PARTE 62

26 6 0
                                    

Por la tarde el doctor me dio el alta, con muchas precauciones y recomendaciones.
-Debes de mantenerte tranquila, serena y sobre todo; debes saber que no estás sola.- Dijo el doctor al momento de darme el alta.

-Descuide, no volverá a verme en una camilla por intento de suicidio, lo prometo.- respondí, mientras le brindaba una sonrisa en son de agradecimiento por todo lo que había hecho por mí.

-Confiaré en tú palabra.- respondió- No olviden lo que estuvimos charlando.- añadió al final, mientras veía a mis padres.

Sin duda se refería aquella charla que habían tenido mientras <<yo dormía>>.
Cuando llegamos a casa, me dirigí a mi cuarto y me recosté en mi cama.
-Me duele ver ese platillo de tacos echados a perder.- dijo mi madre, mientras lo tomaba para llevarlo al basurero.

-Perdón mamá, te hice gastar de gusto.- respondí, un tanto triste.

-No pienses en eso, descansa mi pequeña y recuerda; cualquier cosa aquí estaré solo llámame y vendré de inmediato.- respondió, mi mamá mientras me daba un beso en mi frente.

Una vez que salió mi madre, tomé mi celular y revisé todos mis mensajes. Habían muchos de mis amigos, pero también de Santi.

-Hola, quiero pedirte que me des la oportunidad de hablar una última vez contigo.

-Sé que no quieres responderme, que ya estás decidida en no saber nada de mí pero; sólo una última charla es lo que pido.

-¿Te iras mañana?.

Esos eran algunos mensajes que me había enviado, los leí e ignoré. Realmente no estaba en condiciones para hablar con él.

Tenía muchas dudas al respecto, si les soy sincera nunca en mi vida imaginé que Santi fuera capaz de hacer tanto daño a alguien.
Puse mi celular en la mesita de noche y me dispuse a dormir, me sentía muy débil, doliente, sobre todo soñolienta.

Un par de horas después desperté, observé por mi ventana y supe que ya era de noche.
-Ya despertaste, vine hace un rato y aún seguías dormida. ¿Quieres comer algo?. Dijo mi madre, mientras se adentraba a mi cuarto.

-¡Que rápido paso el tiempo!. Gracias mamá, pero no tengo hambre.- respondí, mientras me acomodaba en mi cama.

-Tienes que comer algo, no puedes estar con el estómago vacío.- respondió, mientras se dirigía hacia la salida dispuesta a ir por algo para que pudiera comer.

En lo que iba saliendo de mi cuarto, mi celular empezó a sonar. Eran mensajes de Bladimir preguntándome cómo estaba.
-Estoy bien, ¿Y ese milagro?.- respondí, mintiéndole ya que no podía decirle << recuperándome después de haber atentado contra mi vida>>.

Un par de minutos después respondió.
-Me alegra saber que es así, quiero saber cómo te va en tú nueva universidad. ¿Cuándo vendrás a visitar a tú familia?.- respondió, cuestionándome a la vez.

-¡Gracias!. Vine ayer de echo.- respondí.

En eso mi mamá entro con una sopa de vegetales.
-Ten, esto te caerá muy bien.- dijo, mientras me acercaba aquel platillo.

-Gracias mamá.- respondí, mientras tomaba el platillo de aquella sopa.

-Disfrutarlo, te hará sentir mucho mejor.- dijo mi madre, mientras se daba la vuelta hacia la salida.

Sin duda mi mamá estaba irreconocible, nunca había sentido su cariño y su preocupación por mi bienestar; sin duda alguna era otra.
Mientras tomaba aquella sopa, mi celular empezó a sonar. Pensé que era un mensaje en respuesta al anterior que le había escrito a Bladi pero; siguió sonado varías veces seguidas, lo tome y observé que eran algunas llamadas perdidas de Santi. No tenía idea de lo que quería, sabía que debía hablar con mis padres y poder pedirles sus consejos al respecto.

Un rato después, termine mi sopa y me dispuse a descansar. Sabía que debía arreglar mis cosas ya que me iría al día siguiente, aunque estaba segura que mis padres no estarían de acuerdo.
Me estaba quedando dormida cuando de repente empecé a escuchar una vez más sonar mi celular, lo tome y vi la llamada entrante de Santi, después de tantas decidí contestarle.

-Hola, ¿Qué Quieres?.- respondí, un poco molesta.

-Hola, ¿Cómo estás?. Me enteré que atentaste contra tú vida. ¿Porqué carajo lo hiciste?.- respondió, Santi molesto y enojado.

-No se quien te contó eso y tampoco me importa saberlo, cómo tampoco te importa saber cuales fueron los motivos que me llevaron hacer tal cosa. ¿Podrías dejarme en paz de una vez por todas?. Ya estoy harta de ti.- respondí, muy molesta.

-Claro que me importa, fuiste mi novia, estuviste embarazada de mí. Aún te quiero y me preocupas.- respondió, Santi ya bajándole un poco a su tono de voz.

-¿Te preocupas por mí?. No me hagas reír, si no recuerdas eras tú quien me hacía sentir miserable siempre cuando podías. Además de dejarme tirada a punto de morirme, sabiendo que estaba teniendo un aborto espontáneo. Crees qué voy a confiar en vos, estás loco. Me sigues, me controlas y quien sabe que es lo que quieras hacerme, segura estoy que no es nada bueno.- respondí, muy sacada de mí.

-¿De qué hablas?. Lo de la terminal fue casualidad que te encontrara allí, es más; yo venía de hacer algo muy urgente que no podía dejar para otro día. No puedo creer que pienses que yo te haré algún daño.- respondió, haciéndose la víctima.

-Sabes qué, ya no me interesa seguir escuchándote. Ya déjame es paz, quiero hacer mi vida sin tú presencia.- respondí, cortándole a la vez.

Ya no sabía ni que era verdad, sólo deseaba que todo aquello terminara. Quería ser libre, feliz y poder realizar todos mis sueños.

Un momento después llego mi mamá. La cual me quedo observando y dijo:
-Esta todo bien pequeña.

-Claro que sí, sólo un poco cansada.- respondí, acomodándome en mi cama.

-Descansa.- respondió, mi madre mientras tomaba el platillo y salía de mi cuarto.

Me quede dormida por un par de horas, cuando desperté ya era medianoche. Mis padre ya estaban dormidos, me levanté y tomé uno de mis libros favoritos <<Eleanor y Park>>. Un libro que me hacía sentir tan identificada en muchas de sus partes. Cuando acordé ya eran las 2:00am, el tiempo pasó tan de prisa.

Cerré mi libro y me dirigí a la cocina por un vaso con agua. Cuando regrese a mi cuarto, observé a mi alrededor y me puse analizar todo lo que había pasado.

Si bien mi infancia no había sido como lo hubiera imaginado o querido que fuera, pero reconocía que gracias a todo aquello me había convertido en una persona completamente independiente. Ya no esperaba nada de nadie, podía salir del agujero sola y sí; traté de quitarme la vida, pero también eso me ayudo a valorarla aún más.

Confirmó lo que dicen, que <<después de la tormenta sale el arcoíris>>...

La vida de Caroline.Where stories live. Discover now