Capítulo 1

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—Solo será un tiempo, mi niña. Total, tú estarás en Hogwarts.

¿Qué significa un tiempo para ti, John?

La chica de cabellos castaños obscuros mirada a su novio de manera minuciosa. Remus Lupin estaba nervioso.

Ah... Bueno —Remus se pasó su mano detrás de la nuca—... eh, que somos pareja, pero que no nos tendremos que ver.

¿No me quieres ver?

Es para que no te sientas con la obligación.

Un tiempo —se quedo pensando un rato—. ¡El señor Lupin, quiere un tiempo!

Sí. Así si conoces a alguien que te guste, no te sientas mal por traicionar a tu viejo novio.

No te vuelvas a decir viejo, John, además, me tienes muy amarrada, no creo que eso pase —dijo segura a los sentimientos que tiene hacia, Remus—. Es por ti, ¿verdad? Quieres dártelas de soltero, claro como no lo pensé antes —se escandalizo— ¡me quieres dejar!

¿Qué?... No —Lupin se acerco a ella con una sonrisa , la sujeto de sus cálidas mejillas e hizo que lo observara a sus ojos claros—. Sabes que te amo... Eres lo mejor que tengo —le dio un beso en la frente—, si pido esto, es para que los dos pensemos las cosas.

¿Tienes duda de nuestra relación?

Mi niña, solo di que sí. Es por nuestro bien.

Sin verlo a la cara, contesto—: Esta bien... Le daremos un tiempo a nuestra relación... Pero, si te follas a alguien me dices, porque la tengo que extinguir.

_______ Potter guardo en su baúl, el retrato mágico en el cual salía junto con Remus Lupin. Fue tomado el catorce de febrero de ese mismo año. En ese momento estaban muy felices y no existía eso del tiempo en la relación... Ni se le pasaba por la cabeza, que pasaría algo así.

Dio un largo suspiro para sellar su baúl. Ya tenía todo listo para transportarse a Hogwarts. Según ella no se le olvidaba nada; tenia la ropa que le gusta, zapatos, perfumes, sus libros, las fotos de las personas que quiere, cremas y ya... Sí no le faltaba nada.

Con un encantamiento disminuyo su baúl, para poder guardarlo en el bolsillo de su chamarra. Es un método muy practico para transportar cosas pesadas.

Antes de bajar para ir a la chimenea y así poder dirigirse al colegio. Se miro por última vez en el espejo que tenia en una esquina de su habitación. Era un espejo de cuerpo completo que lograba que se viera a la perfección. Se compuso esos rebeldes cabellos ondulados que ya sabe domar muy bien. Estaba emocionada y lo notaba en sus reflejos. Sus ojos color avellana—herencia de su padre Fleamont Potter— brillaban con gran intensidad, y esa sonrisa tierna, que Remus dice que se parece mucho a la de su madre, hoy deslumbrada más.

«Soy hermosa —pensó modelando en el espejo—, sin duda alguna mamá y papá se lucieron conmigo. Lastima que con mi hermano no.»

Dejo su modelaje para después cuando vio la hora en el reloj de pared que estaba aun costado de la puerta. Ya iba con 10 minutos de retraso.

Joder.

Se dirigió apresurada a la sala, lugar donde estaba la chimenea y la cual ya estaba activada, para poder conducirla a Hogwarts. Albus Dumbledore, se lo informo esta mañana por medio de una carta.

Dio un rápido vistazo a su casa para asegurarse que todo estuviera sellado. Su casa se quedaría abandonada por una larga temporada. En sus planes no estaba dejarla, la acabada de comprar, pero la vida es tan inesperada que te hace cambiar de planes. Cuando se aseguro que todo estaba en orden, se dirigió a la chimenea, no sin antes haber tomando un puñado de Polvos Flu. Estado dentro de lugar, grito en voz fuerte y clara mientras arrojaba los polvos «Hogwarts, despacho del director» Fue envuelta en llamas verdes; sinfines de chimenea empezaron a pasar delante de sus ojos. Los cerros para no seguir mareándose, los mantuvo en esa forma hasta que sintió que era arrojada y sus piernas tambaleantes chocaron con el firme suelo. Tuvo que agarrar buen equilibro para no caer como un costal pesado.

𝐋𝐚 𝐬𝐨𝐦𝐛𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora