que estaba pasando en realidad, pero aquello me estaba empezando atemorizarme.

Al ver que las llamadas persistían, decidí apagar mi celular, quería enfocarme en todo lo que tenía que estudiar. Esa semana la tenía llena de evaluaciones y no me podía dar el lujo de perder mi tiempo. Luego de un par de horas me empezó a vencer el cansancio y el sueño. Así que cerré mi libros, me cepillé los dientes, tomé un vaso con agua y luego me fui a la cama, era tanto el cansancio que me dormí súper rápido.

Al día siguiente cuando desperté, me di cuenta que me había quedado dormida ya que tenía clases a las 7:00am y eran las 7:15am. Me levante de una, me fui a dar un baño y luego me aliste súper rápido, llegue a las 7:45am a la clase que terminaba a las 8:00am. Estaba empezando mi día de la peor manera.

Después que termino la clase, Michi me pidió que fuéramos a desayunar algo ya que ambas aún no lo habíamos hecho, cuando llegamos al comedor pedí algo rápido, no andaba mucha hambre. Mientras comíamos, decidí buscar en mi bolso mi celular ya que con la sofoquina de la mañana solo lo metí de un solo. Cuando lo saque me di cuenta que aún seguía apagado, así que decidí encenderlo, cuando lo hice me di cuenta que tenía varias llamadas pérdidas de mis padres. Así que lo primero que hice fue devolvérselas.
-Hola mamá, disculpa que no te contesté antes, verás; me quede dormida y salí súper rápido. Pero dime ¿Cómo amaneciste?.

-Hola mi pequeña, estaba muy preocupada por ti. Amanecí muy bien, tú ¿Cómo estás?.- Contestó, mi madre.

-Ahora mismo, estoy desayunando con una amiga. En unos minutos iré a mi segunda clase.- respondí, mientras comía un trozo de sandía.

-Me alegra mucho, espero pases un día maravilloso. Te quiero, cuídate mucho, te llamaré más tarde.- Contestó, mi madre mientras me tiraba un beso.

-Saluda a papá y dile que no se preocupe que estoy bien. Te quiero mamá, hablamos más tarde.- respondí, mientras cortaba la llamada.

Después me puse a revisar mis mensajes y me di cuenta que tenía algunos de aquel número extraño que había estado llamándome durante la noche.
Pero no quise prestarle atención, ya que para mí se trataba de una broma de muy mal gusto.

Una vez que terminamos de desayunar, nos dirigimos a nuestra siguiente clase. Me sentía muy bien, con muchas energías, por la tarde tendría una evaluación y de esa forma iba a dar por terminado mi gran día.

La vida de Caroline.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt